DOMINGO DÍA 5 DE JULIO
Viaje en avión desde Málaga a Bucarest
CRÓNICA: MIGUEL ALONSO
El domingo día 5 de julio iniciamos nuestra gira por Rumanía, que se extendería hasta el martes día 14, estancia que dedicamos en recorrer Transilvania y los Cárpatos, realizando varias visitas turísticas a algunas ciudades emblemáticas de la zona y rutas de senderismo.
Con estos días de estancia en Rumanía, continuamos con el precedente de años anteriores que viajamos al sur de Irlanda y a la Selva Negra en Alemania, y que pensamos continuar cada año efectuando salidas, tanto por nuestro territorio como por el extranjero.
Salida de Estepona
Partimos pasadas a las 7:40 horas de la mañana del domingo día 5 de julio, 7 socios, una parte del grupo, en un autobús de la empresa J. Domínguez SL, contratado para desplazarnos al Aeropuerto de Málaga Costa del Sol.
De camino al aeropuerto, hicimos varias paradas para recoger a varios compañeros. Los primeros fueron Margaret y Andrés, a la altura del río Padrón; luego a Violeta, en la parada del río Guadalmina; María Fernández antes de entrar a Marbella, en el Pirulí y a Isabel y a María Sierra en un punto de la calle Ricardo Soriano de Marbella.
En el aeropuerto nos reunimos a las 9:35 horas de la mañana en la Terminal 2: Punto de Información de AENA, con los otros 7 compañeros y las guías de Alventus: Ana Fernández y Victoria Rodríguez, completando un grupo de 23 personas.
De camino al aeropuerto, hicimos varias paradas para recoger a varios compañeros. Los primeros fueron Margaret y Andrés, a la altura del río Padrón; luego a Violeta, en la parada del río Guadalmina; María Fernández antes de entrar a Marbella, en el Pirulí y a Isabel y a María Sierra en un punto de la calle Ricardo Soriano de Marbella.
En el aeropuerto nos reunimos a las 9:35 horas de la mañana en la Terminal 2: Punto de Información de AENA, con los otros 7 compañeros y las guías de Alventus: Ana Fernández y Victoria Rodríguez, completando un grupo de 23 personas.
Una vez facturado el equipaje (10:00 h), partimos a las 11:10 (hora de España) en el vuelo de la compañía Blu Air (OB-126 / AGP-OTP) rumbo a Bucarest (en rumano București), llegando a las 15:20 (hora de Rumanía) al Aeropuerto Internacional de Bucarest Henri Coandă, ubicado en Otopeni, Ilfov, que se encuentra a 16 kilómetros del centro de Bucarest (unos 30 minutos de trayecto).
De allí nos trasladamos en autobús al Howard Johnson Grand Plaza Hotel, situado en la Calea Dorobantilor de la céntrica capital rumana, donde nos distribuimos en las habitaciones. Tras un breve descanso nos desplazamos a un céntrico restaurante donde Viajes Alventus nos obsequió con una cena especial de bienvenida.
Cena de bienvenida
El restaurante Caru’ cu Bere, es de lo más típico de Bucarest, se encuentra situado en el centro de la ciudad, en un edificio neogótico con salones, bóvedas y columnas pintadas que parece un escenario de película. Se trata de uno de los más afamados del país, donde nos sirvieron platos típicos de la gastronomía rumana en una cena que transcurrió muy animada y además, amenizada por unos bailarines que danzaron al compás de músicas típicas y posteriormente sacaron a bailar a los comensales.
Tras la cena, regresamos al hotel caminando por una ciudad que ofrecía una bella estampa con las calles y plazas iluminadas y que nos sirvió para tomar el primer contacto con la capital rumana.
Bucarest
Es la capital y la ciudad más poblada de Rumanía, así como su principal centro industrial, comercial y cultural. Está situada en el sureste del país, a orillas del río Dâmbovița. La ciudad cuenta con 1.677.985 habitantes, según datos del censo del año 2011, lo que la convierte, además, en ser la décima ciudad más poblada de la Unión Europea.
