DOMINGO DÍA 5 DE JULIO
Viaje en avión desde Málaga a Bucarest
CRÓNICA: MIGUEL ALONSO
El domingo día 5 de julio iniciamos nuestra gira por Rumanía, que se extendería hasta el martes día 14, estancia que dedicamos en recorrer Transilvania y los Cárpatos, realizando varias visitas turísticas a algunas ciudades emblemáticas de la zona y rutas de senderismo.
Con estos días de estancia en Rumanía, continuamos con el precedente de años anteriores que viajamos al sur de Irlanda y a la Selva Negra en Alemania, y que pensamos continuar cada año efectuando salidas, tanto por nuestro territorio como por el extranjero.
Salida de Estepona
Partimos pasadas a las 7:40 horas de la mañana del domingo día 5 de julio, 7 socios, una parte del grupo, en un autobús de la empresa J. Domínguez SL, contratado para desplazarnos al Aeropuerto de Málaga Costa del Sol.
De camino al aeropuerto, hicimos varias paradas para recoger a varios compañeros. Los primeros fueron Margaret y Andrés, a la altura del río Padrón; luego a Violeta, en la parada del río Guadalmina; María Fernández antes de entrar a Marbella, en el Pirulí y a Isabel y a María Sierra en un punto de la calle Ricardo Soriano de Marbella.
En el aeropuerto nos reunimos a las 9:35 horas de la mañana en la Terminal 2: Punto de Información de AENA, con los otros 7 compañeros y las guías de Alventus: Ana Fernández y Victoria Rodríguez, completando un grupo de 23 personas.
De camino al aeropuerto, hicimos varias paradas para recoger a varios compañeros. Los primeros fueron Margaret y Andrés, a la altura del río Padrón; luego a Violeta, en la parada del río Guadalmina; María Fernández antes de entrar a Marbella, en el Pirulí y a Isabel y a María Sierra en un punto de la calle Ricardo Soriano de Marbella.
En el aeropuerto nos reunimos a las 9:35 horas de la mañana en la Terminal 2: Punto de Información de AENA, con los otros 7 compañeros y las guías de Alventus: Ana Fernández y Victoria Rodríguez, completando un grupo de 23 personas.
Una vez facturado el equipaje (10:00 h), partimos a las 11:10 (hora de España) en el vuelo de la compañía Blu Air (OB-126 / AGP-OTP) rumbo a Bucarest (en rumano București), llegando a las 15:20 (hora de Rumanía) al Aeropuerto Internacional de Bucarest Henri Coandă, ubicado en Otopeni, Ilfov, que se encuentra a 16 kilómetros del centro de Bucarest (unos 30 minutos de trayecto).
De allí nos trasladamos en autobús al Howard Johnson Grand Plaza Hotel, situado en la Calea Dorobantilor de la céntrica capital rumana, donde nos distribuimos en las habitaciones. Tras un breve descanso nos desplazamos a un céntrico restaurante donde Viajes Alventus nos obsequió con una cena especial de bienvenida.
Cena de bienvenida
El restaurante Caru’ cu Bere, es de lo más típico de Bucarest, se encuentra situado en el centro de la ciudad, en un edificio neogótico con salones, bóvedas y columnas pintadas que parece un escenario de película. Se trata de uno de los más afamados del país, donde nos sirvieron platos típicos de la gastronomía rumana en una cena que transcurrió muy animada y además, amenizada por unos bailarines que danzaron al compás de músicas típicas y posteriormente sacaron a bailar a los comensales.
Tras la cena, regresamos al hotel caminando por una ciudad que ofrecía una bella estampa con las calles y plazas iluminadas y que nos sirvió para tomar el primer contacto con la capital rumana.
Bucarest
Es la capital y la ciudad más poblada de Rumanía, así como su principal centro industrial, comercial y cultural. Está situada en el sureste del país, a orillas del río Dâmbovița. La ciudad cuenta con 1.677.985 habitantes, según datos del censo del año 2011, lo que la convierte, además, en ser la décima ciudad más poblada de la Unión Europea.
