sábado, 24 de noviembre de 2012

Recorrido circular por la finca La Resinera


Crónica: RAFAEL RODRÍGUEZ

Salimos del lugar habitual dieciocho compañeros en cuatro coches en dirección Ronda, hasta la venta el Madroño donde hemos quedado citados con los guardas de la finca. Allí se nos unen el resto de compañeros que suben desde San Pedro, hasta un total de veinticinco.

Una vez reunidos iniciamos la marcha, dirección Ronda hasta la desviación hacia Pujerra. Recorremos unos Km rodeados de laderas de castaños pelados y asfalto y campo cubierto de una alfombra de hojas que dan un tono rojizo al paisaje.

A las 10:30 h aparcamos los coches en el Puerto de los Perales, junto a la entrada a la finca. Uno de los guardas nos hace la foto de rigor y nos acompañan a la verja de entrada. El día está nublado y con bastante humedad. Iniciamos el recorrido, con las instrucciones que recibimos de Antonio, el guarda más veterano, por un carril bien conservado  que desciende suavemente.

Caminamos hasta alcanzar el camino de la Herradura, que servía de comunicación entre Benahavís con Pujerra e Igualeja, bajo un matorral espeso de jara pringosa, madroños y pinos que iremos viendo a lo largo del recorrido.
Pasamos por Los Chorreros de Majal Alto. Caminamos a buen ritmo cruzando arroyos que bajan con bastante agua por las lluvias de los últimos días. Las vistas al valle son limitadas por la nubosidad, pero aún así, se puede apreciar la extensión de la finca que estamos recorriendo.

 Hacia las 13:30 h. llegamos al cruce de Los Juncales donde nos reagrupamos y aprovechamos para tomar algo de alimento y reponer fuerzas, momento que algunos compañeros aprovechan para bajar hasta la Fuente de los Alcornocales.

Iniciamos el ascenso bordeando la ladera del Cerro de Doña Juana. Cuando llegamos al Puerto del Lobo nos esperan los guardas, que muy amablemente, nos han ido dejando señales en los cruces que hemos encontrado en el trayecto. Nos indican la dirección hacia nuestra próxima parada para comer que será en la Venta Natía. La subida se hace más pronunciada lo que ocasiona que el grupo se fraccione de nuevo. La humedad hace más llevadero el ascenso hasta la venta, lugar que elegimos para comer.

Los últimos llegamos sobre las tres de la tarde, algunos compañeros ya habían comido e inician la ruta de nuevo, comemos bajo una niebla y humedad que hacían el lugar algo inhóspito. Los guardas nos indican “que no merece la pena subir al Cerro de Doña Juana porque dadas las condiciones climatológicas no íbamos a ver nada y era tiempo perdido…”. Nos dan las últimas instrucciones y se marchan al haber acabado su jornada laboral.

Volvemos a la pista principal y seguimos ascendiendo dirección norte buscando la puerta de salida. Ignacio espera a los últimos y cierra la valla abandonando la finca. Nuevamente los guardas nos han indicado el camino a seguir con señales en los arbustos de jara pringosa que jalonan  todo el recorrido.

Iniciamos una “subida moderada” que por poco acaba con algunos de nosotros después de veinte km en el cuerpo, pegados a la vaya de la finca y sin sendero definido con una pendiente elevada y un terreno muy pedregoso y suelto.

Fueron dos km y medio muy pesados y dificultosos hasta llegar de nuevo a la puerta de entrada, donde retomamos la pista hasta los aparcamientos.

Los primeros en llegar ya se habían marchado por distintas ocupaciones personales. Los últimos lo hicimos hacia las seis de la tarde. Distribuidos en los coches que quedaban, iniciamos el regreso con parada en la Venta del Madroño.

Unos cafés e infusiones al calor de la chimenea para comentar las incidencias de la ruta y dar por terminada esta salida.



  El grupo de 25 participantes: delante Antonio Peña, guarda de la finca. De izquierda a derecha, en primera fila: Ignacio Pérez de Vargas, María Fernández, Sofía Mateos, Loli García, Pura Ruedas, Ana Ortiz y Miguel Alonso. Segunda fila: Jan Vanwan, Chus Mariño, Pepi González, Gabriel Guerrero, María Lozano. Tercera fila: Rafael Rodríguez, Roque Jesús Gómez, Margaret O'Connor, Juan Manuel Usero, Ana Sola, Lola Criado, Laura Pérez y Ángeles Tirado. Al fondo: José Quirós, José María García de la Nava, Antonio Vallejo y Enrique Jiménez. No salen en la foto, Jorge Díaz y el guarda Juan Antonio Peña que hace la foto.


              PERFIL DE LA RUTA



   Esta finca tiene una extensión de 6.500 hectáreas que se encuentran ubicadas en terrenos de los términos municiples de Benahavís, Pujerra y Júzcar.




   Trazado del recorrido que haremos por la finca "La Resinera" en 3D.