Rumanía
Encrucijada de influencias occidentales, bizantinas y orientales, pertenece a la Unión Europea desde el 1 de enero de 2007. Es un país de nombres evocadores, de antiguas tradiciones, de cuentos y leyendas, de una extraordinaria variedad de paisajes. Los Cárpatos, la meseta de Transilvania, los bosques de Maramures, las suaves colinas y el mundo rural de Moldavia, Bucovina y el Delta del Danubio.
Un país rico en historia y también con un pasado convulso. Una historia que se nos mostró en forma de castillos y pueblos medievales de ancestrales tradiciones.
A lo largo de las rutas, disfrutamos de naturaleza y cultura, acercándonos a pie a los espacios naturales y disfrutando del encuentro con pueblos y ciudades de otra época. Desde Bucarest, pusimos rumbo a Brasov, ciudad fundada por colonos sajones. Nos internamos en las montañas de los Cárpatos; conocimos Bran y las colinas brumosas donde se alza el castillo del Conde Drácula. Caminamos por el Parque Nacional de Pietra Craiuli, uno de los santuarios de la naturaleza en Europa; montañas y bosques que guardan los últimos ejemplares de osos y lobos.
Bajamos a las llanuras, donde nos esperaban ciudades como Prejmer o Sighisoara. Al pie de las montañas Fagaras, conocimos Sibiu una de las ciudades fortificadas de Transilvania. Un país que formará parte de un inolvidable recuerdo: la belleza cautivadora de sus paisajes, ciudades, monasterios, el delicioso vino de Murfatlar, su cocina de reminiscencias orientales y la alegría y sencillez de sus gentes.
Grupo de participantes en el viaje a Rumanía, ante la entrada al Aeropuerto Internacional de Bucarest Henri Coandă. De izquierda a derecha: Francisco González, Lucía Álvarez de Sotomayor, Miguel Alonso, María Sierra Gutiérrez, Isabel Naranjo, Jesús González, Lola Trujillo, Isabel López, Puri Ruedas, Ignacio Pérez de Vargas, Violeta Montequín, Margaret O'Connor, José María García de la Nava, Andrés Fornells, María Ruiz, María Fernández, Ana Ortiz, Juan de Dios Cabezas, Violeta Rodríguez y Ana María Fernández (Guías de Alventus) y Pilar y Luisa Cañizo.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
Fotos: Miguel Alonso
VERSIÓN IMPRIMIBLE EN FORMATO PDF
LUNES DÍA 6 DE JULIO
De Bucarest a Predeal
CRÓNICA: ISABEL LÓPEZ
Ayer tuvimos un primer contacto con la capital al atravesar en autobús las grandes avenidas hasta llegar al hotel y el paseo nocturno por la ciudad vieja tras la excelente cena-espectáculo que tuvimos en el restaurante Caru cu bere. Hoy nos disponemos a conocer un poco mejor esta gran ciudad haciendo una visita guiada.
A las 8:30 horas después de un buen desayuno y trasiego por los ascensores, nos encontramos a la puerta del hotel Howard Johnson con el autobús y con Elena, la guía local que nos acompañará por la ciudad.
Hace un buen día, pero se sospecha que será caluroso, ahora estamos a 23ºC, es por lo que Elena propone que hagamos a primera hora la visita al Parque Herastrau y al Museo de la aldea, que nos proporcionará una visión general de las zonas rurales del país.
Tenemos que atravesar la ciudad, en lo que emplearemos casi una hora debido al gran aumento del parque automovilístico experimentado en los últimos años sin que sus infraestructuras hayan sufrido cambios, nos comenta Elena que se calcula que hay 2 millones de coches.
La guía aprovecha este tiempo para hacer un breve recorrido histórico del país en general y de la ciudad en particular.
