CRÓNICA: MIGUEL ALONSO
Pasaban las 8:30 de la mañana cuando partimos, desde el
Bar Estadio de Estepona, un grupo de siete compañeros que, al llegar a Istán,
se incrementó con otros tres que allí nos aguardaban, en total formamos un
grupo de diez.
Paula, Isabel y Jesús nos esperaban en
el Bar La Parada, situado en una callejuela cercana al mercadillo que se pone
todos los sábados en la avenida de Juan Carlos I, muy cerca de la plaza del
Calvario, lugar donde aparcamos los coches.
Desde el aparcamiento del Calvario, se podían contemplar,
al norte, la impresionante mole de la Sierra Real (1.331 m) que preside el pueblo
como telón de fondo. Caminamos hacia el centro del pueblo pasando por la calle
El Chorro donde se encuentra una famosa fuente, antiguo lavadero, que se puede
considerar como la imagen más emblemática del pueblo, situado en una zona
pintoresca de fachadas blancas, en cuya escalinata lucen buganvillas y rosales.
La fuente de El Chorro consta de siete caños y se
abastece de antiguas canalizaciones de agua de origen árabe. El agua pasa desde
la fuente hasta el lavadero, adornado con arcos de ladrillo visto y azulejos.
Antes de comenzar la caminata, nos desplazamos en dos
coches por el camino de El Nacimiento hacia el final de la pista, dejando uno
de los coches aparcado con el fin de, a la vuelta, volver en uno de ellos con
parte de los compañeros y regresar con otro de los coches para recoger al
resto. De esta manera nos evitábamos el camino de vuelta por la pista con el
calor aún reinante que por experiencia de otros años habíamos tenido que
soportar.
Al fin, regresamos al pueblo (11:15 h) uniéndonos al
grupo que nos esperaban en la plaza, sentados en las mesas del Bar Troyano
justo al lado de la Iglesia de San
Miguel (siglo
XVI), uno de los dos edificios más antiguos del municipio, lugar que
aprovechamos para hacernos la foto del grupo.
Ruta a la Charca del Canalón
En vez de hacer la ruta caminando por la pista que
conduce directamente al río, pasando por el lugar del nacimiento del río
Molinos, conocido por “El Nacimiento”, nosotros decidimos hacer un recorrido
más vistoso comenzando la caminata desde el centro del pueblo por una
callejuela que salía, a la altura de un quiosco de “chuches”, a la izquierda de
la iglesia, que en bajada nos llevó a la altura del cementerio (11:32 h) no sin
antes sufrir una equivocación de orientación.
Pasamos por delante de una fuente de agua, construida en
el año 1953, decorada con azulejos y de la que caía un chorro de fresca agua
que nos sirvió para rellenar las botellas y refrescarnos. Istán es un lugar donde el agua es
un elemento imprescindible en su entorno: fuentes, acequias que riegan sus
huertas…
Caminamos siguiendo las estrechas callejuelas que nos
conducirían en dirección sureste, pasando por la calle Perales y cruzando la
calle Almez, siempre en bajada, hacia el camino de las Herrizas.
Una tablilla en un poste (11:36 h), señalaba un camino a
la derecha, que iniciamos, bajando por un suelo de hormigón en una fuerte
pendiente, por el que había que caminar con precaución por la pronunciada
inclinación.
En la bajada, pasamos por un antiguo Molino con una de
las piedras de moler ante la fachada, continuando seguidamente por una zona de
huertas y frutales siguiendo el sendero PR.A-166 Istán-Herrizas de la Gallega.
Nuestra marcha, que seguía en sentido sureste, nos
permitió caminar bajo otra zona montañosa, la de Sierra Blanca, que prolonga el
relieve hasta las proximidades de la costa.
Entre la Sierra Real al norte y la Sierra Blanca al
sureste, se extiende el valle del río Verde, antes de formar el embalse en
dicho río conocido por La Concepción, dando lugar a parajes de gran interés
paisajístico y ecológico en la Dehesa de Bornoque, donde una densa masa de
alcornoques baja hasta el fondo del valle mezclándose con quejigos y algunos
pinsapos, componiendo una bella estampa en el borde norte, en las cercanías de
Istán; un paisaje agrícola de terrazas en las que se cultivan frutales y
hortalizas.
El sendero nos llevó a uno de los rincones más
espectaculares del valle del río Verde: el Charco del Canalón, por una pista
forestal que, tras unos 500 metros a través de huertos y frutales, nos llevó
hasta el cruce del río Molinos, que atravesamos por el puente peatonal de
hormigón y después continuamos unos 600 metros por la misma pista en dirección
norte, caminando en bajada sobre un suelo
de cemento para después cruzar un arroyo.
