sábado, 22 de febrero de 2014

Visita a los dólmenes de Corominas y recorrido por Arroyo Enmedio

CRÓNICA: MIGUEL ALONSO
 
En Estepona nos dirigiremos hacia el Camino de Casares, llegando en un corto trecho al Parque Municipal de San Isidro Labrador, conocido popularmente como de “Los Pedregales”, situado en la falda de Sierra Bermeja.

Visita al Centro Dolménico de Corominas
En primer lugar hicimos una visita guiada (10:05 h) al Centro Dolménico de Corominas situado dentro del parque, en un edificio en forma de túmulo soterrado, en el que se encuentran los cincos sepulcros megalíticos de la Edad del Cobre. Fueron descubiertos en el cercano yacimiento de Corominas en el año 2001 a raíz de la construcción de la autopista A-7. En él se recrean no sólo los hábitos mortuorios, sino también las formas de vida de hace unos 5.000 años.

Los dólmenes se encontraron en un magnífico estado de conservación. En el traslado al actual emplazamiento, se preservó el ambiente de su ubicación original así como su orientación geográfica, preferentemente dirigida hacia el sol naciente, símbolo del renacer.

La visita la efectuamos conducidos por la guía Victoria Infante, (Guía Interpretadora de Patrimonio) que fue explicando el origen del yacimiento y la forma de vida de los habitantes de esa época. En el conjunto, además de los cinco dólmenes, se expone una parte del valioso expolio encontrado, en vitrinas con diversos objetos: armas, vasijas, collares y pulseras, junto a paneles y maquetas. Además, con las explicaciones que nos dio Victoria, pudimos conocer con detalle cómo transcurrió la vida de los antiguos pobladores.

La ruta
Tras finalizar la visita arqueológica (11:30 h), nos desplazaremos, dentro del parque, a la parte alta del mismo pasando cerca de la perrera de ADANA.
Pasada la perrera, continuaremos por un sendero que discurre por la ladera suroeste de la Sierra Bermeja, teniendo a nuestros pies el curso del Arroyo Enmedio, zona pedregosa, con una subida algo pronunciada y con esplendidas vistas de la costa y al fondo el Peñón de Gibraltar que sobresalía dejando al fondo la costa magrebí.

La ruta fue corta, pero disfrutamos de las espléndidas vistas hacia la costa. Transcurrió con un tiempo soleado pero sin calor, un tiempo ideal para caminar. Siempre orientados siguiendo el curso del arroyo abajo y con la Sierra Bermeja sobre nuestras cabezas como referencia.

A los pocos metros del inicio, comenzamos la subida por un corto puerto de montaña, cruzándonos con la Gran Senda de Málaga, nuevo trazado de 650 kilómetros de longitud, que circunvala la provincia de Málaga para hacer senderismo.

El sendero discurría por encima del arroyo de Enmedio, por un terreno pedregoso e incómodo de caminar. A diestro y siniestro el característico matorral mediterráneo: palmitos, brezos, enebros, jaras pringosas, matagallos, crocus, gamones y los dichosos y molestos jérgenes y aulagas que nos pinchaban en el cuerpo dejándonos marcas.

A nuestro paso pudimos ver con tristeza. los restos de pinos quemados en un incendio intensionado acaecido tres o cuatros años atrás que comenzó en la zona baja de los pedregales y subió hacia la sierra pudiendo ser sofocado antes de llegar al pinsapar.

Al cabo de una hora escasa, llegamos al final de nuestro ruta-paseo, justo donde el arroyo se encontraba con un corte vertical en la roca, produciendo una cascada con dos brazos de agua que vertían sobre el cauce, formando una charca de agua limpia, ideal para bañarse en el verano si persiste el caudal.

En este lugar dispusimos un descanso mientras tomábamos algún alimento y otros aprovechaban para escalar más arriba trepando por las rocas. Tras el descanso y la foto del grupo, que nos hicieron amablemente una pareja que venía tras nosotros, emprendimos el camino de regreso (13:30 h).

Hubo quienes aprovecharon unos senderos, que bajaban al arroyo, para disfrutar más de cerca el curso de agua que corría sorteando las piedras y produciendo una sonora música al tropezar con las piedras en su recorrido.

