CRÓNICA:
PEPI GONZÁLEZ
MAPA CARRETERA DE ESTEPONA A BENAHAVÍS
Elaborada con la aportación de Marja Bolscher, Sofía Mateos, Andrea
Michalowiez, María José Carrillo, Javier Duarte y Johan Setjo.
Salimos
de Estepona sobre las 11:00 horas con dirección
a Marbella, para reunirnos, en la gasolinera del cruce a Benahavís, con
nuestras compañeras Rosa y Yolanda que venían de Málaga.
Ya
todo el grupo junto, continuamos en diferentes coches a subir la carretera
hacia Benahavís, pasando el túnel y la zona donde cada domingo ponen el rastro.
En los primeros aparcamientos dejamos nuestros coches y tras coger lo
imprescindible, salvo Javi que iba cargado con varias cuerdas para poder hacer
la bajada de la presa, lo que agradecimos pues nos posibilitó el experimentar
esa experiencia a las compañeras mas atrevidas, comenzamos la ruta.
Caminamos,
desde los aparcamientos, por el arcén de la carretera hasta llegar a la primera
curva, antes de llegar al pueblo, desde donde se puede divisar este.
Bajamos
unas escalinatas y nos encontramos ante un pequeño charco donde empezamos
a hacernos algunas fotos los doce compañeras/os y Rocky (la mascota de Miriam) que formábamos el grupo, y a tomar algunos baños a la vista de
la vegetación de los montes, al otro lado del río.
Ya
decididos a comenzar la aventura, nos fuimos tirando por el tobogán natural para
zambullirnos en la “Charca de las Mozas”, experiencia que algunas compañeras
han vivido como una vuelta a su niñez. Nadamos un poquito y comenzamos la
bajada del río Guadalmina. Nos fuimos encontrando con grandes piedras y ante un
recorrido donde teníamos que tener precaución para no resbalarnos, pero en un
entorno muy bonito donde se mezclaban el agua, las rocas, la vegetación, los
colores, el sol y la buena gente.
Adentrados
en el río, llegamos a los primeros tramos de la zona donde teníamos que ir nadando;
algunas compañeras llevaban pelota y cilindro inflable, lo cual les facilitó
los largos tramos de nado. Incluso, gracias al cilindro inflable de Miriam, que
sirvió de ayuda a dos personas de otro grupo que tenían pánico de seguir
nadando, tras haber sufrido una experiencia desagradable en el trascurso de la
ruta.
El
recorrido no tenía desperdicio con esos paisajes tan maravillosos que pudimos
contemplar, pero cuando nos adentramos en el cierre de las angosturas, con los
rayos de sol que penetraban y se reflejaban en el agua y nadando por aquella
belleza de la naturaleza, la sensación fue impresionante para algunas; Marja
nos comentaba que se había sentido a lo largo de la ruta como si estuviese en
una película de Indiana Jones. También nos topamos con ranitas, que
curiosamente se les subían a la camiseta morada de Miriam y, entre bromas,
queríamos que ella las besara por si alguna se convertía en un principito (?).
Dos
compañeras se adelantaron al grupo porque les apetecía disfrutar de estas
experiencias de forma individual y otras, más atrevidas; Rosa y Andrea, se
subieron a una roca, dentro de las angosturas, y se tiraron varias veces al
agua no queriendo dejar pasar esa oportunidad.
Al llegar
a la presa algunos compañeros bajaron por una especie de tobogán, por donde corría
el agua, y los más atrevidos bajamos ayudados por las cuerdas que Javier había
trasportado para la ocasión.
Seguimos
nadando un poco más y finalmente llegamos a una especie de playita donde
terminaba nuestra ruta; allí concurrían familias pasándo el sábado con neveras,
sombrillas y demás. Nosotros finalizábamos la ruta de las angosturas, que
algunos compañeros calificaron de maravillosa y de una experiencia fabulosa.
Finalmente
subimos hasta los aparcamientos, donde estaban los coches, para cambiarnos de
ropa y ponernos en marcha hacia el Parque Torre Leonera, situado en la
avenida de la Moraleda, donde nos tomamos nuestro picnic, compartiendo comida y
frutas. Este parque nos gustó porque es muy bonito, dentro hay muchos árboles,
césped, un estanque, columpios, un anfiteatro, un mirador…, incluso nos
encontramos un árbol muy especial llamado Pirul, que nuestra compañera Sofía
(de origen mexicano) nos comentó que, en su país, este árbol lo consideran
muy energético y que al tener contacto con él, nos recargaría de energía, de ahí
que algunos nos pusimos a frotarnos con sus hojas.
Después, Estrella, amiga de Miriam, dedicó unas sesiones de tatuajes con Henna.
También tuvimos
la oportunidad de permitirnos tumbarnos en el césped y, algunos, poder echar una
pequeña cabezada.
A
Estepona volvimos a las 18:20 horas, dando por finalizada la ruta del sábado,
aunque algunos decidimos tomarnos unos mojitos, cafés o refrescos, mientras
conversábamos acerca de hacer una semana de senderismo por Indonesia, el
país de nuestro compañero Johan, que vino desde Madrid, donde reside, para
disfrutar de esta ruta. Algunos empezamos a ilusionarnos con esa posible y
futura nueva aventura pues, ya tenemos la experiencia reciente de otra semana
de senderismo en Irlanda, el pasado mes de julio, que resultó un gran éxito.
Recorrido por carretera, en tono azulado, desde Estepona a Benahavís.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
(Fotos. Javier Duarte y Pepi González )
(Fotos. Javier Duarte y Pepi González )
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