viernes, 27 de julio de 2012

Ruta nocturna, con luna creciente, por los Altabacales hasta el Velerín

CRÓNICA: RAFAEL RODRÍGUEZ
Quedamos en el lugar habitual, Bar Estadio a las 24:00 h. Javi se acercó a saludarnos e intercambiar impresiones sobre la ruta que no iba a hacer por ocupaciones personales. Cumplidos los quince minutos de cortesía y distribuidos en los coches de Ignacio y Rafa partimos diez compañeros y compañeras hacia el lugar de inicio de la ruta.

Subimos por la carretera de Jubrique hasta el punto kilométrico 9 que da acceso a la aerobase y balsas contraincendios. Allí dejamos los coches junto a la valla e iniciamos el recorrido hacia la una de la madrugada. La noche no estaba muy fría aunque corría un fuerte viento norte que a veces se tornaba caluroso en algunos tramos del recorrido.

La visibilidad no era excesiva, dado que la luna se encontraba en cuarto creciente, motivo por el que pudimos gozar de la vista de un cielo cubierto de estrellas. Descendimos por las laderas de Sierra Bermeja siguiendo el trazado de los caminos construidos por la Unión Resinera Española a principios del siglo XX, sobre la base de los que ya existían, para la explotación de la resina obtenida de los pinos que abundaban en esta zona.

A poco de iniciar la marcha llegamos a un cruce de caminos, en el que tomamos el que se dirigía a la derecha, siguiendo las indicaciones de un cartel que nos señalaba hacia Los Altabacales, ya en las cercanías del río Castor y metidos de lleno en Sierra BermejaEl viento arreciaba, sobre todo en los tramos de dirección este, más expuestos, pero nos ayudaba a permanecer despiertos y continuar con la marcha
.
A lo largo del camino nos cruzamos con algunos arroyuelos de agua cristalina que bajaban de la sierra y que pasaban bajo el camino embovedados para finalmente depositar sus aguas más abajo en los ríos Castor y Velerín.

Nuestra ruta discurría por un entorno salpicado de una vegetación muy variada al igual que la fauna, de la que pudimos ver algunos conejos y un pequeño zorro que aceptó nuestra comida.

El ritmo era rápido, lo que nos permitió completar la mitad del recorrido hacia las 04:00 h de la madrugada, momento que aprovechamos para que Carlos hiciese una cura de urgencia al que escribe, por una caída sufrida momentos antes y descansar además de reponer fuerzas.

Continuamos avanzando por la pista hasta llegar a varias casas de campo y cabrerizas y a la conocida como “Casa de los Guardas”. Solo los ladridos de los perros alteraban el silencio de la noche. El cansancio iba haciendo mella y la marcha se redujo, quedando el grupo fragmentado.

Pronto aparecieron los primeros rayos de luz y esto nos animó a continuar. Pasamos por el Cortijo de Nicola hacia las 07:00 h, ya clareando el día, y un kilómetro y medio más adelante tomamos el carril de la derecha para llegar a escasos metros al punto final de nuestro recorrido, a la altura del puente de la autovía, donde Chema dejó su coche por la noche.

Poco a poco fuimos llegando a este lugar con más sueño que cansancio, lugar en el que realizamos la foto del grupo. Posteriormente Chema con José Antonio, Carlos, Ignacio y Rafa se marcharon para recoger los coches en el punto de inicio de la ruta mientras que el resto del grupo continuó caminando unos 3 km más hasta llegar a la autovía donde esperaron la llegada de los coches.

Ya de vuelta con los vehículos, algunos compañeros decidieron marcharse por sus ocupaciones personales o por el sueño acumulado. Miguel, Rafi y Rafa decidieron terminar la salida con un desayuno en el bar El Caliente, en el paseo marítimo de Estepona, dando por finalizada la jornada que, como siempre, transcurrió en perfecta armonía y camaradería.



  Mapa desde Estepona al km 10 de la carretera MA-8301 que sube a la sierra.



De izquierda a derecha: Sofía Luque, Sofía C. Mateos, Rafael Rodríguez, Pepi González, José Antonio Quiros, Miguel Alonso, Carlos de Lara, Ignacio Pérez de Vargas, José María Martín y Rafi Román.

Vídeo Altabacales Nocturna



Galería Fotográfica



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