sábado, 27 de octubre de 2012

Recorrido circular por el pinsapar de Sierra Bermeja


CRÓNICA-MIGUEL ALONSO

El sábado día 20 de octubre, salimos de Estepona (9:00 h) dispuestos a realizar nuestra excursión, aunque el día no estaba muy claro ya que desde el pueblo observábamos la sierra cubierta por una densa niebla. No obstante, un pequeño grupo compuesto por nueve socios del club, decidimos dirigirnos hacia el puerto de Peñas Blancas (1.010 m) situado en el kilómetro 15 de la carretera MA-8301, que comienza en la avenida de Andalucía hacia Jubrique, llegando a la explanada de Peñas Blancas al cabo de 30 minutos.

Desde este lugar, nos desviamos a la izquierda ascendimos en coche por la carretera de montaña que, desde Peñas Blancas, sube hacia Los Reales de Sierra Bermeja, dejando los coches aparcados a unos 3 kilometros de subida, en un pequeño rellano a pie de carretera donde una señal nos indicaba el camino a seguir.

Desde este lugar, emprendimos la ruta en un corto descenso que nos llevaría a través de una misteriosa penumbra, dada la niebla reinante, adentrándonos en un tupido bosque de pinsapos hasta llegar, después de un corto paseo, a la Plazoleta de Genalguacil (9:45 h), presidida por un mosaico con una poesía alegórica al árbol, perteneciente al poeta granadino Federico García Lorca fusilado por los golpistas en la Guerra Civil Española de 1936-39.

Después de una breve parada, continuamos el recorrido transitando en subida unos dos kilómetros hasta el puerto de la Garganta del Algarrobo, también conocido por Carril del Pinsapar, por una senda que discurría por la cara norte del paraje conocido por Los Realillos o Reales Chicos (1.350 m), perteneciente al término municipal de Genalguacil.

Nos ibamos adentrándo en el bosque de este famoso abeto español, único en estas latitudes, árbol emblemático de nuestro club. Musgos, helechos y líquenes contribuían a crear una mágica atmósfera que impregnaba todo el recorrido.

Sorteando algunos arroyuelos, alimentados por las últimas lluvias caídas en estos días pasados y atravesando oscuros bosques de pino negral y abundantes brezales, tras una fuerte subida, llegamos a la altura de Los Realillos, punto en el que tuvimos que soportar un fuerte viento. Una densa niebla nos impedía ver con claridad el camino a seguir. Pero este contratiempo lo pudimos superar gracias al conocimiento del lugar de Roque, nuestro guía, que nos condujo hasta que al fin divisamos las antenas o repetidores situados en la cima de Los Reales de Sierra Bermeja (1.452 m).

Ya en la cumbre (11:00 h) y tras hacer las fotografías de ritual en el punto geodésico, iniciamos la bajada por la carretera, no pudiéndo realizarla por el camino proyectado hacia el mirador de Salvador Guerrero, cercano al refugio, dada la espesa niebla que nos impedía ver con claridad el sendero.

Al fin llegamos al refugio Agustín Lozano (11:35 h) y mientras tomábamos unas bebidas, pudimos calentarnos en la chimenea y secar la ropa, humedecida por la niebla que nos había calado por completo.

Finalmente continuamos a pie, bajando por la carretera hasta el lugar donde teníamos aparcados los coches (12:40 h). En este lugar nos hicimos la foto de grupo emprendiendo seguidamente la marcha a Estepona a donde llegamos pasadas las trece horas.

   Los nueve socios participantes en la excursión, a la izquierda de la bandera: Marja Bolscher, María Fernández, Ignacio Pérez de Vargas y Miguel Alonso. A la derecha: José María Martín y detrás Roque Jesús Gómez, Pepi González, Margaret O'Connor y Sofía Mateos.

  
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sábado, 20 de octubre de 2012

De Benahavís a la Venta la Tía y a Montemayor

CRÓNICA: MIGUEL ALONSO

El pasado sábado día 20 de octubre quedamos citados en la gasolinera de Repsol, que está situada en una rotonda, pasado el desvío a Benahavís en el kilómetro 168,5 de la Autovía del Mediterráneo A-7, en sentido Málaga. Llegados a la rotonda, paramos junto a la gasolinera, punto de encuentro.

