sábado, 7 de julio de 2012

Baños y recorrido por las playas y dunas de Artola-Cabopino

CRÓNICA: MIGUEL ALONSO
El pasado sábado día 7 de julio iniciamos la temporada veraniega con unas salidas pensadas para realizar, los sábados o domingos, en las playas que, en algunos casos, alternaremos con cortas rutas por el entorno de la costa correspondiente.


Consiste en aprovechar estos días con el fin de que muchos de nosotros demos contenido a ese descanso semanal, junto con los compañeros del club y los familiares y amigos que nos acompañen. La idea consiste en que cada vez que salgamos nos desplacemos por las distintas playas cercanas de la Costa del Sol malagueña; Marbella, San Pedro de Alcántara, Estepona, Manilva… y las de la costa gaditana como; Algeciras, Tarifa, Valdevaqueros, Bolonia, Zahara de los Atunes… y las que vayamos proponiendo unos y otros.


Este día salimos de Estepona un grupo de compañeros para pasar un día de playa y hacer un corto recorrido por el entorno de la costa marbellí, concretamente en la zona de Las Chapas, por las playas y dunas de Artola-Cabopino, distante unos 35 kilómetros de  Estepona.


A las diez y media de la mañana emprendimos el viaje en tres coches hasta la gasolinera de Repsol, situada en el kilómetro 189,2 de la autovía del Mediterráneo A-7, punto de encuentro con el resto de compañeros. Una vez agrupados continuamos unos 800 metros más adelante, sobrepasando la Residencia de Tiempo Libre, lugar donde un cartel situado al inicio del sendero indicaba “Chiringuito Las Mimosas” donde finalmente aparcaríamos los coches teniendo a escasos metros la playa donde estableceríamos nuestro “campamento” compuesto por las sombrillas y sillas para pasar el día. En este lugar nos estaba esperando nuestro compañero Pepe Garzón que, debido a una lesión en el pie, hace tiempo que no puede venir de ruta. Al vivir en Marbella se acercó a saludarnos.
  
Una vez situados, emprendimos la actividad que a todos nosotros nos apasiona, el caminar (11:15 h), en este caso por la orilla del mar hacia el este. Nuestra sorpresa y desilución se presentó al comenzar el recorrido y encontrarnos todo el invadido por miles de medusas, la mayoría de la especie Pelagia noctiluca, y algunas, la Rhizostoma luteumde, de hasta 50 cm de diámetro. Menos mal que a las tradicionales banderas de color rojo, amarillo y verde que se izan para informar a diario sobre el estado del mar, se suma este año una nueva, de color blanco y con un par de medusas dibujadas en color morado, que alerta de la masiva presencia de estos molestos y temibles invertebrados marinos.


La playa estaba repleta de frustrados bañistas que huían del agua por temor a la picadura de las medusas. Nosotros seguimos el recorrido sorteando como podíamos a estos molestos invertebrados, también llamados aguamalas, malaguas, aguavivas, aguacuajada o lágrimas de mar. En la mitología griega, Medusa era un monstruo que convertía en piedra a aquellos que la miraban (?).


En el recorrido, además de las medusas, encontramos algunas rocas repletas de pequeños mejillones que algunos recolectaban, según decían, para darle sabor a la paella (?). En nuestro camino nos encontramos con la “Torre de Lance de las Cañas”, torre con vocación guerrera, que fue construída con motivos defensivos en la segunda mitad del siglo XVI, de manpostería con adornos y esquinales en ladrillo. Se trata de un torreón de considerables dimensiones: 10,85 metros de altura y 53,53 de perímetro.


En primera línea de playa, a lo largo de todo nuestro recorrido, ibamos contemplando las dunas fáciles de distinguir. Los vientos dominantes de dirección noroeste y las corrientes litorales aportaron incesantemente materiales arenosos hasta formar un cordón dunar de una veintena de kilómetros de longitud. Más al interior, como una barrera paralela a la costa, se encuentraban las dunas móviles inactivas, cubiertas ya de vegetación. Y en una posición más alejada, las dunas fósiles inmóviles, invadidas de un denso pinar.


En las proximidades del puerto de Cabopino nos encontrámos con la Torre Ladrones, la más alta (15 m) del litoral malagueño, de arquitectura militar y defensiva declarada Bien de Interés Cultural. Su origen parece remontarse a la época romana. Los voladizos o matacanes de protección de que disponía (llamados ladroneras) son los que dan nombre a la misma.


Al fin llegamos al puerto de Cabopino (12:45 h), continuando una vez sobrepasado este hacia la playa colindante de Calahonda que recorrímos en su totalidad llegando al final de la misma sobre las (14:30 h).


La vuelta la hicimos a un paso más rápido pues la hora de comer ya estaba encima, y el estómago nos estába anunciando un cierto vacío, llegando a nuestro “improvisado campamento” sobre las tres y media de la tarde. Inmediatamente nos dispusimos a comer tomando posteriormente unos cafés en el “Chiringuito Las Mimosas”, que teníamos a nuestro lado, y luego disfrutar un deseado descanso bajo las sombrillas después de un bonito recorrido de unos 16 kilómetros entre ida y vuelta.


Después del reposo un pequeño grupo de compañeros, no contentos con el anterior recorrido, emprendieron otro, esta vez hacia poniente, de unos seis kilómetros de longitud, regresando justo cuando comenzó a caer una densa niebla acompañada de una bajada de la temperatura, hecho que nos hizo recoger todos nuestros enseres emprendiendo el regreso a nuestras casas cuando eran las siete y media de la tarde.


Bonito día que esperamos repetir por otras playas a lo largo del verano.


    Mapa del recorrido en coche desde Estepona al km 190 (Residencia de Tiempo Libre) hasta el “Chiringuito Las Mimosas”, donde aparcaremos los coches.

   De izquierda a derecha: Charo García, Ángeles Tirado, Lucía Gómez, Margaret O'Connor, Miguel Alonso, Marja Bolscher, Pilar Arangüena, Jimena García, Javier Duarte, José María Martín y Guadalupe Ortiz. Falta Violeta Montequín.



Vídeo Artola - Cabopino




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