Al lugar donde aparcamos los coches, a la entrada del parque, llegamos a las 14:23 horas. Margaret nos propuso comer en algún lugar cercano y decidimos acercarnos al Restaurante La Torre (14:34 h) situado unos metros más arriba, en un Polígono Industrial cercano a la carretera.

La comida: revuelto de huevo con tagarninas; patatas fritas con huevo y chorizo; calamar a la plancha; callos con garbanzos. Todo riquísimo y bien servido.

Un día espléndido y una nueva compañera, Ana Gutiérrez, que se unió a nosotros y que piensa seguir haciéndolo.


 MAPA RECORRIDO DE ESTEPONA AL PARQUE DE LOS PEDREGALES

  PARTICIPANTES  
En la cascada de Arroyo Enmedio, de izquierda a derecha: José María García García, Marja Bolscher, Ana Gutiérrez, Ana Ortiz, Lola Criado, Miguel Alonso, Martine Colombu, Margaret O'Connor, Roque Jesús Gómez y Miguel Ángel Pernas.

GALERÍA FOTOGRÁFICA
(Fotos: Miguel Alonso y Roque Jesús Gómez)




sábado, 15 de febrero de 2014

Recorrido circular de Benahavís a Monte Mayor



CRÓNICA: MIGUEL ALONSO
Del Bar Estadio de Estepona partimos (8:40 h) un grupo de 11 compañeros que se incrementaría al llegar al punto de encuentro situado en la gasolinera de Repsol, en el desvío de la Autovía del Mediterráneo (A-7) a Benahavís. En este lugar (9:25 h) nos esperaban seis compañeros con lo que el grupo se completó a 17 socios.
     
El día presentaba un aspecto tristón, no amenazaba lluvia pero el cielo estaba gris. José Antonio nos propuso variar el itinerario de la ruta y hacer una circular alrededor de Montemayor. Propuesta que aceptamos y seguidamente nos dirigimos por la carretera A-7175 en sentido a Benahavís, desviándonos antes de entrar al pueblo, por una carretera que salía a nuestra izquierda y que en una fuerte subida (21% de pendiente) nos llevó a “Benahavis Hills Country Club” (9:45 h), un complejo residencial de villas de lujo, donde aparcamos en un amplio aparcamiento situado a la entrada del complejo, donde obtuvimos las primeras vistas del entorno y la costa.

Desde este lugar iniciamos el recorrido tomando una pista de asfalto que, en bajada, nos iba acercando a un llano por el valle del río Guadalmina, al que llegamos después de tomar un atajo atravesando un frondoso matorral mediterráneo: retamas, jaras, cantuesos, aulagas y madroño y algunos cítricos que pudimos atravesar con cierta dificultad. Al fin llegamos (10:50 h) a un camino de tierra y entre subidas y bajadas llegamos a un alto desde el que volvimos a tener unas fabulosas vistas del entorno: varios campos de golf, casas diseminadas con sus respectivos caminos que vistas desde la altura parecían una gran maqueta.

El camino se iba acercando a la base de Montemayor, hasta dar con una casa (11:00 h) de tipo señorial por sus detalles, Casa Romera, junto a ella una fuente y un cobertizo para animales. Seguimos nuestro viaje sendero abajo, pasando por encrucijadas, hasta dar con una especie de acequia cubierta de malezas y enredaderas. Un precioso paraje donde nos hicimos fotos.

Seguíamos caminando y nos sorprendió ver, oculta entre la vegetación, una impresionante torre que se alzaba sobre enormes peñas, de cuya base brotaba una fuente de aguas cristalinas, que corría ladera abajo hacia una pila junto a una alberca. Esta edificación era Torre Romera, lugar donde fue enterrado al-Lamayi visir y poeta de los hamudíes.

Al poco, después de una subida por una carretera que daba servicio a una urbanización, desde cuya altura seguíamos disfrutando de esplmicas ﷽﷽﷽﷽orn camino de tierra  a que daba servyor, que vistas desde la altura pareculosas vistas del entorno: varios campos de éndidas vistas panorámicas (11:50 h), un camino de tierra nos acercó a la base de la cumbre de Montemayor, que tuvimos que subir por senderillos de cabras, trepando agarrándonos a los matojos hasta alcanzar los restos de las murallas (12:40 h) que todavía se mantienen en pie.