A lo largo de este primer kilómetro de recorrido pudimos
ver como los naranjos y aguacates poblaban las huertas que dejábamos a nuestro
paso. Poco más adelante, cruzamos otro arroyo conocido como
Arroyo Luis y tras unos 100 metros, llegamos a las Herrizas de la Gallega.
Después continuamos por la pista que, tras atravesar unos
campos de aguacates, empezó una leve subida. Estábamos, más o menos, a unos
2.500 metros de la salida. Aquí la ruta abandonaba la pista forestal y por la
izquierda se adentraba en un sendero que continuamos cruzando primero dos
arroyos pequeños y luego uno un poco más grande: arroyo Castaño.
Poco más adelante llegamos a una pista forestal, a través
del Puerto de la Cornicabra que en subida nos llevó a otra que continuamos por
la izquierda y, al cabo de unos cientos de metros, descendimos al río Verde. Esta
pista, que viene a la derecha, es por la que hubiéramos venido desde el pueblo
si no hubiéramos seguido la opción que tomamos al principio.
Ya cerca del río, cruzamos el arroyo Bornoque e,
inmediatamente después, seguimos a la derecha por una pista que a pocos metros nos
llevó hasta el río, que tuvimos que cruzar con precaución debido a las piedras
resbaladizas por el verdín que las cubría.
Seguimos la pista y en unos 400 metros encontramos otro
cruce de carril que sale por la derecha: el Carril de las Arcas, que seguimos recto
y en unos minutos de bajada llegamos al río Verde.
En este punto encontramos los restos de un antiguo puente
colgante (14:56 h), del que solamente quedaban los cables suspendidos sin
tablas, por lo que tuvimos que cruzar con cuidado el arroyo y posteriormente
seguir 10 metros y, en la primera curva del carril, por la derecha, cogimos un
sendero que en pocos metros nos llevó (15:00 h) al Charco del Canalón.
Nada más llegar y acomodarnos bajo una sombra, junto a una
charca cercana a la del Canalón, nos dimos el primer baño en unas frescas y
claras aguas. Había mucha gente, por lo que tuvimos que quedarnos en esta otra
más tranquila y con sombra.
En este lugar comimos y entre baños en unas aguas
pobladas de pequeños pececillos, parece que eran alevines de Barbos (?). esperábamos
a que el sol fuera perdiendo intensidad mientras nos recreábamos en el agua.
Decidimos emprender el regreso (17:40 h) y, el primer grupo
de seis compañeros, continuaron en el coche de José Luis Gil que habíamos dejado
aparcado al final de la pista por la mañana.
Los otros cuatro continuamos el camino a un paso lento,
el calor se sentía, esperábamos que José Luis Gil regresara con el coche a recogernos,
cosa que ocurrió al poco rato y al fin nos acercó a las cercanías del pueblo,
para continuar andando por la
denominada “Acequia del Chorro” cuyo recorrido forma, desde el nacimiento del
Río Molinos, un paseo de belleza natural.
Estas
acequias siguen sirviendo como
canalizadoras de agua para el riego tradicional de las huertas, atravesando
todo el pueblo y ramificándose para llegar a los bancales que se encuentran a
su alrededor.
En la plaza del pueblo
nos esperaban los compañeros que nos habían precedido
sentados en las mesitas de la terraza del
“Bar-Restaurante Troyano”, junto a la iglesia de San Miguel en cuya plaza, además
de un merecido descanso, comimos opíparamente degustando el plato estrella, “conejo
al ajillo” y el típico “plato panocho” compuesto de patatas y pimientos verdes
fritos, pisto, chorizo, filetitos de lomo, huevo frito, que acompañamos, con
cerveza, vino o por unos refrescos.
El
ambiente de la plaza era apacible y allí estuvimos un buen rato mientras Isabel
Naranjo visitaba a unos parientes.
Cuando comenzaba a atardecer, emprendimos el regreso a
nuestras casas. Otra ruta para retener en nuestra mente y repetir el próximo
año en los mismos términos.
El grupo en la Plaza de San Miguel de Istán antes de comenzar la ruta. De izquierda a derecha: Juan Carlos Huertas, José Luis Jiménez, Miguel Alonso, Paula López, Pilar Villar, José Antonio Quirós, Jesús Díaz, José Luis Gil, Isabel Naranjo y Jesús González.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
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