CRÓNICA: Rafael Rodríguez
La primera avanzadilla quedamos en el lugar habitual de salida a las 17:00 h. Una vez todos allí, nos repartimos en cuatro vehículos: Chema que viajó con Lupe; María acompañada de Miguel; Violeta acompañada de Rafa y Johan con Robert y Aoki.
A la entrada del Núcleo Recreativo Ambiental La Saucedaa llegamos a las 19:30 horas en donde esperamos a que apareciese Kiko, uno de los empleados del recinto, para que nos acercase las mochilas, comida, cacharros y demás útiles para guisar en el vehículo Land Rover apto para circular por el parque. Nosotros nos dirigimos andando por el sendero hacia las cabañas. Una vez que descargamos todo el equipaje, comenzamos a organizar los lugares donde dormir: en la cabaña nº 2 los no roncadores con Chema y las mujeres. En la cabaña nº 1 los roncadores, es decir, todos los demás.
Hacia las 20:30 h comenzamos a preparar la cena. Todos aportamos lo que llevábamos y resultó muy bien. Violeta preparó una estupenda ensalada, Aoki pollo trufado, Rafa y Violeta jamón, Chema una ensaladilla de huevos rellenos y María un…, no recuerdo el nombre.
Después de cenar y ya con la noche entrada, intentamos poner en funcionamiento el generador eléctrico que llevábamos, pero se nos rompió la cuerda para arrancarlo, así que velas y mimetización con una noche preciosa de estrellas. La música la puso Aoki (el japonés del grupo) bautizado con el nombre artístico de “El niño de Morón”, tañendo las cuerdas de su guitarra flamenca; el baile y el cante fue obra del británico Robert, con nombre artístico de “Robert de Canterbury”; el coro y animadores lo componíamos todos los demás.
“Noche wasabi”, que prolongamos hasta las dos de la mañana rodeados de vacas o toros, ya no distinguíamos, que pastaban libremente cerca de las cabañas.
El sábado nos levantamos temprano y tras el aseo preparamos un suculento desayuno a base de: tostadas de pan cateto, tomate rayado por Chema, aceite y zurrapa. ¿se puede pedir más?. Mientras, esperábamos al resto del contingente que llegó a las cabañas sobre las 11:00 h, aproximadamente: José Antonio Quirós, José María García (Pepe), Marcelino Espinosa, Javier Duarte, Ignacio Pérez de Vargas y Pura, su mujer.
Una vez colocaron sus enseres en las cabañas y hacernos la foto de grupo con la bandera de Los Pinsapos, emprendimos la ruta prevista: subida al Pico del Aljibe guiados por José María García.
Hacía un día estupendo. Una ligera brisa corría haciendo más llevadero el camino, en los pocos lugares descubiertos de vegetación. Nada más bajar y cruzar el arroyo Pasadallana, por un puente de madera en dirección norte, llegamos a la ermita donde nos encontrámos rodeados de grandes quejigos y alcornoques. En este punto, un poste de madera con unas señales nos indicaba, a la izquierda, el sendero de subida a El Aljibe, dejando atrás un precioso fresno y las ruinas de la ermita.
Caminámos en suave ascensión por un impresionante bosque de alcornoques, algunos de ellos permitían entrar en su tronco por una oquedad, helechos y rododendros sin flores debido a la sequía, quejigos tapizados de musgos, rocas cubiertas de hiedra, llamativas dedaleras, el laurel, el durillo, la laurisilva, acebos, brezos, etc.
En plena subida pasamos junto a los restos de un antiguo molino, hasta llegar a una pista forestal donde hicimos un descanso a la altura de un aljibe que recogía el agua que abastecía el poblado, donde nos refrescamos y tomamos un “tente en pié” antes de iniciar el último tramo, el más duro del recorrido.
Tras una ascensión prolongada de un kilómetro y medio, llegamos a un llano continuando por el sendero que conducía, ya más suavemente, al Pico del Algíbe, desde donde pudimos contemplar unas vistas maravillosas del Pantano del Charco Hondo y el Estrecho.
Realizadas las fotos correspondientes, alguno subimos posteriormente a la Pileta de la Virgen, otro picacho cercano al del Algibe, para continuar después hasta el inicio del sendero que nos conduciría a la Laguna del Moral, donde decidimos comer tranquilamente.
Después de un corto recorrido, tomamos una pista forestal que descendía suavemente hasta llegar a la Laguna del Moral, pequeña laguna natura, con muy poco profundidad, dada la escasez de lluvias de este año, donde nos hicimos algunas fotos. Posteriormente continuamos por un sendero señalizado que discurría pegado a una almbrada, hasta alcanzar de nuevo la pista forestal que nos condujo hasta las ruinas de la ermita.
De allí seguimos hacia las cabañas, a donde llegamos sobre las 5:30 h aproximadamente, habiendo completado un total de 13 km de recorrido en un tiempo de seis horas, según indicaba nuestro GPS.
Ya en las cabañas y después de una merecida ducha, despedimos a Violeta, a Ignacio y a Pura que regresaron a Estepona, Nosotros nos dispusimos a preparar la barbacoa para la cena: Chema se encargó de asar los chorizos, morcillas, lomos, chuletas y longanizas, todo acompañado por una una estupenda ensalada y regado con vinos de Rioja, Cariñena y Ribera del Duero. En la barbacoa Rafa y Chema ayudados por María y Javier, nos deleitaron con todo un festín.
Como final de fiesta volvimos a intentar poner en marcha el generador que habían arreglado Chema y Javier, pero sólo pudimos disfrutar de dos canciones antes de que se fundieran las luces y los altavoces de María.
No nos importó y continuamos con la batería que le quedaba al portátil, viviendo algunos momentos “wasabi-bailar pegados” entre los presentes. A la una de la madrugada, algunos se retiraron a dormir debido al cansancio acumulado del día, mientras que el resto decidimos alargar un poco más la fiesta hasta las dos y media de la madrugada en que nos acostamos.
La mañana del domingo comenzó un poco más tarde ya que estábamos cansados y no teníamos demasiada prisa en ponernos en marcha. Desayunamos nuevamente pan con aceite y tomate (pan tumaca en catalán), con zurraspa y una estupenda sandía.
La actividad del domingo era hacer una ruta pequeña antes de irnos, pero dada la hora en que teníamos que marcharnos decidimos no hacerla para recoger más tranquilamente todas nuetras pertenencias.
Una vez recogidas las cabañas, Kiko nos trasladó nuevamente el equipaje a los coches y desde allí decidimos comer en la venta Puerto de Gáliz, carnes de caza, ensaladas, postres y cafés para volver después a Estepona donde dimos por terminado este fin de semana muy completo y agradable para todos.
De izquierda a derecha: Johan, Javier, María, Chema, Lupe, Robert, Miguel, Marcelino, Pura, Ignacio, Violeta, Aoki, Pepe, José Antonio y Rafa.