Salimos de Dingle en el microbús (10:00 h), por la carretera N-86, en dirección a Annascaul, hasta llegar al aparcamiento del Pub South Pole Inn donde nos dejo el autobús que conducía el conductor Mike, e iniciamos una ruta a pie de 12 kilómetros entree ida y vueltas, atravesando un puente y continuando por una estrecha carretera, a la izquierda del pub, en la que había una indicación al inicio que decía Río de Annascaul.
Caminamos bajo una fina lluvia disfrutando del hermoso paisaje, lleno de flores, en su inmensa mayoría, dedaleras, algunas medían más de metro y medio, fucsias (pendientes de la reina) y lirios.
Después de un largo recorrido, llegamos al lago, en un escenario increíble, envuelto en la bruma que producía la llovizna, que le daba a este hermoso lugar un aire de misterio y tranquilidad.
El lago estaba en un valle, en el que el viento soplaba a veces con fuerza. Se trata de un lago glaciar, con tres cascadas, que unidas en una sola, desembocan en dicho lago.
Llegamos hasta la cascada, pero no pudimos subir a la montaña, como estaba previsto, ya que debido a las nubes y la lluvia no hubiésemos podido disfrutar del paisaje.
El regreso fue más complicado, ya que la lluvia se hizo más intensa y el viento soplaba con fuerza, lo que provocó que terminásemos empapados al finalizar el recorrido.
Al fin llegamos al Pub South Pole Inn, donde hicimos la foto de grupo y tomamos unos cafés o tes para entrar en calor.
El Pub estaba decorado con fotografías y relatos del explorador Tom Crean, fallecido en 1938, que participó en numerosas expediciones a la Antártida, al que se le denominó Gigante Inrlandés, que abrió el referido Pub atendiendo personalmente la barra.
En el aparcamiento nos esperaba el microbús, que nos llevó a nuestro hotel Marina Lodge, en Dingle, a donde llegamos empapados, pero con la sensación de haber vivido una experiencia inolvidable en nuestra primera ruta en el condado de Kerry.
Regresamos a nuestro alojamiento de Marina Dodge donde tuvimos tiempo para descansar un rato antes de salir para cenar en Dingle Pub, lugar en el que un solista tocaba música irlandesa en un ambiente muy agradable.
Ya de vuelta al hotel entramos en otro pub donde había un grupo de música irlandesa con tipicos instrumentos. La música finalizó y conversándo con algunos irlandeses, nos pidieron cantar en español. Por lo que animamos a Jesús que cantó un par de tangos.
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