Desde el hotel hasta el Parque Herastrau vamos a poder observar la representación arquitectónica de los periodos históricos que nos ha relatado Elena, y que ella resume en los edificios de la monarquía y los del comunismo.
Partimos de la calle Dorobantilor, donde se erige el imponente edificio hotel Howard Johnson de 18 plantas, al lado de dos deliciosos palacetes, uno dedicado a museo y otro al restaurante Casa Oamenilor de Stiinta (fotos 1, 2, 3)
A pocos metros, la Piata Romana, uno de los centros neurálgicos de la ciudad y donde comienza la arteria principal de la ciudad el bulevar Magheru, hacia el norte, siguiendo la calle Victoriei encontramos el Museo Nacional de Historia, con la estatua que representa a Trajano en su puerta y en frente, el emblemático edificio del CEC Bank (fotos 4, 5, 6)
Llegamos a la Plaza de la Revolución y observamos un obelisco ensangrentado que es el monumento a los caídos en la revolución de 1989, (los locales lo conocen como el pincho de patata). Y enfrente de la plaza se encuentra el Museo de Arte y un poco más adelante un edificio circular que es el Ateneo, centro de todos los conciertos de la filarmónica George Enescu. (fotos 7, 8)
Continuamos por las amplias avenidas con altos bloques de viviendas jaulas de la época comunista (que necesitan una manita de pintura), salpicadas de bellos palacetes de la Belle Époque, que fueron residencia de algunos altos cargos de la dictadura. Nos encontramos con un gran monumento tapado con toldo, que nos recuerda el Arco del Triunfo de París, y que da paso a una gran avenida flanqueada de árboles a modo de los Campos Elíseos. Efectivamente, se trata del famoso Arco del Triunfo, que actualmente está en restauración y por donde pasa cada año el 1 de diciembre el desfile que conmemora el nacimiento del Estado de Rumanía. Aquí comienza Soseaua Kiseleff, una gran avenida, incluso más larga que los famosos Campos Elíseos, donde se encuentran las embajadas extranjeras, los museos de historia natural y geología, el parque más grande de la ciudad, de 187 hectáreas, el Parque Herastrau, hacia donde nos dirigimos.
Parque Herastrau
Descendemos del autobús y nos encontramos con una gran extensión verde con numerosos árboles, paseos, caminos construidos en los años treinta. Cuenta con varios lagos comunicados entre sí, donde la gente suele practicar deportes acuáticos, teatro al aire libre, cine abierto, jardín botánico, restaurantes, bares, una plazoleta redonda con una gran bandera europea y a su alrededor doce estatuas de cabezas en bronce de los representantes de los países fundadores de la unión europea (fotos 10, 11, 12, 13, 14, 15)
En este parque se encuentra el Muzeul Satului, o museo de la aldea, que posee reproducciones de casas rurales típicas de construcción rumana, la mayoría de madera. Es un museo etnográfico al aire libre creado en 1936 por un grupo de destacadas figuras de la cultura rumana del momento (historiadores, filósofos, sociólogos y antropólogos). A lo largo de sus aproximadamente 100.000 metros cuadrados el museo presenta diferentes ejemplos de la arquitectura rumana, procedentes de diferentes regiones del país. La diversidad no es solo geográfica, sino temporal, pues es posible visitar edificios desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
El museo se dispone como si de un pequeño pueblo se tratara, con sus calles, plazas, granjas, huertas, molinos e iglesias. Delante de cada construcción hay un cartel explicativo con la situación geográfica de cada región así como de la vestimenta típica de sus habitantes. Las casas se pueden visitar y admirar los muebles, decoración y utensilios. En algunas hay productos artesanales a la venta. En la actualidad cuenta con 272 edificios y está en constante ampliación, pues se trata de uno de los museos más emblemáticos del país (fotos 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23)
Tras unas horas de tiempo libre que hemos aprovechado para meternos por el entramado de calles y caminos para descubrir rincones que nos remonta a otros lugares y épocas, y darnos una visión global de la Rumanía que esperamos descubrir.