Rumanía
Encrucijada de influencias occidentales, bizantinas y orientales, pertenece a la Unión Europea desde el 1 de enero de 2007. Es un país de nombres evocadores, de antiguas tradiciones, de cuentos y leyendas, de una extraordinaria variedad de paisajes. Los Cárpatos, la meseta de Transilvania, los bosques de Maramures, las suaves colinas y el mundo rural de Moldavia, Bucovina y el Delta del Danubio.
Un país rico en historia y también con un pasado convulso. Una historia que se nos mostró en forma de castillos y pueblos medievales de ancestrales tradiciones.
A lo largo de las rutas, disfrutamos de naturaleza y cultura, acercándonos a pie a los espacios naturales y disfrutando del encuentro con pueblos y ciudades de otra época. Desde Bucarest, pusimos rumbo a Brasov, ciudad fundada por colonos sajones. Nos internamos en las montañas de los Cárpatos; conocimos Bran y las colinas brumosas donde se alza el castillo del Conde Drácula. Caminamos por el Parque Nacional de Pietra Craiuli, uno de los santuarios de la naturaleza en Europa; montañas y bosques que guardan los últimos ejemplares de osos y lobos.
Bajamos a las llanuras, donde nos esperaban ciudades como Prejmer o Sighisoara. Al pie de las montañas Fagaras, conocimos Sibiu una de las ciudades fortificadas de Transilvania. Un país que formará parte de un inolvidable recuerdo: la belleza cautivadora de sus paisajes, ciudades, monasterios, el delicioso vino de Murfatlar, su cocina de reminiscencias orientales y la alegría y sencillez de sus gentes.
Grupo de participantes en el viaje a Rumanía, ante la entrada al Aeropuerto Internacional de Bucarest Henri Coandă. De izquierda a derecha: Francisco González, Lucía Álvarez de Sotomayor, Miguel Alonso, María Sierra Gutiérrez, Isabel Naranjo, Jesús González, Lola Trujillo, Isabel López, Puri Ruedas, Ignacio Pérez de Vargas, Violeta Montequín, Margaret O'Connor, José María García de la Nava, Andrés Fornells, María Ruiz, María Fernández, Ana Ortiz, Juan de Dios Cabezas, Violeta Rodríguez y Ana María Fernández (Guías de Alventus) y Pilar y Luisa Cañizo.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
Fotos: Miguel Alonso
NOTA: Tras estas páginas en formato PDF, continúan las crónicas de cada día de estancia en Rumanía.
VERSIÓN IMPRIMIBLE EN FORMATO PDF
LUNES DÍA 6 DE JULIO
De Bucarest a Predeal
CRÓNICA: ISABEL LÓPEZ
Ayer tuvimos un primer contacto con la capital al atravesar en autobús las grandes avenidas hasta llegar al hotel y el paseo nocturno por la ciudad vieja tras la excelente cena-espectáculo que tuvimos en el restaurante Caru cu bere. Hoy nos disponemos a conocer un poco mejor esta gran ciudad haciendo una visita guiada.
A las 8:30 horas después de un buen desayuno y trasiego por los ascensores, nos encontramos a la puerta del hotel Howard Johnson con el autobús y con Elena, la guía local que nos acompañará por la ciudad.
Hace un buen día, pero se sospecha que será caluroso, ahora estamos a 23ºC, es por lo que Elena propone que hagamos a primera hora la visita al Parque Herastrau y al Museo de la aldea, que nos proporcionará una visión general de las zonas rurales del país.
Tenemos que atravesar la ciudad, en lo que emplearemos casi una hora debido al gran aumento del parque automovilístico experimentado en los últimos años sin que sus infraestructuras hayan sufrido cambios, nos comenta Elena que se calcula que hay 2 millones de coches.
La guía aprovecha este tiempo para hacer un breve recorrido histórico del país en general y de la ciudad en particular.
Desde el hotel hasta el Parque Herastrau vamos a poder observar la representación arquitectónica de los periodos históricos que nos ha relatado Elena, y que ella resume en los edificios de la monarquía y los del comunismo.