La cima del monte (12:50 h) se encuentra a solo 580 metros de altitud, desde la que teníamos muy buenas vistas de la costa, el pico de La Concha, Marbella, Nueva Andalucía, San Pedro y mirando al Estrecho de Gibraltar, aunque no era muy claro el día, pero se distinguía la costa africana.

Al pie del cilindro indicativo de vértice geodésico sobre un pedestal de hormigón decidimos tomarnos el bocadillo y posteriormente nos hicimos la foto de grupo (13:00 h). Posteriormente iniciamos el descenso (13:30 h) por un sendero en fuerte pendiente, que discurría por la ladera noroeste del monte hasta llegar a una pista de tierra rojiza y  a la carretera asfaltada, que en poco tiempo nos llevó en una fuerte pendiente al lugar donde dejamos aparcados los coches (14:15 h).

Finalmente, tras las despedidas emprendimos el regreso a nuestras casas dando por finalizada una jornada más después de haber disfrutado de una bella ruta que nos preparó José Antonio Quirós.


De izquierda a derecha, el grupo de 17 participantes en la cima de Montemayor (580 m): sentados, Javier Duarte, Marja Bolscher, Miguel Alonso, Charo León y Charo García. Detrás en pie: José Antonio Quirós, Manuel Muñoz, Rosa María Martín, Margaret O'Connor, Puri Ruedas, José Luis Jiménez, Ilse Bullerdieck y detrás, Isabel López, Roque Jesús Gómez, Miguel Ángel Pernas y Martine Colombu. No sale Ignacio Pérez de Vargas que hace la fotografía.

RECORRIDO POR CARRETERA DE ESTEPONA A BENAHAVÍS
Con trazado color azulado, los 22 kilómetros de recorrido por carretera.

VISTA SATÉLITE

MAPA TOPOGRÁFICO
PERFIL DE ALTURA

GALERÍA FOTOGRÁFICA
(Fotos: Roque Jesús Gómez y Miguel Alonso)




sábado, 8 de febrero de 2014

Ruta-paseo San Pedro de Alcántara y Vía Verde de Marbella


CRÓNICA: MIGUEL ALONSO
Debido a las malas condiciones meteorológicas, no pudimos realizar la ruta programada a la Sierra de San Bartolomé en Bolonia-Tarifa, por lo que a última hora del viernes decidimos cambiar los planes y comunicar a los socios el cambio de la ruta, que decidimos transcurriera, desde el Paseo Marítimo de San Pedro de Alcántara, donde quedamos citados a las diez de la mañana, delante de los restaurantes La Pesquera y El Nini.

De Estepona salimos a las 9:30 horas y al punto de encuentro en San Pedro llegamos (9:50 ho) Rafa, Miguel Ángel Pernas, Margaret y Miguel Alonso. Aparcamos los coches en las inmediaciones de los restaurantes. Al poco llegaron Lupe Ortiz, Yolanda Pinacho y Chema Martín, emprendiendo seguidamente el recorrido hacia Marbella.

El día amenazaba lluvia, que no tardó en aparecer en forma de un calabobos o sirimiri, que prácticamente nos acompañó en todo el recorrido, con intérvalos más o menos intensos pero que, gracias a nuestro atuendo: chubasquero y pantalones impermeables, solventamos bien. La verdad es que las pequeñas gotas de lluvia eran imperceptibles.

La ruta-paseo discurrió por la costa, una estrecha franja entre las montañas y el mar: playas, desembocaduras y calas donde vierten ríos de corto recorrido y arroyos estacionales que bajan de Sierra Blanca, lo que provoca unos estuarios poco extensos y valles poco propensos a la agricultura. La mayoría de los riachuelos han sido embovedados.

Desde el Paseo Marítimo de San Pedro a la playa de Cortijo Blanco y el Paseo Marítimo de Fernando Moreno, llegamos al Río Verde que cruzamos por un puente que nos llevó, atravesando unas urbanizaciones, a unas pasarelas de madera que discurrían junto al mar, continuando nuestro paso por un camino cubierto de arena dorada junto a las playas. Pasamos por urbanizaciones de lujo, chiringuitos y restaurantes, continuando por la playa de Nueva Andalucía hasta llegar a Puerto Banús (11:00 h).