Galería Fotográfica


sábado, 10 de noviembre de 2012

Recorrido por los castañares de Parauta, Cartajima y Júzcar

CRÓNICA: RAFAEL RODRÍGUEZ

Salimos del lugar habitual en Estepona trece compañeros en tres coches con dirección a Ronda. Javi y Gisela se detuvieron en  San Pedro de Alcántara para recoger a Chema, Charo y Paco. De allí al  Restaurante el Navasillo donde desayunamos, como ya es costumbre, molletes y tostadas.

A las diez nos dirigimos hacia Parauta, uno de los tres pueblos que forman el Alto Genal junto con Cartajima y Júzcar. Aparcamos junto a la fuente La Alquería y Cooperativa Genal.

La semana había estado muy lluviosa y los arroyos llevaban abundante agua, lo que nos hizo cambiar la ruta inicial hasta Cartajima por ir hacia Pujerra.
Nos encaminamos hacia la plaza principal dejando a nuestra izquierda un antiguo arco de medio punto en la calle del Altillo, hasta llegar a las últimas casas del pueblo. Seguimos en dirección sureste por un carril asfaltado. Una vez en el carril terrizo, pasamos delante de la Fuente Nueva, con poca agua. Unos enormes quejigos dan sombra y los castaños comienzan a imponer su reinado en los campos y lomas que nos rodean en contraste con la vista del pico Cancho Almola (1406 m) hacia el oeste.

Al llegar al arroyo Nacimiento o Garduño nos encontramos con un volumen de agua que hacía poco aconsejable su vadeo, por lo que tras unos momentos de incertidumbre y diálogo, decidimos volver sobre nuestros pasos e iniciar otra ruta desde el pueblo.

Al cruzar las vegas y pasar por las ruinas del antiguo Molino Real aprovechamos para coger algunos persimón y caquis que encontramos, también castañas aunque la mayoría de ellas muy pequeñas.

Antes de llegar al pueblo seguimos otro desvío por si podemos vadear el arroyo por otro lugar. Mientras esperábamos noticias de Chema y Javi que se habían adelantado, coincidimos con un grupo senderista de Málaga que se dirigían a realizar la misma ruta, les advertimos del estado del arroyo y decidieron como nosotros, regresar al pueblo.

A la entrada de Parauta, una vez reagrupados,  iniciamos la ruta hacia Igualeja de una hora y media de duración aproximadamente. Nuevamente descenso entre castaños por un camino a veces asfaltado. Hacia la mitad del recorrido nos cruzamos con un pequeño grupo de senderistas de Estepona que vienen de Igualeja, nos indican que el arroyo está crecido y que se puede pasar mojándose.

Seguimos descendiendo entre laderas de castaños, ya coloreadas en tonos ocres, rojizos  y amarillos otoñales. Al llegar al arroyo y tras constatar que la única forma de cruzarlo es mojándonos, decidimos volver al pueblo y aprovechar la Fiesta del Conejo. Estamos en tiempo para hacerlo, aunque la subida, con pendientes prolongadas, se hizo muy larga para algunos.

Llegamos a los coches a las 14:30 h. dejamos las mochilas y bajamos hacia el lugar de la celebración, una carpa situada en el polideportivo municipal. Pudimos degustar una paella de conejo y verdura muy sabrosa, acompañada de algún que otro fino y cervezas.

La orquesta Capricho amenizaba la comida en la carpa, en las afueras numerosos puestos ofrecían a los visitantes productos artesanales  de la zona: dulces, quesos, pan, aceitunas, frutos secos. 

Tras comer y realizar las pertinentes compras, aprovechamos para realizar la foto de grupo y para que algunas parejas, de manera improvisada, se marcasen algunos pasodobles, antes de dirigirnos a los coches.

Paramos en San Pedro para terminar con unos cafés e infusiones, mientras intercambiamos impresiones sobre lo que había sido la jornada. En definitiva un día muy variado en que casi nada salió como lo planeamos.

  Mapa del recorrido que haremos en coche desde Estepona a Parauta.


   Vista aérea (Google earth) del recorrido que haremos desde Parauta por Cartajima y Júzcar.

   Esquema de la ruta marcado con trazos negros de flecha.

   El grupo en Parauta, en el lugar donde se celebraba la fiesta del conejo. De izquierda a derecha: delante y agachados, Javier Duarte, Juan Manuel Cappella y su madre Gisela Torandell. Detrás, en segunda fila: Pepi González, Ángeles Tirado, Charo García, Margaret O'Connor, Ignacio Pérez de Vargas, Ana Ortiz, Ana García. Detrás: Miguel Alonso, Francisco Castillo, José María Martín, Rafael Rodríguez, Julio Agulló y Roque Jesús Gómez.


Galería Fotográfica
   

jueves, 1 de noviembre de 2012

Circular entre castaños desde Jubrique a Genalguacil

CRÓNICA: MIGUEL ALONSO

El pasado jueves, festivo del 1 de noviembre, Día de Todos los Santos y debido a las malas condiciones meteorológicas que pronosticaban un 40 % de probabilidades de lluvia, se tuvo que suspender la excursión circular que teníamos programada desde Jubrique a Genalguacil y, después de comer en la Venta Las Cruce de este pueblo, continuar de regreso a Jubrique.