A la hora convenida volvemos al punto de encuentro, donde nos esperan las guías y el autobús y nos disponemos a realizar la siguiente visita: el Palacio del Parlamento, el segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono de los EE UU.
El Palacio del Parlamento
El Centro Cívico, como se denominaba el proyecto, tenía como objetivo concentrar todos los edificios gubernamentales y reunir a la élite comunista gobernante en torno a una gran avenida (Unirii) que cruzaba de este a oeste la ciudad. Para su construcción se derribaron más de 7.000 casas, doce iglesias, tres monasterios, dos sinagogas que habían sido afectadas por el terremoto de 1977, más de 40.000 personas fueran desplazadas de sus hogares.
Está enclavada en una colina artificial, el edificio ocupa una superficie de 330.000 metros cuadrados, 85 metros de alto (12 plantas) y 23 metros (6 plantas bajo tierra) en un bunker subterráneo a prueba de un ataque nuclear. Trabajaron 700 arquitectos, 1.000 ingenieros bajo la dirección de la arquitecta Ana Petrescu, más de 20.000 obreros en la obra durante 24 horas diarias y casi un millón de personas participaron en todos los rincones del país elaborando puertas, lámparas, candelabros, alfombras, cortinas, tapices, etcétera. Todos los materiales usados en la construcción son de origen rumano: mármoles, maderas nobles, bronces, oro, plata, cristal de roca, sedas.
La imponente estructura se empezó a levantar en 1983, es de estilo ecléctico, queriendo resultar sus salones y escaleras una combinación anacrónica de estilos a modo de Versalles, de la opera de Viena o de los palacios de los zares pero llevados a unas dimensiones colosales. Aunque externamente parece terminada, la revolución de 1989 interrumpió su construcción y abrió un debate sobre su utilidad, quedando muchos interiores inacabados. Hoy alberga el Parlamento, el Senado, el Tribunal Constitucional y el Museo de Arte Contemporáneo, quedan multitud de salones vacíos que se alquilan para congresos, convenciones, estudios de televisión, banquetes y bodas lo que contribuye a los gastos mantenimiento de este faraónico edificio.
Las medidas de seguridad para la visita guiada al edificio son extremas, además del escáner y arco de seguridad, hay que dejar el DNI o pasaporte para evitar que alguien quede agazapado o perdido por las inmensas instalaciones.
Seguimos a la guía por numerosos salones, pasillos, escaleras, donde nos iba explicando las distintas dependencias, las dimensiones, los materiales empleados y otras anécdotas. Tras recorrer algún kilómetro, nos asomamos a las terraza en la que se podía divisar la Piata Unirii, una gran plaza con jardines y fuentes, de la que parte una gran avenida con grandes edificios idénticos de formas cuadradas y fachadas de mármol que anteriormente albergaban los ministerios y a todos los funcionarios del régimen (fotos 24, 25,26, 27, 28, 29, 30)
Tras recoger nuestros DNI, tomamos de nuevo el autobús para visitar el “Vaticano Ortodoxo” que comprende varios edificios: la residencia del Patriarca, la Catedral y otros administrativos.