Las páginas del tiempo, en internet, daban una probabilidad de lluvia entre un 35% y un 45% de posibilidades, motivo por el que los compañeros que habían anunciado su asistencia desistieron de hacerla. Pero el grupo de siete compañeros que nos encontrábamos en la gasolinera, dado que veíamos el cielo despejado, emprendimos la marcha hacia el lugar de inicio de la ruta, a la altura de la pequeña presa del río Guadalmina.

La ruta
El recorrido nos brindó unas vistas espectaculares de las sierras de Ronda, Sierra Bermeja, Sierra Blanca, Montemayor, la Costa del Sol y Gibraltar al fondo, bajo una tenue neblina. El tiempo era ideal para andar ya que los rayos del sol no agobiaban. Pero el camino, en contínua subida, nos hizo sudar.

Iniciamos nuestra caminata a pie (9:20 h) por un sendero, junto a la bonita y pequeña Presa de Guadalmina, que quedaba a nuestra derecha, a 225 m sobre el nivel del mar, andando por un camino que nos iba alejando del cauce del río. A ambos lados del sendero encontramos ejemplares de pino pinaster rodeados de un matorral muy denso de enebros, brezos, lentiscos, acebuches y jaras.

Al llegar a una encrucijada de tres senderos, tomamos el de la izquierda, en contínua ascensión con vistas a la carretera de Ronda al fondo. Caminamos durante una hora y media, aproximadamente, hasta llegar a un punto donde salía una senda en bajaba a la izquierda. Nosotros continuamos por la que seguía a la derecha, para ascender por la cresta de una montaña, con unas maravillosas vistas de la costa y el Estrecho de Gibraltar. Aquí el camino era casi inexistente y lleno de piedrecillas sueltas. En este lugar nos alcanzó nuestro compañero Michael Drury que por culpa de parársele el reloj no llegó a la hora de salida del punto de encuentro.

Llegados a una pequeña explanada (11:35 h) decidimos hacer un alto y tomar un “tentempié” mientras disfrutábamos de las siempre presentes vista de las sierras aledañas. Después del descanso, continuamos por un sendero estrecho, a través de un bósque de pinos, por el que anduvimos una hora, aproximadamente, hasta llegar a un recinto cercado por una alambrada, (12:28 h) cuando llevábamos recorridos 6,700 km, al que se accedía por una puerta metálica donde un cartel indicaba que entrábamos en un camino privado.

La cancela daba la entrada a la finca La Resinera, perteneciente al Estado libio, por lo que para acceder contábamos con el correspondiente permiso. A partir de este punto nos restaban 1.800 metros hasta las ruinas de la venta La Tía o Natía.

Traspasando la cancela, llegamos a una rotonda desde la que partían tres senderos, nosotros cogimos el del centro, un camino forestal ancho por el que caminamos durante media hora hasta llegar a la Venta la Tía o Natías (13:05 h), que está en ruinas, después de haber recorrido 8,5 kilómetros desde el inicio de la ruta y en donde tomamos un descanso mientras comíamos, aprovechando las muchas piedras que había en el lugar para sentarnos.

Las ruinas de la venta se encontraban a 923 m de altitud, el punto más alto de la ruta, ante una explanada con muchas piedras dispersas que nos sirvieron de asiento. Las panorámicas eran extraordinarias y el silencio de la montaña, ante este idílico lugar, nos invitaban a quedarnos si no fuera porque la noche vendría inevitablemente.

Después de un prolongado descanso, que aprovechamos para tomar el bocadillo, emprendimos el regreso (13:30 h) por el mismo camino de subida, llegando de nuevo a la cancela de entrada a la finca (14:00 h) tras un corto recorrido de treinta minutos.

La bajada por la cresta de la montaña, con piedrecillas sueltas, era difícil por lo que los bastones eran imprescindibles. Al llegar a la confluencia de los dos caminos (15:00 h), ante los restos de una construcción donde debíamos tomar el camino de la derecha, que en bajada nos llevaría al Castillo de Montemayor, la mayoría de los compañeros decidieron obviar la visita del castillo y continuar por el camino de la izquierda que nos devolvió a la presa (16:10 h), lugar donde habíamos dejado aparcados los coches.