El litoral marbellí está dividido en 24 playas de diferentes características, y debido a la desaforada expansión urbanística, practicamente todas son urbanas o semiurbanas. En general se trata de playas de oleaje moderado con arena dorada u oscura.

La Vía Verde de Marbella es un paseo, en gran parte del recorrido, de tierra color albero, adecuado para peatones y para circular en bicicleta. El camino continuaba sobrepasando más y más urbanizaciones.

El día, algo tristón debido al gris plomizo del cielo y a la ausencia de sol, lo encontramos muy poco animado, poca gente paseando, al contrario de otras veces.

Pasado Puerto Banús, encontramos un bosque de eucaliptos y el chiringuito Victor’s Beach (11:35 h), famoso por las actuaciones que a veces tienen de música en vivo. En este lugar, entre los eucaliptos, pudimos ver la Torre del Arcón, una instalación que servía para vigilar la costa (siglo XVI).

Pronto llegamos, tras cruzar un arroyo por una pasarela de madera, a la altura del Hotel Puente Romano (11:50 h) y a la playa de Nagüeles, en la Milla de Oro marbellí, donde se encuentran los mejores hoteles de Marbella, los restaurantes más caros y los clubes de playa más lujosos; lugar de reunión de los ricos y famosos, la playa más exclusiva de Marbella.

Como con tantas playas en la zona, es muy difícil de determinar donde una comienza y termina la otra, por lo que se trata de una continuación de unas a otras. Al llegar a la playa de Casablanca, avistamos una pasarela que entraba en el mar, que sirve como punto de apeadero para las embarcaciones de recreo.

Al fin llegamos a la parte del paseo marítimo de Marbella cubierto por un lujoso piso de mármol, hasta llegar a la altura del Hotel Meliá Don Pepe (12:15 h). En este punto, después de un breve descanso, emprendimos el regreso con premura ya que la lluvia parecía que tomaba más intensidad.

Al fin llegamos al lugar donde dejamos aparcados los coches en San Pedro de Alcántara (15:25 h), encontrándonos con la sorpresa de que habían intentado llevarse el coche de Rafa. Los ladrones rompieron la cerradura y un cristal desde el que sustrayeron algunas cosas. Hecho que tuvo que denunciar en la Policía Municipal ya que, en la comisaría de la Policía Nacional libraba el encargado de tomar las denuncias (?). ¿Será debido a los recortes de este gobierno?

Chema nos llevó a comer a la Taberna de Ro, una conocida tapería de San Pedro de Alcántara que se encuentra en la calle Vélez Málaga. Allí saciamos un hambre descomunal que traíamos después de haber recorrido unos 18 kilómetros en 5 horas.

Comimos a base de raciones: un riquísimo guisado de rabo de ternera, carne a la parrilla, jamón al horno con patatas y una ensalada variada, todo ello regado con vino de Ribera del Duero (3 botellas) y un rico postre variado de leche frita, tiramisú…

Del bar nos fuimos a poner la denuncia (18:10 h) y desde allí emprendimos el regreso a Estepona habiendo disfrutado de otra salida extraordinaria.



PARTICIPANTES
De izquierda a derecha: Yolanda Pinacho, Lupe Ortíz, José María Martín, Miguel Ángel Pernas, Margaret O´Connor, Miguel Alonso y Rafa Rodríguez.

VISTA SATÉLITE







MAPA TOPOGRÁFICO


PERFIL DE ALTURA















GALERÍA FOTOGRÁFICA


domingo, 2 de febrero de 2014

Recorrido desde el Velerín al cerro de Nicola


CRÓNICA: MIGUEL ALONSO

Desde Estepona salimos pasadas las nueve y cuarto, un grupo de diez compañeros hacia el kilométrico 160 de la Autovía del Mediterráneo, punto en el que comenzaba el “Camino de Nicola”, continuando con el coche hasta llegar a la altura del puente que cruza la autopista de peaje, en donde dejamos aparcados los coches para posteriormente iniciar la ruta a pie camino adelante.

La ruta

Nada más cruzar el puente (9:30 h), caminamos por el antiguo “Carril de la Sierra” a la altura del río Velerín, junto al “Cerro de Manuel Gómez”, en dirección al “Cortijo de Nicola”. Caminábamos rodeados de uno de los mejores alcornocales de Estepona.

