Quedamos en el lugar habitual, Bar Estadio a las 24:00 h. Javi
se acercó a saludarnos e intercambiar impresiones sobre la ruta que no iba a
hacer por ocupaciones personales. Cumplidos los quince minutos de cortesía y
distribuidos en los coches de Ignacio y Rafa partimos diez compañeros y compañeras hacia el lugar de inicio de la ruta.
Subimos por la carretera de Jubrique hasta el
punto kilométrico 9 que da acceso a la aerobase
y balsas contraincendios. Allí dejamos los coches junto a la valla e iniciamos
el recorrido hacia la una de la madrugada. La noche no estaba muy fría aunque
corría un fuerte viento norte que a veces se tornaba caluroso en algunos tramos
del recorrido.
La visibilidad no era excesiva, dado que la
luna se encontraba en cuarto creciente, motivo por el que pudimos gozar de la vista de un cielo cubierto de estrellas. Descendimos por las laderas de Sierra Bermeja siguiendo el trazado de
los caminos construidos por la Unión Resinera Española a principios del siglo
XX, sobre la base de los que ya existían, para la explotación de la resina
obtenida de los pinos que abundaban en esta zona.
A poco de
iniciar la marcha llegamos a un cruce de caminos, en el que tomamos el que se
dirigía a la derecha, siguiendo las indicaciones de un cartel que nos señalaba hacia Los Altabacales, ya en las cercanías del río Castor y metidos de lleno en
Sierra Bermeja. El viento
arreciaba, sobre todo en los tramos de dirección este, más expuestos, pero nos
ayudaba a permanecer despiertos y continuar con la marcha
.
A lo largo del camino nos cruzamos con algunos arroyuelos
de agua cristalina que bajaban de la sierra y que pasaban bajo el camino embovedados para finalmente depositar sus aguas más
abajo en los ríos Castor y Velerín.
Nuestra ruta discurría por un entorno salpicado de una
vegetación muy variada al igual que la fauna, de la que pudimos ver algunos
conejos y un pequeño zorro que aceptó nuestra comida.
El ritmo era rápido, lo que nos permitió completar la mitad
del recorrido hacia las 04:00 h de la madrugada, momento que aprovechamos para
que Carlos hiciese una cura de urgencia al que escribe, por una caída sufrida
momentos antes y descansar además de reponer fuerzas.
Continuamos
avanzando por la pista hasta llegar a varias casas de campo y cabrerizas y a la
conocida como “Casa de los Guardas”. Solo los ladridos de los perros alteraban
el silencio de la noche. El cansancio iba haciendo mella y la marcha se redujo,
quedando el grupo fragmentado.
Pronto aparecieron los primeros rayos de luz y esto nos animó
a continuar. Pasamos por el Cortijo de Nicola hacia las 07:00 h, ya clareando el
día, y un kilómetro y medio más adelante tomamos el carril de la derecha para
llegar a escasos metros al punto final de nuestro recorrido, a la altura del puente de la
autovía, donde Chema dejó su coche por la noche.
Poco a poco fuimos llegando a este lugar con más sueño que
cansancio, lugar en el que realizamos la foto del grupo. Posteriormente Chema con José Antonio, Carlos, Ignacio y Rafa
se marcharon para recoger los coches en el punto de inicio de la ruta mientras que el resto del grupo continuó caminando
unos 3 km más hasta llegar a la autovía donde esperaron la llegada de los coches.
Ya de vuelta con los vehículos, algunos compañeros
decidieron marcharse por sus ocupaciones personales o por el sueño acumulado.
Miguel, Rafi y Rafa decidieron terminar la salida con un desayuno en el bar El Caliente,
en el paseo marítimo de Estepona, dando por finalizada la jornada que, como siempre, transcurrió en perfecta armonía y camaradería.
Mapa desde Estepona al km 10 de la carretera MA-8301 que sube a la sierra.
Vídeo Altabacales Nocturna |
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