CRÓNICA: IGNACIO PÉREZ DE VARGAS
Cada ruta tiene
un significado especial, en este caso, la ausencia de muchos compañeros, que
por diversas causas, todas más que justificadas, no pudieron estar físicamente
con nosotros, si bien, los que hicimos la ruta los sentimos como presentes y
contamos siempre con su apoyo anímico. Esperamos la incorporación de todos a
las próximas rutas, los líderes naturales, los guías expertos, los que
habitualmente hacen las rutas, y por supuesto, los que las hacen
esporádicamente, todos formamos un grupo, lo que representa un valor añadido
para disfrutar de las rutas por los montes y bosques de nuestra maravillosa
tierra.
A lo largo de la
ruta, comentamos la necesidad de que todos los socios aportemos nuevas rutas,
con los detalles relativos a su trazado, distancias, perfiles, con indicación
de las cotas, para conocer así el grado de dificultad, que podemos remitir a
Miguel o Rafa. De esta forma, tendremos más alternativas para eligir cada
semana.
Efectuada la
introducción anterior, nos centramos en la ruta del sábado, de nuevo, jornada
veraniega, temperatura agradable, cielo azul, bosques de color verde intenso,
nada que nos permita pensar que estamos inmersos en pleno otoño, que nos sigue
negando su presencia.
Como es habitual
cada sábado, nos encontramos en el Bar Estadio, a las 8:00 horas, desde
donde partimos dirección Parauta, por la carretera de San Pedro a Ronda, con
parada en la Venta Navasillo ,
donde nos reunimos los trece integrantes del grupo, y por supuesto, desayunamos
los típicos molletes con tomate y aceite.
Damos la
bienvenida a los que participaron por primera vez con nosotros en una ruta,
Toñi, Raquel y Rodolfo.
Una vez
aparcados los coches en Parauta, iniciamos la ruta a las 10:30 horas, atravesando
el pueblo, situado a 800 metros
de altitud, en la parte alta del Valle del Genal, con sus casas blancas y una
tranquilidad, que contrastaría con el color y el bullicio de Júzcar.
La primera parte
del recorrido transcurre por un carril descendente hasta el río Nacimiento, en
su mayor parte rodeado por un frondoso bosque, en el que abundan los castaños y
alcornoques. Atravesamos el río sin dificultad, ante el escaso caudal de agua,
para iniciar de inmediato el ascenso a Cartajima, de igual forma por un carril,
cuyo firme bien compactado, nos permitía hacer más soportable la pendiente. En
la subida, nos encontramos con el “Castaño Arenas”, con una altura de 17 metros. y
un tronco de 7 de diámetro, que podemos observar en la galería fotográfica
de la ruta.
Atravesamos Cartajima,
casas blancas, calles vacías y una tranquilidad propia de los pueblos de la
serranía de Ronda. A la salida del pueblo, iniciamos un descenso pronunciado
por un carril, rodeado de un espeso bosque, hasta llegar al arroyo. Durante el
recorrido, pudimos observar a nuestra derecha el macizo rocoso conocido como “
Los Riscos de Cartajima”, y de forma inevitable, recordamos aquella famosa
jornada, en la que permanecimos atrapados entre el laberinto de rocas durante
algunas horas.
En este arroyo,
apenas existían algunas pequeñas charcas de agua, pero una vez atravesado, de
nuevo nos enfrentamos a una pendiente ascendente, que afortunadamente por
discurrir entre árboles y con un firme aceptable, la pudimos afrontar con
cierta comodidad.
El carril ascendente
termina en la carretera de Cartajima a Júzcar, por cuyo arcén hicimos un
recorrido de unos 500 mts, ¡ aleluya por primera vez un tramo llano ¡, para
relajar las piernas. Cruzamos la carretera y por una pista asfaltada de
hormigón, con un descenso pronunciado, llegamos a Júzcar ( Pueblo Pitufo) a
las 13:10 horas, después de haber recorrido
10 kilómetros, de continuas bajadas y subidas.
Resulta
ilustrativo hacer un repaso al reportaje fotográfico, para comprobar el color
azul intenso de sus casas y la multitud de visitantes, que abarrotaban sus
calles. ¡Éxito turístico total!.
Visitamos el
pueblo, sorprendidos por al cantidad de vehículos que circulaban, unos que
buscaban aparcamiento y otros que se
marchaban porque ya se habían hechos las fotos correspondientes o porque no
encontraban lugar para aparcar.
Una vez
atravesado el pueblo, iniciamos un nuevo ascenso por la carretera dirección a
Cartajima, es decir, por el lado opuesto a nuestra entrada, buscando un lugar
agradable en el bosque donde disfrutar de nuestros bocatas.
Una vez
culminado el ascenso, a 3 kilómetros del pueblo, aproximadamente, encontramos a nuestra
derecha un carril de tierra que daba acceso a una finca, rodeada de castaños, donde
decidimos establecer nuestro improvisado comedor, para disfrutar de un descanso
merecido y de la comida que cada uno portaba en su mochila.
A las 14:45 horas reanudamos la marcha de vuelta por el arcén de la carretera hasta encontrar el
carril, en este caso, en dirección inversa, y por tanto, descendente hasta el
arroyo. El paisaje y el bosque nos ofrecía la misma belleza que a la ida, eso
sí, adornado por el cansancio acumulado.
A partir del
arroyo, de nuevo carril, en este caso, ascendente hasta Cartajima. A la llegada
al pueblo, de nuevo recuperamos la imagen de los pueblos tradicionales de la
serranía de Ronda, casas blancas, calles vacías de visitantes, con una fuente
de agua potable, que sirvió para que en mayor o menor medida nos pudiéramos
refrescar, algunos casi se bañaron con el agua fresca que manaba del grifo.
A partir de
Cartajima, de nuevo carril descendente hasta el arroyo, y a continuación, como
no podía ser de otra forma, carril ascendente hasta Parauta, donde llegamos a
las 17:15 horas, todos agrupados.
En el
aparcamiento, descansamos y nos hicimos la preceptiva foto con la bandera del
Club, dando por finalizada la ruta, con las despedidas y deseos mutuos de
volver a disfrutar de una nueva jornada en los montes y bosques de nuestra
tierra.
RECORRIDO DESDE ESTEPONA
VISTA SATÉLITE
MAPA TOPOGRÁFICO
PERFIL DE ALTURA
PARTICIPANTES
GALERIA FOTOGRÁFICA
Fotos: Lola Criado, Javier Duarte e Ignacio Pérez de Vargas.
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