El pronóstico del tiempo frío y con posibilidad de caminos nevados para la ruta que nos tocaba el sábado 21 de febrero en la Sierra de las Nieves, obligó al cambio de tercio y a buscar una alternativa divertida y no muy lejos de Estepona, se decidió ir al bonito pueblo de Casares a recorrer las laderas de Sierra Crestellina.
Tras este contratiempo el número de participantes bajó y por si era poco amaneció el día del evento chispeando, otra razón más para que algunos que aun teniendo ganas de patear Casares también desistieran de hacer la ruta a última hora, con lo que el montante final de aguerridos caminantes se redujera a cuatro, Rafa, José Luis, Margaret y el mismo que teclea. Esperamos al calorcito del Bar Estadio con nuestros atuendos preparados para empezar, se preguntó “Bueno…que hacemos?” Ya se sabe… te levantas temprano!, te disfrazas de senderista!, todo preparado!... nos miramos y ya sabíamos que iríamos, Alea jacta est!
De Estepona a Casares en el super 4x4 de Rafa veinte minutillos, aparcamos al final de la ruta en el camino denominado de la “Arquita”. A las nueve y cuarto desenvainamos nuestros bastones y caminamos por el sendero de madera en la parte izquierda de la carretera en dirección hacia el puente de lata” o parte más baja de Casares, es justamente en esa vaguada donde dejamos la carretera y debemos subir. Aún habiendo estirado las piernas en la bajadita es necesario meter la reductora para subir despacito en dirección al refugio y ser consciente que los cuarenta y cinco minutos de subida no nos lo quita ni dios. He de decir que el hecho de ir solo cuatro hizo que nos tomáramos la subida de forma muy relaja y distendida, con tiempo para hacer fotos de Casares con unas perspectivas que solo desde allí se pueden hacer y sobre todo seamos humildes para coger resuello.
Hay que apuntillar que esta ruta la caminamos en sentido inverso a lo que normalmente se hace y a lo que las señales apuntan, la razón no es otra que por ser la parte final de pronunciada bajada y sobre todo estar las piedras del camino mojadas y resbaladizas, es mucho mejor empezar subiendo que no terminar bajando, cansados y con bastantes posibilidades de partirse la crisma. Con lo cual se sufre al principio y una vez llegado al refugio el resto…de “verano azul”.
Por fin alcanzamos el refugio y tras tomar unas frutas y refrescarnos charlamos y comentamos lo divertido que sería la posibilidad de celebrar allí algún evento festivo con el resto del club, ya que es posible acceder con coche por la parte de arriba para el avituallamiento y la llave del refugio la deja el ayuntamiento de Casares tras recibir un depósito de cincuenta euros. El refugio por dentro es una maravilla tiene diez literas, chimenea, cocina y tiene un porche magnifico, ahí queda el aviso para navegantes.
Partimos en dirección opuesto al camino, es decir hacia la izquierda para alcanzar el mirador de sierra Crestellina donde nos hacemos la pertinente foto con la bandera del club y disfrutamos de las magníficas vistas. El día acompaña y es justo reconocer que no habíamos podido elegir mejor ruta ya que el macizo de la sierra evitaba que el fuerte viento de poniente nos azotara. Continuamos caminando en dirección norte hacia la puerta de entrada de “el Monte del Duque” y es allí donde empezamos la bajada en dirección sur.
Margaret haciendo gala una vez más de su virtud para pronosticar el tiempo comenta que sobre las doce y media llovería y claro llovió, pero ya era tarde para que nos mojáramos, no tanto por lo fino del “chirimiri” si no porque estábamos sin darnos cuenta cerca del final, pasamos por la famosa “arquita” y tras varias sesiones de fotos y de amenas conversaciones habían transcurrido tres horas y cuarenta y cinco minutos, habíamos llegado a nuestro destino final. ¡Fantástico día!
