sábado, 26 de julio de 2014

Recorrido por la costa desde Valdevaqueros a Bolonia


De Estepona partimos (8:20 h) por la Autovía del Mediterráneo A-7 en dirección a Tarifa. Desde la carretera pudimos divisar, con cierta dificultad debido a la bruma reinante, una gran duna de arena llamada Punta Paloma, al fondo de la cual observamos una zona boscosa y en su parte trasera las sierras de la Higuera y de la Plata.

Íbamos atentos pues, a la altura del kilométrico 74, teníamos que girar a la izquierda para continuar por la carretera A-2325, siguiendo la indicación de un cartel que nos anunciaría a Punta Paloma.

Al fin llegamos al desvío que esperábamos (9:22 h) continuando de frente y luego a la izquierda, hasta llegar a la playa de Valdevaqueros, donde aparcamos los coches para iniciar la ruta. Desde Estepona habíamos recorrido 81,2 kilómetros en un tiempo de una hora, cumpliéndose el vaticinio de Google Maps.

El entorno
Nos encontrábamos en el Parque Natural del Estrecho que abarca, desde Getares en Algeciras, hasta el Cabo de Gracia en Tarifa, espacio protegido en 2003, siendo el más meridional del continente europeo.

La pedanía de Bolonia se encuentra en una pequeña ensenada del litoral suratlantico gaditano, delimitada por los cabos Paloma y Camarinal, pequeña bahía rodeada por las elevaciones de la Loma de San Bartolomé, al este, y las sierras de la Higuera y de la Plata al oeste.

Sin duda, las playas de Tarifa son kilómetros de arena fina y dorada bañadas por unas aguas cristalinas de bellos matices de colores, desde el azul claro a un azul verde (turquesa) y al más oscuro al fondo, eso sí, aguas muy frías. Tuvimos la suerte de tener de cara un viento de poniente, el idóneo para andar por estas playas.

Las playas
La de Valdevaqueros, famosa por la multitud de deportes náuticos que se practican en ella, tiene una extensión de algo más de 5 kilómetros con grandes dunas de arena blanca que forman grandes montañas.
La más conocida es la paradisíaca playa de la Ensenada de Bolonia, de las mejores de toda la costa gaditana, con unos 4 kilómetros para disfrutar de una de las pocas que aún se conservan en estado casi virgen. Destacan sus grandes dunas y aguas de azul muy intenso. Junto a ella se encuentra el complejo arqueológico de la antigua ciudad romana de Baelo Claudia.
La ruta por la costa
A Valdevaqueros llegamos en dos coches y allí se nos unió Andrea, que llegó algo retrasada, cuando ya habíamos iniciado (9:40 h) la marcha hacia Punta Paloma, a cuyo frente teníamos la duna. Ésta va agrandándose gracias a los vientos que soplan de levante arrastrando las arenas hacia el poniente.

Comenzamos la caminata desde el aparcamiento, a mitad de la playa, cerca de la desembocadura del arroyo El Valle que forma un gran estuario al llegar al mar. El recorrido lo hicimos en gran parte por la costa hasta la playa de Bolonia. En total 19,2 kilómetros de poca dificultad, tan solo la de caminar por las playas, en algunos tramos de piedras grandes, y en otros por senderos cerca de la costa, siguiendo las marcas en las rocas (trazos blanco y verde) que significan sendero local.

En principio el día se presentaba con poca claridad pero según fuimos caminando fue desapareciendo la bruma pudiendo ver la costa marroquí muy cerca, destacando el famoso promontorio del Ibi Musa (851 m) que, junto con el Peñón de Gibraltar (426 m), forman las míticas Columnas de Hércules.

Caminábamos hacia Punta Paloma, teniendo que sortear, al principio, una zona de piedras sin gran dificultad y después por varias calas de arena dorada y rocas que permiten más la intimidad para la práctica del nudismo. Era temprano y había poca gente, se veían algunos durmiendo (10:14 h) al resguardo de los acantilados y envueltos en sacos de dormir.