En el Bar Estadio de Estepona, lugar de salida de nuestras excursiones, nos encontramos cinco socios: María Lozano, Pepi González, José Antonio Quirós, Juan Manuel Usero y Miguel Alonso, que decidimos, ante la insistencia de José Antonio y María, dirigirnos hacia Genalguacil con el propósito de, si el tiempo en ese lugar nos lo permitía, hacer un recorrido por los alrededores.

A Genalguacil llegamos sobre las diez de la mañana, parando a la entrada para contemplar la panorámica desde el Mirador de la Huerta, continuando después, tras atravesar el pueblo, hacia el paraje de Las Cruces, donde se encontraba la venta donde comeríamos y desde cuyo lugar pudimos contemplar una impresionante panorámica desde el mirador. Una densa niebla apenas nos permitía ver la Sierra Bermeja, que teníamos al frente. Desplazábamos la vista a uno y otro lado y el espectáculo era de extraordinaria belleza, prueba de ello son las fotos que tenemos en el servidor de Picassa correspondiente a esta excursión.

Al fin decidimos hacer un recorrido desde este lugar hacia Benarrabá, bajando (10:35 h) por la vereda de los Limones, sendero de pequeño recorrido (PR-A 240), caminando los primeros 4,6 kilómetros de la ruta hacia Benarrabá, como indicaba la tablilla que había al inicio del sendero, pasando por la vereda de las Cañas y más adelante vadear por un puentecillo el arroyo de las Cañas para seguir caminando un buen trecho en llano, con el río Almarchar a nuestra izquierda.

Al poco, dejamos a nuestra derecha la entrada a una finca, continuando por una pista forestal que pasaba junto a la entrada de la finca El  Chicharral, llegando al poco al Prado de la Escribana. Una vez en este lugar, cruzamos el río Genal para subir hacia el pueblo de Benarrabá.

El tiempo invitaba a seguir el recorrido. La niebla había desaparecido y el sol hizo acto de presencia, así que decidimos llamar a Rafa, con el que habíamos quedado en que, si el tiempo cambiaba a mejor, se desplazarían un grupo de compañeros para comer junto con nosotros en Genalguacil, como teníamos proyectado hacer en un principio.

Una vez cruzado el cauce del río Genal por un semipuente de hormigón, cubriéndonos los pies el agua que sobrepasaba este paso, nos encontramos al frente con dos indicaciones que señalaban el mismo destino, Benarrabá: una señalaba a la izquierda y la otra a la derecha. Nosotros optamos por seguir el sendero de la derecha. Tras pasar una cancela, donde un letrero indicaba: “Camino particular” y “Prohibído el paso”, haciendo caso omiso a estas indicaciones ya que las balizas señalaban este camino.

Andados unos metros en una subida no muy pronunciada, nos encontramos a un lugareño que bajaba montado en una motocicleta y que, además de confirmarnos que el camino que llevábamos era una “servidumbre de paso” que el dueño de la finca había cortado arbitrariamente, nos dijo que habíamos tomado el camino más largo para llegar a Benarrabá,  el más corto era el que abajo indicaba a la izquierda. Seguimos subiendo un rato hasta que el reloj marcaba la una de la tarde, momento en el que decidiendo regresar, ya que nos faltaban varios kilómetros para llegar a Benarrabá y aún teníamos que volver a Genalguacil a donde habíamos quedado para comer en la Venta Las Cruces, entre las dos y las tres de la tarde, con los compañeros que venían directamente de Estepona.

Volvimos a Genalguacil por el mismo camino de ida, llegando al paraje de Las Cruces a las tres menos cuarto de la tarde. En la venta nos esperaban Rafa, Pilar, Roque, María Luisa y María que se estaban tomando unas cervezas con unas tapas de carrillada de cerdo.

Rafael, el dueño de la venta, nos había preparado un plato combinado, a petición nuestra, de patatas y pimientos fritos con huevo y un filetito de cerdo, una ensalada y todo ello acompañado de vino o cerveza, al gusto de cada uno. De postre, la mayoría optaron por un rico arroz con leche y luego un café o té.
Finalmente, después de la foto de grupo que nos hizo un parroquiano, emprendimos el regreso a Estepona pasadas las cinco de la tarde, dirigiéndonos a la cafetería Ophira, como suele ser abitual al término de nuestras salidas, donde departimos un buen rato mientras tomábamos unas copas.

Al final pudimos aprovechar un día que, en un principio, la meteorología nos presentaba muy malo y que gracias a la “incredulidad” de José Antonio y María pudimos disfrutar.

   Mapa con el recorrido de Estepona a Jubrique (35 km en 1 h)

   De izquierda a derecha: Pepi González, María Fernández, María Lozano, Miguel Alonso, Juan Manuel Usero, José Antonio Quirós, Pilar Arangüena, Rafael Rodríguez, Roque Jesús Gómez y María Luisa Moreno.

   
Galería Fotográfica