Tras un breve descanso que aprovechamos para cambiarnos de camiseta y ponernos un calzado más cómodo, nos despedimos de Michael, que había venido en su preciosa motocicleta “Vinago Lone Rider”, continuando los otros siete compañeros en dos coches hacia Estepona y San Pedro de Alcántara.

Un bonito e inesperado día que nos llevó a decidir, visto lo visto, que siempre acudiríamos al punto de partida de la excursión donde adoptaríamos, en último lugar, qué decisión tomar. 


Mapa del recorrido que haremos en coche (21,8 km en unos 30 minutos) desde Estepona hasta Benahavís.




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jueves, 11 de octubre de 2012

Fin de semana en Grazalema y recorridos por el Parque Natural de la Sierra de Grazalema

En el puente del Pilar, del 11 al 14 de octubre (día 12 Fiesta Nacional de España), pasaremos un largo fin de semana, alojados en pleno centro de este maravilloso pueblo, para hacer también dos rutas por el entorno del Parque Natural de la Sierra de Grazalema el viernes día 12 y el sábado 13.

Grazalema 
Pueblo blanco acurrucado al pie de la Sierra del Pinar. De orígenes árabes, tal y como muestra su primigenio nombre, Gran Zulema, de donde viene el actual. 
Se encuentra situado a una altitud de 812 metros, en la carretera que une Arcos de la Frontera en la provincia de Cádiz, con Ronda en la de Málaga, a los pies de la Sierra del Pinar dentro del Parque Natural de Grazalema.

El Parque Natural de Grazalema
Se localiza entre las provincias de Cádiz y Málaga con una extensión de 53.411 ha, en la zona más occidental de la Cordillera Bética. Fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1977 y Parque Natural en 1985. Es zona de especial protección para las aves.

Esta serranía gaditana se eleva entre los 600 y 1600 m sobre los valles y depresiones circundantes. La sierra conserva una importante masa de vegetación natural típicamente mediterránea: encinas, alcornoques, quejigos, algarrobos y acebuches.

Ruta al Salto del Cabrero
Desde Grazalema partiremos en sentido Benamahoma, por la A-372 al Puerto del Boyar (1.103 m) kilómetro 44,5. Dejaremos los coches en el merendero Boyar, en plena curva, a unos 50 metros antes del mirador. Una inscripción en una piedra, al lado del cartel del merendero, nos indica el comienzo de la ruta.



La toponimia de esta extraña formación, con aspecto de gigante rasgado, es de lo más imaginativa. La leyenda cuenta que un cabrero que vivía en las proximidades del Salto del Cabrero, en un alarde de destreza, dio un salto de una pared a otra sin derramar una sola gota de leche que llevaba para su hijo enfermo.



De regreso, una vez que abandonamos el Salto del Cabrero, continuaremos nuestro camino bordeando la cara noroeste de la Sierra del Endrinal. A lo largo del sendero se nos ofrecen inigualables perspectivas a vista casi de pájaro, del corredor del Boyar, un paisaje donde los matices grisáceos y la roca son disfrazados de una gama de verdes procedentes de las encinas, quejigos y alcornoques, que se arropan por una impenetrable trama de arbustos y matorral.



A partir de este momento el camino continuará junto a los tajos, sin llegar a penetrar en la masa boscosa, y tras pasar por el cortijo de las Albarradas se dirige por una cómoda vereda al Puerto del Boyar, nuestro destino final.



Ruta a la Casa del Dornajo
Saliendo de Grazalema por la carretera A-372 en sentido a El Bosque, a un kilómetro de recorrido llegaremos a los aparcamientos del Camping Tajo Rodillo, lugar donde dejaremos aparcados los coches.

Empezaremos la ruta por un sendero pedregoso que parte a la derecha de la valla del camping. Inmediatamente este toma altura, a la sombra de un pequeño pinar que nos permite ver las paredes verticales del Peñón Grande.