Tras este contratiempo el número de participantes bajó y por si era poco amaneció el día del evento chispeando, otra razón más para que algunos que aun teniendo ganas de patear Casares también desistieran de hacer la ruta a última hora, con lo que el montante final de aguerridos caminantes se redujera a cuatro, Rafa, José Luis, Margaret y el mismo que teclea. Esperamos al calorcito del Bar Estadio con nuestros atuendos preparados para empezar, se preguntó “Bueno…que hacemos?” Ya se sabe… te levantas temprano!, te disfrazas de senderista!, todo preparado!... nos miramos y ya sabíamos que iríamos, Alea jacta est!
De Estepona a Casares en el super 4x4 de Rafa veinte minutillos, aparcamos al final de la ruta en el camino denominado de la “Arquita”. A las nueve y cuarto desenvainamos nuestros bastones y caminamos por el sendero de madera en la parte izquierda de la carretera en dirección hacia el puente de lata” o parte más baja de Casares, es justamente en esa vaguada donde dejamos la carretera y debemos subir. Aún habiendo estirado las piernas en la bajadita es necesario meter la reductora para subir despacito en dirección al refugio y ser consciente que los cuarenta y cinco minutos de subida no nos lo quita ni dios. He de decir que el hecho de ir solo cuatro hizo que nos tomáramos la subida de forma muy relaja y distendida, con tiempo para hacer fotos de Casares con unas perspectivas que solo desde allí se pueden hacer y sobre todo seamos humildes para coger resuello.
Hay que apuntillar que esta ruta la caminamos en sentido inverso a lo que normalmente se hace y a lo que las señales apuntan, la razón no es otra que por ser la parte final de pronunciada bajada y sobre todo estar las piedras del camino mojadas y resbaladizas, es mucho mejor empezar subiendo que no terminar bajando, cansados y con bastantes posibilidades de partirse la crisma. Con lo cual se sufre al principio y una vez llegado al refugio el resto…de “verano azul”.
Por fin alcanzamos el refugio y tras tomar unas frutas y refrescarnos charlamos y comentamos lo divertido que sería la posibilidad de celebrar allí algún evento festivo con el resto del club, ya que es posible acceder con coche por la parte de arriba para el avituallamiento y la llave del refugio la deja el ayuntamiento de Casares tras recibir un depósito de cincuenta euros. El refugio por dentro es una maravilla tiene diez literas, chimenea, cocina y tiene un porche magnifico, ahí queda el aviso para navegantes.
Partimos en dirección opuesto al camino, es decir hacia la izquierda para alcanzar el mirador de sierra Crestellina donde nos hacemos la pertinente foto con la bandera del club y disfrutamos de las magníficas vistas. El día acompaña y es justo reconocer que no habíamos podido elegir mejor ruta ya que el macizo de la sierra evitaba que el fuerte viento de poniente nos azotara. Continuamos caminando en dirección norte hacia la puerta de entrada de “el Monte del Duque” y es allí donde empezamos la bajada en dirección sur.
Margaret haciendo gala una vez más de su virtud para pronosticar el tiempo comenta que sobre las doce y media llovería y claro llovió, pero ya era tarde para que nos mojáramos, no tanto por lo fino del “chirimiri” si no porque estábamos sin darnos cuenta cerca del final, pasamos por la famosa “arquita” y tras varias sesiones de fotos y de amenas conversaciones habían transcurrido tres horas y cuarenta y cinco minutos, habíamos llegado a nuestro destino final. ¡Fantástico día!
VERSIÓN EN PDF PARA IMPRIMIR
RECORRIDOS POSIBLES POR CARRETERA DE ESTEPONA A CASARES
VISTA SATÉLITE DEL RECORRIDO
MAPA TOPOGRÁFICO
PERFIL
PARTICIPANTES
De izquierda a derecha: Margaret O´Connor, José Antonio Quiros, José Luís Jiménez y Rafael Rodríguez.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
(Fotos: José Antonio Quiros y Rafa.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario