CRÓNICA: IGNACIO PÉREZ DE VARGAS
En la sociedad actual de las comunicaciones, todos los lugares singulares y especiales, que puedan existir en nuestro planeta, nos resultan accesibles, en una primera búsqueda virtual a través de Google, y posteriormente, mediante los actuales medios de transporte, que nos permiten visitar físicamente los rincones más alejado de nuestro lugar de residencia.
En este contexto, deberíamos hacer una reflexión sobre los lugares maravillosos, de los que podemos visitar, con desplazamientos relativamente cortos, desde nuestros lugares habituales de residencia.
El Club nos ofrece una oportunidad única de descubrir cada sábado nuevos lugares, en los que disfrutar de bosques en plena sierra, en buena compañía, por ello, animamos a todos los socios a participar en las rutas.
Esta reflexión viene a cuento, por los comentarios que el sábano hacíamos en el mirador del Puerto del Lobo, desde el que al Norte, teníamos una vista sobre los bosques de pinos que cubren la sierra, de un color verde intenso, resaltado por la luminosidad del azul típico de un día soleado; frente a nosotros al Sur, observábamos toda la costa, salpicada de núcleos urbanos, el mar Mediterráneo, y entre las nubes al fondo, aparecían las cumbres de la cordillera montañosa del Atlas en Marruecos; y al Oeste, veíamos dibujado en el horizonte el perfil de Gibraltar, detrás del cual, adivinábamos la presencia del Atlántico.
Desde cualquier punto de nuestras sierras, podemos disfrutar de una vista sobre dos continentes y sobre dos mares, lo que representa una invitación a la reflexión sobre los lugares que tenemos el privilegio de visitar en nuestro entorno, y a su vez, a la participación de los socios en nuestras rutas.
Entrando en materia, el sábado disfrutamos, una vez más, de una jornada veraniega en pleno otoño, tanto por la temperatura como por la intensidad de la luz del sol, sólo a primera hora de la mañana, tuvimos sensación de que en zonas umbrías, la brisa nos hacía sentir algo parecido al frío, sensación que desaparecía en cuanto entrábamos en zonas soleadas.
Como todos lo sábados, en nuestro lugar habitual de reunión, frente al Bar Estadio, a las 8.00 horas, nos reunimos trece participantes en la ruta, ya son dos jornadas sucesivas, en la que el número de participantes es el mismo, lo que resulta curioso, en especial, por el significado que el número pudiera tener para los supersticiosos.
En tres coches, nos desplazamos por la carretera San Pedro a Ronda, hasta la Venta el Madroñal, donde nos encontramos con Alberto Díaz, Arquitecto y amante de la naturaleza, su hermana Marta y su novio Víctor, acompañados de dos simpáticos perros.
Todos juntos nos desplazamos en coche por la carretera a Pujerra, hasta el puerto Juan Agustín, donde dejamos aparcados los coches.
Iniciamos la ruta a las 9:30 horas, por tramo de carretera asfaltada hasta la entrada a La Resinera , finca privada y destinada a coto de caza, por lo que no será posible repetir el recorrido en el futuro por el interior de la finca.
Durante tres horas caminamos por un sendero ligeramente descendente, rodeado por un espeso bosque de pinos, hasta llegar a la fuente denominada Los Alcornocalillos, en la que nos refrescamos.
A partir de este punto, continuamos la ruta por un tramo ascendente hasta llegar al Puerto del Lobo, con miradores a toda la costa, desde donde disfrutamos de vistas espectaculares, en todas las direcciones, los bosques verdes, la costa, el mar, las cumbres de las montañas africanas, el perfil de Gibraltar, etcétera
Desde allí, decidimos continuar hasta la Venta Natía , a la que llegamos a las 14:00 horas, donde nos acomodamos, sentados entre las ruinas existentes, con vista panorámica a la costa, para dar cuenta de nuestros bocatas.
En media hora, a las 14:30 horas, decidimos reiniciar la marcha, por un sendero ascendente hasta salir de la finca, por el Puerto de la Mora , en el que confluyen tres términos municipales, Júzcar, Igualeja y Benahavis.
Cambiamos el recorrido del último tramo, que hicimos el año anterior, con la finalidad de evitar una zona rocosa, por otra alternativa más fácil que nos conducía hasta el aparcamiento por un carril, pero más larga.
Así culminamos nuestra ruta de 26,80 kilómetros, en lugar de los 20,10 del año pasado, a las 17:00 horas.
En el aparcamiento, descansamos un rato y nos despedimos, con la sensación de haber disfrutado de uno de los muchos lugares maravillosos, que tenemos al alcance de nuestra mano a lo largo de las sierras que abrigan nuestras costas, y por supuesto, preguntando sobre la ruta del próximo sábado.
En el aparcamiento, descansamos un rato y nos despedimos, con la sensación de haber disfrutado de uno de los muchos lugares maravillosos, que tenemos al alcance de nuestra mano a lo largo de las sierras que abrigan nuestras costas, y por supuesto, preguntando sobre la ruta del próximo sábado.
PARTICIPANTES
De izquierda a derecha: Miguel Ángel Pernas, Lola García, Roque Jesús Gómez, Inma Martín, Gabriel Guerrero, Antonia Torrecilla, Colette Blanchard, Marisa Salgado, Lola Criado, Ana Ortiz, Margaret O´Connor, Alberto Díaz, Marta Díaz, Víctor Guadaño y los perros: Bella y Kiwi.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
Fotos: Lola Criado, Ignacio Pérez de Vargas y Miguel Alonso.
¿Sabéis a quién hay que pedir permiso para visitar esta finca y cómo tramitarlo? Soy senderista aficionado y me gustaría conocer la zona, es lo que nos falta de esa área.
ResponderEliminarLa Resinera es una finca privada, en la actualidad, vallada y destinada a coto de caza. Por ello, nos han comunicado que no se concederán permisos en el futuro.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu información.
EliminarUn cordial saludo.