El recorrido de unos 7 kilómetros nos llevará hasta la silueta inconfundible del Circo del Dornajo, teniendo al fondo el valle que se abre ante nuestros ojos. Un grupo de chopos nos servirán como guía para llegar hasta la casa del Dornajo, tras cruzar un pequeño torrente. Espléndido rincón de la sierra situado en un paraje cautivador y de gran autenticidad, imponente circo de montañas que la custodian.

En este lugar aprovecharemos para tomarnos el bocadillo y después de un descanso, emprender el regreso por el mismo camino que hemos traído hasta llegar a Grazalema, punto final del recorrido.


  Mapa del recorrido que haremos desde Estepona, de unos 104 kilometros en un tiempo aproximado de 1:40 h, dependiendo de la velocidad que se lleve.
  

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sábado, 6 de octubre de 2012

Por los castañares y Riscos de Cartajima y Júzcar

CRÓNICA: RAFAEL RODRÍGUEZ

Hacia Cartajima salimos desde diferentes puntos: de Estepona trece socios; cinco desde San Pedro de Alcántara, otros cinco desde Marbella y dos que venían de Málaga, en total 25 compañeros, para reunirnos en la Venta el Navasillo, situada en el kilómetro 13 de la carretera A-397 Marbella-Ronda, llegando a las 9:30 h, aproximadamente, donde desayunamos cafés, zumos, molletes y tostadas para comenzar bien el día. Una vez que llegaron algunos rezagados y terminamos de desayunar, continuamos el recorrido en coche, en sentido Ronda, desviándonos a la izquierda por la carretera MA-7306 para continuar por la MA-7303 que nos llevaría a Cartajima, lugar donde comenzamos nuestra ruta.
Al pueblo llegamos hacia las 10:45 h, aparcando los vehículos a la entrada, en una explanada cercana al cementerio, comenzando la marcha a las 11:00 h.


Atravesando el pueblo, nos dirigimos hacia las afueras del mismo para continuar por un sendero que transcurría por un extenso bosque de castaños, descendiendo suavemente, mientras algunos íbamos recogiendo algunas castañas que encontrábamos al paso, hacia un arroyo que cruzamos, continuando en una corta subida hasta llegar de nuevo a la carretera MA-7303, momento que aprovechamos para hacernos la foto de grupo.

Continuamos por la carretera unos metros, en sentido Júzcar, hasta llegar a un cruce donde tomamos a la derecha hacia Los Riscos por una pista que, subiendo entre tomillos, nos introdujo en uno de los enclaves más espectaculares del Alto Genal.

A las 13:00 h llegamos a la entrada del sendero que nos conduciría a “Los Riscos”, un impresionante laberinto de rocasde unos dos kilómetros cuadrados de superficie, que forman originales esculturas debido a un proceso de erosión a lo largo de cientos de miles de años.

Una vez reagrupados, iniciamos un sendero señalizado, que no era el nuestro, que nos introducía en la vaguada interior y realizaba un recorrido circular por antiguas eras, de un kilómetro aproximadamente, terminando en una era que hacía las veces de balcón mirador.

Aquí comenzaron nuestros problemas y lo que estaba siendo una travesía agradable y relajada se transformó, debido algunas discrepancias en el camino a seguir. Al final se optó por una trayectoria que nos hizo hacer un recorrido más largo y con mayor dificultad.

Comenzamos la ascensión sin sendero definido, ya que no había ninguno señalizado, por un laberinto de rocas en el que los primeros buscaban las partes más accesibles y el resto del grupo les seguía. Poco a poco el grueso del grupo se fue fraccionando en cuatro: uno pequeño en cabeza, con ritmo más vivo; el más numeroso, que ascendía con dificultad; otro pequeño más rezagado, que acompañaban a Gloria con problemas a la hora de seguir a los demás y Miguel que se dirigió, él sólo, hacia la pared que había a nuestra derecha, bordeándola hacia arriba, pero al final, al no seguirle nadie, decidió bajar uniéndose a dos rezagadas del grueso del grupo.

