sábado, 10 de agosto de 2013

Recorrido fluvial por las angosturas del río Guadalmina


CRÓNICA: PEPI GONZÁLEZ
Elaborada con la aportación de Marja Bolscher, Sofía Mateos, Andrea Michalowiez, María José Carrillo, Javier Duarte y Johan Setjo.

Salimos de Estepona sobre las 11:00 horas con dirección a Marbella, para reunirnos, en la gasolinera del cruce a Benahavís, con nuestras compañeras Rosa y Yolanda que venían de Málaga.


Ya todo el grupo junto, continuamos en diferentes coches a subir la carretera hacia Benahavís, pasando el túnel y la zona donde cada domingo ponen el rastro. En los primeros aparcamientos dejamos nuestros coches y tras coger lo imprescindible, salvo Javi que iba cargado con varias cuerdas para poder hacer la bajada de la presa, lo que agradecimos pues nos posibilitó el experimentar esa experiencia a las compañeras mas atrevidas, comenzamos la ruta.

Caminamos, desde los aparcamientos, por el arcén de la carretera hasta llegar a la primera curva, antes de llegar al pueblo, desde donde se puede divisar este.

Bajamos unas escalinatas y nos encontramos ante un pequeño charco donde empezamos a hacernos algunas fotos los doce compañeras/os y Rocky (la mascota de Miriam) que formábamos el grupo, y a tomar algunos baños a la vista de la vegetación de los montes, al otro lado del río.

Ya decididos a comenzar la aventura, nos fuimos tirando por el tobogán natural para zambullirnos en la “Charca de las Mozas”, experiencia que algunas compañeras han vivido como una vuelta a su niñez. Nadamos un poquito y comenzamos la bajada del río Guadalmina. Nos fuimos encontrando con grandes piedras y ante un recorrido donde teníamos que tener precaución para no resbalarnos, pero en un entorno muy bonito donde se mezclaban el agua, las rocas, la vegetación, los colores, el sol y la buena gente.

Adentrados en el río, llegamos a los primeros tramos de la zona donde teníamos que ir nadando; algunas compañeras llevaban pelota y cilindro inflable, lo cual les facilitó los largos tramos de nado. Incluso, gracias al cilindro inflable de Miriam, que sirvió de ayuda a dos personas de otro grupo que tenían pánico de seguir nadando, tras haber sufrido una experiencia desagradable en el trascurso de la ruta.

El recorrido no tenía desperdicio con esos paisajes tan maravillosos que pudimos contemplar, pero cuando nos adentramos en el cierre de las angosturas, con los rayos de sol que penetraban y se reflejaban en el agua y nadando por aquella belleza de la naturaleza, la sensación fue impresionante para algunas; Marja nos comentaba que se había sentido a lo largo de la ruta como si estuviese en una película de Indiana Jones. También nos topamos con ranitas, que curiosamente se les subían a la camiseta morada de Miriam y, entre bromas, queríamos que ella las besara por si alguna se convertía en un principito (?).

Dos compañeras se adelantaron al grupo porque les apetecía disfrutar de estas experiencias de forma individual y otras, más atrevidas; Rosa y Andrea, se subieron a una roca, dentro de las angosturas, y se tiraron varias veces al agua no queriendo dejar pasar esa oportunidad.

Al llegar a la presa algunos compañeros bajaron por una especie de tobogán, por donde corría el agua, y los más atrevidos bajamos ayudados por las cuerdas que Javier había trasportado para la ocasión.

Seguimos nadando un poco más y finalmente llegamos a una especie de playita donde terminaba nuestra ruta; allí concurrían familias pasándo el sábado con neveras, sombrillas y demás. Nosotros finalizábamos la ruta de las angosturas, que algunos compañeros calificaron de maravillosa y de una experiencia fabulosa.

Finalmente subimos hasta los aparcamientos, donde estaban los coches, para cambiarnos de ropa y ponernos en marcha hacia el Parque Torre Leonera, situado en la avenida de la Moraleda, donde nos tomamos nuestro picnic, compartiendo comida y frutas. Este parque nos gustó porque es muy bonito, dentro hay muchos árboles, césped, un estanque, columpios, un anfiteatro, un mirador…, incluso nos encontramos un árbol muy especial llamado Pirul, que nuestra compañera Sofía (de origen mexicano) nos comentó que, en su país, este árbol lo consideran muy energético y que al tener contacto con él, nos recargaría de energía, de ahí que algunos nos pusimos a frotarnos con sus hojas.

Después, Estrella, amiga de Miriam, dedicó unas sesiones de tatuajes con Henna.

También tuvimos la oportunidad de permitirnos tumbarnos en el césped y, algunos, poder echar una pequeña cabezada.

A Estepona volvimos a las 18:20 horas, dando por finalizada la ruta del sábado, aunque algunos decidimos tomarnos unos mojitos, cafés o refrescos, mientras conversábamos acerca de hacer una semana de senderismo por Indonesia, el país de nuestro compañero Johan, que vino desde Madrid, donde reside, para disfrutar de esta ruta. Algunos empezamos a ilusionarnos con esa posible y futura nueva aventura pues, ya tenemos la experiencia reciente de otra semana de senderismo en Irlanda, el pasado mes de julio, que resultó un gran éxito.


   MAPA CARRETERA DE ESTEPONA A BENAHAVÍS
   Recorrido por carretera, en tono azulado, desde Estepona a Benahavís.


   GALERÍA FOTOGRÁFICA 


(Fotos. Javier Duarte  y Pepi González )

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