Nuestra ruta estaba previsto que continuara, pasado el cortijo de Nicola, girando a la izquierda para y seguir por la “Vereda de Estepona-Igualeja”, que discurría por la “Loma de la Mentira”, pero nos encontrámos (9:55 h) con una cinta, que atravesaba el camino de lado a lado, de la que pendía un letrero con una leyenda que decía: “ATENCIÓN NO PASAR MONTERÍA”.

Sentimos una gran impotencia por no poder seguir por un camino por el que teníamos todo el derecho a pasar, pero por precaución, ante un posible percance, decidimos seguir por el camino que llevábamos hasta conectar con la “Vereda de Alhama” que nos condujo al “Pinar de Nicola”, transitando por el paraje de Nicola hasta llegar a la conocida como “Casa de los Guardas” (10:40 h), construcción que data de mediados del pasado siglo y que albergó también a una guarnición del cuerpo de la Guardia Civil.

El día era el ideal para andar: apenas corría una leve brisa que nos beneficiaba y el sol nos daba el calor necesario para no sentir frío.

Al fin se pudo incorporar a nuestras rutas Charo García que había sufrido una lesión en una rodilla hacía unos meses y que estaba ansiosa por volver a los senderos.

Según íbamos ganando altura, las vistas que contemplábamos eran espectaculares: veíamos con gran claridad el Peñón de Gibraltar y la costa africana al fondo. Sobre el mar, los reflejos del sol creaban unos brillos espectaculares.

Desde el antiguo cuartel, tomamos el “Camino del Alacrán” que nos conduciría al cerro del mismo nombre situado en la zona del “Velerín alto”.  Antes nos cruzamos con el desvío hacia Peñas Blancas (11:20 h), marcado en una tablilla como: R1-R3a-R5 distante desde este punto 14,7 kilómetros según rezaba la indicación.

Después de una breve parada, continuamos el camino llegando a la “Fuente del Velerín Alto” (12:20 h) por la que salía un pequeño hilo de fresca agua. Más adelante llegamos a la altura del Puerto del Palmarejo (558 m) la altura más alta que encontramos en nuestro trayecto. En este punto salía una bifurcación marcada en una tablilla como: R1- R3a–R5 hacia Peñas Blancas (10,9 km). Nosotros ya llevábamos recorridos 8,9 kilómetros desde el paraje de Nicola marcado en una tablilla con la indicación: R3d.

A lo largo de la ruta fuimos observando una reciente señalización de diferentes rutas, de lo cual nos alegramos enormemente ya que hasta ahora no había ningún tipo de guías a seguir.

Pudimos observar con tristeza la sequía reinante: por los arroyos que íbamos cruzando no corría agua alguna, lo contrario que ocurría en años anteriores cuando transitábamos por estos parajes de la sierra.

Si pudimos recrearnos con la vegetación, los bosques de pinos y la típica mediterránea: alcornoques, quejigos, palmitos y un abundante matorral como brezos, tomillos, jaras brillantes entre otros.

El regreso

Una vez en este lugar, iniciamos el descenso, al otro lado del río Velerín, recorriendo un camino que pasaba por un gran pinar en dirección a la Loma de Los Sastres, a los pies de los cerros del Cuervo y del Velerín, continuando más adelante por el cerro del Cándalo hasta llegar a la zona conocida como del Alonfarejo y en continuo descenso, seguimos caminando en dirección a la Loma del Monte, bordeando el Caserón de Buendía hasta llegar al paraje del Velerín Bajo, junto a la Autovía de peaje AP-7, fin de nuestra ruta, cuando eran las tres de la tarde. Un precioso día de sol, de disfrute de bellas vistas y de gran camaradería.

Hasta la próxima salida a la sierra de San Bartolomé, en las cercanías de Tarifa, que haremos el sábado día 8 de febrero.




   De izquierda a derecha: Gisela Torandell, José Viaña, Lola Criado, Sofía Mateos, Luisa Cañizo, Ana Ortiz, Miguel Ángel Pernas, Margaret O'Connor y Charo García. No sale Miguel Alonso que hace la fotografía.


   MAPA DE ESTEPONA AL VELERÍN
   Recorrido de 10,7 km de Estepona al PK 160 (El Velerín) en la Autopista del Mediterráneo A-7


GALERÍA FOTOGRÁFICA
Fotos: Miguel Alonso y Lola Criado