Al existir distintos ritmos y grupos poco a poco nos fuimos separando y tomando direcciones diferentes. Al final de la ascensión intentamos reagruparnos, eran las 15:45 h con un sol de justicia y sin tener claro qué camino seguir. José Antonio, que iba en cabeza, había conseguido salir y Roque, que intentó seguirle, le perdió de vista al llegar a la altura de un precipicio, teniendo que retroceder para reunirse de nuevo al grupo.

Cansados de no ir a ninguna parte llamamos a José Antonio y nos indicó que él salió por la izquierda de la vaguada. Decidimos retroceder unos metros y buscar esa salida por la izquierda, aunque el consenso no era general. Roque y Rafa iniciaron de nuevo la ruta por la izquierda, adelantándose unos metros al grupo y poco a poco ascendieron hacia la ladera sur buscando los pocos resquicios que dejaba el angosto terreno seguidos por los demás.

En la parte más alta divisaron la vaguada de un arroyo donde terminaba la zona rocosa, por lo que dirigieron al grupo hacia ella. La bajada no fue cosa fácil, la realizamos por una torrentera: saltos, vegetación, grietas y grava suelta fueron nuestros acompañantes hasta llegar al cauce del arroyo.

Javier se quedó atrás para orientar al grupo más rezagado y evitar que se perdieran. Chema, Miguel, Robert y María venían en ese grupo ayudando a los que iban más justos de fuerzas.

Cuando el grueso del grupo llegamos al cauce, decidimos seguir en dirección sur el curso del arroyo hasta que encontramos una alambrada que sorteamos, ya con la vista del pueblo y los aparcamientos a nuestro alcance. Desde ahí un pequeño tramo de bajada y por fin, después de seis horas en Los Riscos, llegamos a la carretera cuando eran las 19:00 h.

Ya más relajados, bajamos un kilometro hasta llegar a los aparcamientos, donde se encontraba José Antonio. Unos minutos después llegaron Javier y Chema, que siguieron el curso del arroyo, separándose del grupo de rezagados, con la idea de recogerlos en los coches y acortarles en lo posible la bajada, ya que estos acompañaban a Gloria que andaba con bastantes dificultades.

Nos refrescamos en una fuente contigua al aparcamiento y comenzamos la espera. Tiempo para cambiar impresiones y conversar con un lugareño que nos indicó por donde debíamos haber subido y bajado.

A las 20:00 h aún no habían llegado, oscurecía por momentos y la inquietud entre todos los que estábamos en el aparcamiento era evidente. Por teléfono les indicamos y dirigimos en lo posible para que siguieran el camino que habíamos llevado nosotros. Aún así, el grupo se fraccionó en dos: por un lado Johan, Gloria y María que siguieron las indicaciones que les dábamos por el móvil, saltando la cerca de alambre para seguir el mismo camino que nosotros y por otro lado Robert y Miguel que continuaron unos metros más arriba en dirección este, siguiendo la alambrada hasta la siguiente vaguada, y de ahí a la carretera que era el camino que estaba programado.

Eran las 20:30 h cuando Chema se acercó con el coche a recoger a Robert y Miguel en la salida, por una puerta que daba el acceso desde la carretera, y desde allí llevarlos hasta el aparcamiento ya que la noche se vino encima.

Acabó el día y afortunadamente sólo recordaremos las magulladuras, la aventura vivida y el tiempo que invertimos en salir de Los Riscos. 


  Mapa del recorrido por carretera desde Estepona a Cartajima (62 km en 1:45 h)



De izquierda a derecha, delante: Ignacio Pérez de Vargas, Lina Khchaf, Pura Ruedas, Sofía C. Mateos, María Lozano, y Lucía Gómez detrás, José María Martín, Francisco Javier Duarte, Juan Manuel Usero y Robert B. SinnockDetrás: José Antonio Quirós, Roque Jesús Gómez, Charo Gracía, Ana Ortiz, María Fernández, Gloria Zanz, Johan Setjo, Miguel Alonso, Asunción Herola, Isabel Naranjo, Jesús González, Gabriel Guerrero, María Dolores García y Margaret O'Connor. La foto la hace Rafael Rodríguez y por eso no sale en la misma.


Vídeo Riscos de Cartajima



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