El Vaticano Ortodoxo
La Iglesia Ortodoxa Rumana es una de las iglesias autocéfalas integradas en la comunión Ortodoxa, el Patriarca es la máxima jerarquía de esta iglesia y reside en una antigua abadía, la Catedral Patriarcal de Bucarest, fue construida en 1656. Dentro de la catedral se encuentran las tumbas de varios patriarcas (fotos 31, 32, 33)
Actualmente se ha quedado pequeña y se está construyendo la Catedral de la Salvación del Pueblo Rumano en terrenos cercanos al Palacio del Parlamento. Se está financiando por suscripción popular, ya que el 85% de la población es ortodoxa y muy creyente. Será la más grande del país y se calcula que el coste de la inversión asciende a 100.000.000 de euros, tendrá un aparcamiento para 700 vehículos, un helipuerto y espacio suficiente para que 125.000 fieles sigan la liturgia desde el exterior a través de varias pantallas gigantes (foto 34)
Son más de las 2 de la tarde, debemos almorzar para salir hacia Predeal. El autobús nos deja cerca de Lipscani, en el casco antiguo. Esta calle fue el centro neurálgico del comercio en la antigüedad y actualmente se están instalando muchos restaurantes. Muy cerca de allí está la fortificación que dio lugar a la ciudad de Bucarest, su nombre es Curtea Veche y se dice fue la residencia de muchos príncipes de Valaquia, incluido Vlad Tepes; sus restos datan del siglo XVI. Cerca se encuentra la iglesia de Mihai Voda, recientemente restaurada (fotos 35, 36, 37)
Después de mucho discernir, que si este restaurante es italiano o ese es Indio, allí no que solo hay kebab o allá hamburguesas, volvemos cerca de donde nos dejó el autobús y donde se habían quedado la mayoría de los compañeros, un gran patio con balconadas muy bonito. Resulta ser Hanul lui Manuc, un antiguo caravasar que servía como parada en la Ruta de la Seda en el antiguo bosque que conformaba la zona de Bucarest durante la Edad Media. Hoy en día este edificio, construido principalmente en madera, se encuentra remodelado y hay varios restaurantes (fotos 38, 39, 40)
Nos sentamos cerca de nuestros compañeros, que aún no le habían servido la comida, llamamos a los camareros y nos ponen muchas dificultades para servirnos cervezas de grifo. Tras una larga espera nos traen unos botellines y apuntan la comanda, pasa el tiempo y entonces empiezan a asomar por los pasillos algunos platos para nuestros compañeros. Los camareros están nerviosos y parecen agobiados, Pedimos más bebida y esta vez sí nos traen unas deliciosas jarras de cerveza Ursus, a las que ya les vamos cogiendo el gustillo. Ha pasado más de una hora y aún no hay evidencias de que nos van a traer la comida, inquietos porque se acerca la hora de la recogida del autobús, le pedimos la cuenta para marcharnos, y nos dicen “dos minutos, por favor”, efectivamente, en menos de dos minutos estaban allí nuestros platos. ¡Qué lástima que no pudieramos saborear adecuadamente nuestras viandas!
A las 16 horas tomamos el autobús en dirección a Predeal, pequeña población transilvana, lugar de vacaciones de montaña muy frecuentada por los rumanos, situada a 1000 metros de altitud, en el valle de Prahova, con lo que ya nos adentramos en los Cárpatos. Nos quedan 165 kilómetros hasta llegar al hotel Piemonte, donde nos quedaremos dos noches.
El grupo en la escalera del Palacio del Parlamento Rumano. De izquierda a derecha, empezando por arriba: Margaret O'Connor, Isabel López, María Fernández, Miguel Alonso, Juan de Dios Cabezas, Andrés Fornells, Lucía Álvarez de Sotomayor, Puri Ruedas, Ignacio Pérez de Vargas, José María García de la Nava, Violeta Montequín, Pilar Cañizo, María Sierra Gutiérrez, María Ruiz, Elena (guía local) Ana María Fernández (guí Alventus, Luisa Cañizo, Ana Ortiz, Isabel Naranjo, Jesús González y Lola Trillo.
GALERÍA FOTOGRÁFICAAyer tuvimos un primer contacto con la capital al atravesar en autobús las grandes avenidas hasta llegar al hotel y el paseo nocturno por la ciudad vieja tras la excelente cena-espectáculo que tuvimos en el restaurante Caru cu bere. Hoy nos disponemos a conocer un poco mejor esta gran ciudad haciendo una visita guiada.
A las 8:30 horas después de un buen desayuno y trasiego por los ascensores, nos encontramos a la puerta del hotel Howard Johnson con el autobús y con Elena, la guía local que nos acompañará por la ciudad.