A nuestro paso por la playa fuimos encontrando zonas invadidas por las algas, lo que nos hizo pensar que era debido a un fuerte oleaje ocurrido no haría mucho ya que también vimos algunos peces varados en la orilla, entre ellos, uno bien grande, cerca de un metro de longitud, que no supimos que clase de pez era ya que ninguno era pescador.

A nuestro paso observamos en la zona alta antiguos búnkeres de ametralladoras que se construyeron a lo largo de la costa finalizada la Guerra Civil(1936-1939) ya abandonados. Tras unos tres kilómetros llegamos a Punta Corrales (11:35 h), no pudiendo seguir por la orilla, por lo que tuvimos que subir por un sendero cercano a un pinar, por encima de la zona del mar, que atravesaba campos rodeados de lentiscos.

Volvimos a bajar a la playa pasando por las llamadas “piscinas naturales” (12:17 h); son unas formaciones geológicas, rasas mareales, producidas en las paredes de los acantilado que dan lugar a unas balsas, especie de piscinas, donde el agua está retenida y por tanto más cálida.

Continuamos el recorrido por una bella zona con rincones donde cantidad de bañistas acampaban en tiendas o se tumban en tollas sobre la playa para disfrutar de unas cristalinas aguas color turquesa. Un bello entorno hasta ver al fondo (13:03 h) la playa de Bolonia y más allá su famosa duna.

La hora de la comida 
Llegados a esta otra gran playa, unos nos dirigimos a comer en el Bar-Restaurante de “Casa Ríos” (13:25 h) y otros se quedaron en la playa para bañarse y tomar los bocadillos que traían.

El restaurante se encontraba en la zona conocida como El Lentiscal, cerca de una farmacia que se distinguía a lo lejos por la cruz color verde, referencia para no olvidar, donde dispusimos de una extensa carta: frituras, ensaladas, pescados y carnes, bajo un techado que proporcionaba una buena temperatura para comer mientras, a la vez, tomábamos un descanso. Posteriormente, se nos unieron Sofía y Carlos.

El camino de vuelta
Tras los cafelitos, emprendimos el regreso, no sin antes recoger a Marja, que se había quedado con Andrea en un restaurante cercano, junto a su familia que la esperaron allí para comer.

Por indicación de Carlos, en vez de continuar por la playa caminamos por un sendero que discurría más al interior, a poca distancia de la playa, pero por el que podíamos andar con más celeridad y así acortar en tiempo el camino de regreso.

Pasamos cerca del sendero que subía a un restaurante muy nombrado, “El Mirlo” cercano a un puesto de artillería de costa que no se veía desde la playa. Por aquí si que las playas y calas estaban a rebosar de gente. Llegando a la altura de Punta Paloma (18:55 h), vimos muchas personas embadurnadas con un barro que conseguían machacando la piedra de una roca cercana. Por lo visto se conseguía un abrasivo que se extendían por el cuerpo para exfoliar la piel (?). Nosotros seguimos andando aprovechando para darnos unos chapuzones a nuestro paso y un último baño para refrescarnos al llegar a la altura del aparcamiento donde habíamos dejados los coches.

Ya en los coches, nos cambiamos de ropa y, tras las despedidas, emprendimos el regreso (19:39 h) después de haber hecho una ruta con un recorrido de unos 19 kilómetros, entre ida y vuelta.

El próximo sábado iremos a Istán, esta vez a disfrutar del agua dulce del río Verde.

                  VERSIÓN EN PDF PARA IMPRIMIR

   MAPA CON EL RECORRIDO POR CARRETERA DESDE ESTEPONA
   VISTA SATÉLITE

   MAPA TOPOGRÁFICO

    PERFIL DE ALTURA


   El grupo, en el aparacamiento de Valdevaqueros, antes de comenzar el recorrido. De izquierda a derecha: Marja Bolscher, Sofía Mateos, Miguel Alonso, Manuel Muñoz, Martine Colombu, José Luis Gil y Carlos de Lara. No sale Andrea Michalowiez.

GALERÍA FOTOGRÁFICA
(Fotos: José Luís Gil, Manuel Muñoz y Miguel Alonso)


  

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