Hace un buen día, pero se sospecha que será caluroso, ahora estamos a 23ºC, es por lo que Elena propone que hagamos a primera hora la visita al Parque Herastrau y al Museo de la aldea, que nos proporcionará una visión general de las zonas rurales del país.
Tenemos que atravesar la ciudad, en lo que emplearemos casi una hora debido al gran aumento del parque automovilístico experimentado en los últimos años sin que sus infraestructuras hayan sufrido cambios, nos comenta Elena que se calcula que hay 2 millones de coches.
La guía aprovecha este tiempo para hacer un breve recorrido histórico del país en general y de la ciudad en particular.
Desde el hotel hasta el Parque Herastrau vamos a poder observar la representación arquitectónica de los periodos históricos que nos ha relatado Elena, y que ella resume en los edificios de la monarquía y los del comunismo.
Partimos de la calle Dorobantilor, donde se erige el imponente edificio hotel Howard Johnson de 18 plantas, al lado de dos deliciosos palacetes, uno dedicado a museo y otro al restaurante Casa Oamenilor de Stiinta (fotos 1, 2, 3)
A pocos metros, la Piata Romana, uno de los centros neurálgicos de la ciudad y donde comienza la arteria principal de la ciudad el bulevar Magheru, hacia el norte, siguiendo la calle Victoriei encontramos el Museo Nacional de Historia, con la estatua que representa a Trajano en su puerta y en frente, el emblemático edificio del CEC Bank (fotos 4, 5, 6)
Llegamos a la Plaza de la Revolución y observamos un obelisco ensangrentado que es el monumento a los caídos en la revolución de 1989, (los locales lo conocen como el pincho de patata). Y enfrente de la plaza se encuentra el Museo de Arte y un poco más adelante un edificio circular que es el Ateneo, centro de todos los conciertos de la filarmónica George Enescu. (fotos 7, 8)
Continuamos por las amplias avenidas con altos bloques de viviendas jaulas de la época comunista (que necesitan una manita de pintura), salpicadas de bellos palacetes de la Belle Époque, que fueron residencia de algunos altos cargos de la dictadura. Nos encontramos con un gran monumento tapado con toldo, que nos recuerda el Arco del Triunfo de París, y que da paso a una gran avenida flanqueada de árboles a modo de los Campos Elíseos. Efectivamente, se trata del famoso Arco del Triunfo, que actualmente está en restauración y por donde pasa cada año el 1 de diciembre el desfile que conmemora el nacimiento del Estado de Rumanía. Aquí comienza Soseaua Kiseleff, una gran avenida, incluso más larga que los famosos Campos Elíseos, donde se encuentran las embajadas extranjeras, los museos de historia natural y geología, el parque más grande de la ciudad, de 187 hectáreas, el Parque Herastrau, hacia donde nos dirigimos.
Parque Herastrau
Descendemos del autobús y nos encontramos con una gran extensión verde con numerosos árboles, paseos, caminos construidos en los años treinta. Cuenta con varios lagos comunicados entre sí, donde la gente suele practicar deportes acuáticos, teatro al aire libre, cine abierto, jardín botánico, restaurantes, bares, una plazoleta redonda con una gran bandera europea y a su alrededor doce estatuas de cabezas en bronce de los representantes de los países fundadores de la unión europea (fotos 10, 11, 12, 13, 14, 15)
En este parque se encuentra el Muzeul Satului, o museo de la aldea, que posee reproducciones de casas rurales típicas de construcción rumana, la mayoría de madera. Es un museo etnográfico al aire libre creado en 1936 por un grupo de destacadas figuras de la cultura rumana del momento (historiadores, filósofos, sociólogos y antropólogos). A lo largo de sus aproximadamente 100.000 metros cuadrados el museo presenta diferentes ejemplos de la arquitectura rumana, procedentes de diferentes regiones del país. La diversidad no es solo geográfica, sino temporal, pues es posible visitar edificios desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
El museo se dispone como si de un pequeño pueblo se tratara, con sus calles, plazas, granjas, huertas, molinos e iglesias. Delante de cada construcción hay un cartel explicativo con la situación geográfica de cada región así como de la vestimenta típica de sus habitantes. Las casas se pueden visitar y admirar los muebles, decoración y utensilios. En algunas hay productos artesanales a la venta. En la actualidad cuenta con 272 edificios y está en constante ampliación, pues se trata de uno de los museos más emblemáticos del país (fotos 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23)
Tras unas horas de tiempo libre que hemos aprovechado para meternos por el entramado de calles y caminos para descubrir rincones que nos remonta a otros lugares y épocas, y darnos una visión global de la Rumanía que esperamos descubrir.
A la hora convenida volvemos al punto de encuentro, donde nos esperan las guías y el autobús y nos disponemos a realizar la siguiente visita: el Palacio del Parlamento, el segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono de los EE UU.
El Palacio del Parlamento
El Centro Cívico, como se denominaba el proyecto, tenía como objetivo concentrar todos los edificios gubernamentales y reunir a la élite comunista gobernante en torno a una gran avenida (Unirii) que cruzaba de este a oeste la ciudad. Para su construcción se derribaron más de 7.000 casas, doce iglesias, tres monasterios, dos sinagogas que habían sido afectadas por el terremoto de 1977, más de 40.000 personas fueran desplazadas de sus hogares.
Está enclavada en una colina artificial, el edificio ocupa una superficie de 330.000 metros cuadrados, 85 metros de alto (12 plantas) y 23 metros (6 plantas bajo tierra) en un bunker subterráneo a prueba de un ataque nuclear. Trabajaron 700 arquitectos, 1.000 ingenieros bajo la dirección de la arquitecta Ana Petrescu, más de 20.000 obreros en la obra durante 24 horas diarias y casi un millón de personas participaron en todos los rincones del país elaborando puertas, lámparas, candelabros, alfombras, cortinas, tapices, etcétera. Todos los materiales usados en la construcción son de origen rumano: mármoles, maderas nobles, bronces, oro, plata, cristal de roca, sedas.
La imponente estructura se empezó a levantar en 1983, es de estilo ecléctico, queriendo resultar sus salones y escaleras una combinación anacrónica de estilos a modo de Versalles, de la opera de Viena o de los palacios de los zares pero llevados a unas dimensiones colosales. Aunque externamente parece terminada, la revolución de 1989 interrumpió su construcción y abrió un debate sobre su utilidad, quedando muchos interiores inacabados. Hoy alberga el Parlamento, el Senado, el Tribunal Constitucional y el Museo de Arte Contemporáneo, quedan multitud de salones vacíos que se alquilan para congresos, convenciones, estudios de televisión, banquetes y bodas lo que contribuye a los gastos mantenimiento de este faraónico edificio.
Las medidas de seguridad para la visita guiada al edificio son extremas, además del escáner y arco de seguridad, hay que dejar el DNI o pasaporte para evitar que alguien quede agazapado o perdido por las inmensas instalaciones.
Seguimos a la guía por numerosos salones, pasillos, escaleras, donde nos iba explicando las distintas dependencias, las dimensiones, los materiales empleados y otras anécdotas. Tras recorrer algún kilómetro, nos asomamos a las terraza en la que se podía divisar la Piata Unirii, una gran plaza con jardines y fuentes, de la que parte una gran avenida con grandes edificios idénticos de formas cuadradas y fachadas de mármol que anteriormente albergaban los ministerios y a todos los funcionarios del régimen (fotos 24, 25,26, 27, 28, 29, 30)
Tras recoger nuestros DNI, tomamos de nuevo el autobús para visitar el “Vaticano Ortodoxo” que comprende varios edificios: la residencia del Patriarca, la Catedral y otros administrativos.
El Vaticano Ortodoxo
La Iglesia Ortodoxa Rumana es una de las iglesias autocéfalas integradas en la comunión Ortodoxa, el Patriarca es la máxima jerarquía de esta iglesia y reside en una antigua abadía, la Catedral Patriarcal de Bucarest, fue construida en 1656. Dentro de la catedral se encuentran las tumbas de varios patriarcas (fotos 31, 32, 33)
Actualmente se ha quedado pequeña y se está construyendo la Catedral de la Salvación del Pueblo Rumano en terrenos cercanos al Palacio del Parlamento. Se está financiando por suscripción popular, ya que el 85% de la población es ortodoxa y muy creyente. Será la más grande del país y se calcula que el coste de la inversión asciende a 100.000.000 de euros, tendrá un aparcamiento para 700 vehículos, un helipuerto y espacio suficiente para que 125.000 fieles sigan la liturgia desde el exterior a través de varias pantallas gigantes (foto 34)
Son más de las 2 de la tarde, debemos almorzar para salir hacia Predeal. El autobús nos deja cerca de Lipscani, en el casco antiguo. Esta calle fue el centro neurálgico del comercio en la antigüedad y actualmente se están instalando muchos restaurantes. Muy cerca de allí está la fortificación que dio lugar a la ciudad de Bucarest, su nombre es Curtea Veche y se dice fue la residencia de muchos príncipes de Valaquia, incluido Vlad Tepes; sus restos datan del siglo XVI. Cerca se encuentra la iglesia de Mihai Voda, recientemente restaurada (fotos 35, 36, 37)
Después de mucho discernir, que si este restaurante es italiano o ese es Indio, allí no que solo hay kebab o allá hamburguesas, volvemos cerca de donde nos dejó el autobús y donde se habían quedado la mayoría de los compañeros, un gran patio con balconadas muy bonito. Resulta ser Hanul lui Manuc, un antiguo caravasar que servía como parada en la Ruta de la Seda en el antiguo bosque que conformaba la zona de Bucarest durante la Edad Media. Hoy en día este edificio, construido principalmente en madera, se encuentra remodelado y hay varios restaurantes (fotos 38, 39, 40)
Nos sentamos cerca de nuestros compañeros, que aún no le habían servido la comida, llamamos a los camareros y nos ponen muchas dificultades para servirnos cervezas de grifo. Tras una larga espera nos traen unos botellines y apuntan la comanda, pasa el tiempo y entonces empiezan a asomar por los pasillos algunos platos para nuestros compañeros. Los camareros están nerviosos y parecen agobiados, Pedimos más bebida y esta vez sí nos traen unas deliciosas jarras de cerveza Ursus, a las que ya les vamos cogiendo el gustillo. Ha pasado más de una hora y aún no hay evidencias de que nos van a traer la comida, inquietos porque se acerca la hora de la recogida del autobús, le pedimos la cuenta para marcharnos, y nos dicen “dos minutos, por favor”, efectivamente, en menos de dos minutos estaban allí nuestros platos. ¡Qué lástima que no pudieramos saborear adecuadamente nuestras viandas!
A las 16 horas tomamos el autobús en dirección a Predeal, pequeña población transilvana, lugar de vacaciones de montaña muy frecuentada por los rumanos, situada a 1000 metros de altitud, en el valle de Prahova, con lo que ya nos adentramos en los Cárpatos. Nos quedan 165 kilómetros hasta llegar al hotel Piemonte, donde nos quedaremos dos noches.
El grupo en la escalera del Palacio del Parlamento Rumano. De izquierda a derecha, empezando por arriba: Margaret O'Connor, Isabel López, María Fernández, Miguel Alonso, Juan de Dios Cabezas, Andrés Fornells, Lucía Álvarez de Sotomayor, Puri Ruedas, Ignacio Pérez de Vargas, José María García de la Nava, Violeta Montequín, Pilar Cañizo, María Sierra Gutiérrez, María Ruiz, Elena (guía local) Ana María Fernández (guí Alventus, Luisa Cañizo, Ana Ortiz, Isabel Naranjo, Jesús González y Lola Trillo.
Fotos: Miguel Alonso
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