Partimos de la calle Dorobantilor, donde se erige el imponente edificio hotel Howard Johnson de 18 plantas, al lado de dos deliciosos palacetes, uno dedicado a museo y otro al restaurante Casa Oamenilor de Stiinta (fotos 1, 2, 3)
A pocos metros, la Piata Romana, uno de los centros neurálgicos de la ciudad y donde comienza la arteria principal de la ciudad el bulevar Magheru, hacia el norte, siguiendo la calle Victoriei encontramos el Museo Nacional de Historia, con la estatua que representa a Trajano en su puerta y en frente, el emblemático edificio del CEC Bank (fotos 4, 5, 6)
Llegamos a la Plaza de la Revolución y observamos un obelisco ensangrentado que es el monumento a los caídos en la revolución de 1989, (los locales lo conocen como el pincho de patata). Y enfrente de la plaza se encuentra el Museo de Arte y un poco más adelante un edificio circular que es el Ateneo, centro de todos los conciertos de la filarmónica George Enescu. (fotos 7, 8)
Continuamos por las amplias avenidas con altos bloques de viviendas jaulas de la época comunista (que necesitan una manita de pintura), salpicadas de bellos palacetes de la Belle Époque, que fueron residencia de algunos altos cargos de la dictadura. Nos encontramos con un gran monumento tapado con toldo, que nos recuerda el Arco del Triunfo de París, y que da paso a una gran avenida flanqueada de árboles a modo de los Campos Elíseos. Efectivamente, se trata del famoso Arco del Triunfo, que actualmente está en restauración y por donde pasa cada año el 1 de diciembre el desfile que conmemora el nacimiento del Estado de Rumanía. Aquí comienza Soseaua Kiseleff, una gran avenida, incluso más larga que los famosos Campos Elíseos, donde se encuentran las embajadas extranjeras, los museos de historia natural y geología, el parque más grande de la ciudad, de 187 hectáreas, el Parque Herastrau, hacia donde nos dirigimos.
Parque Herastrau
Descendemos del autobús y nos encontramos con una gran extensión verde con numerosos árboles, paseos, caminos construidos en los años treinta. Cuenta con varios lagos comunicados entre sí, donde la gente suele practicar deportes acuáticos, teatro al aire libre, cine abierto, jardín botánico, restaurantes, bares, una plazoleta redonda con una gran bandera europea y a su alrededor doce estatuas de cabezas en bronce de los representantes de los países fundadores de la unión europea (fotos 10, 11, 12, 13, 14, 15)
En este parque se encuentra el Muzeul Satului, o museo de la aldea, que posee reproducciones de casas rurales típicas de construcción rumana, la mayoría de madera. Es un museo etnográfico al aire libre creado en 1936 por un grupo de destacadas figuras de la cultura rumana del momento (historiadores, filósofos, sociólogos y antropólogos). A lo largo de sus aproximadamente 100.000 metros cuadrados el museo presenta diferentes ejemplos de la arquitectura rumana, procedentes de diferentes regiones del país. La diversidad no es solo geográfica, sino temporal, pues es posible visitar edificios desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
El museo se dispone como si de un pequeño pueblo se tratara, con sus calles, plazas, granjas, huertas, molinos e iglesias. Delante de cada construcción hay un cartel explicativo con la situación geográfica de cada región así como de la vestimenta típica de sus habitantes. Las casas se pueden visitar y admirar los muebles, decoración y utensilios. En algunas hay productos artesanales a la venta. En la actualidad cuenta con 272 edificios y está en constante ampliación, pues se trata de uno de los museos más emblemáticos del país (fotos 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23)
Tras unas horas de tiempo libre que hemos aprovechado para meternos por el entramado de calles y caminos para descubrir rincones que nos remonta a otros lugares y épocas, y darnos una visión global de la Rumanía que esperamos descubrir.
A la hora convenida volvemos al punto de encuentro, donde nos esperan las guías y el autobús y nos disponemos a realizar la siguiente visita: el Palacio del Parlamento, el segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono de los EE UU.
El Palacio del Parlamento
El Centro Cívico, como se denominaba el proyecto, tenía como objetivo concentrar todos los edificios gubernamentales y reunir a la élite comunista gobernante en torno a una gran avenida (Unirii) que cruzaba de este a oeste la ciudad. Para su construcción se derribaron más de 7.000 casas, doce iglesias, tres monasterios, dos sinagogas que habían sido afectadas por el terremoto de 1977, más de 40.000 personas fueran desplazadas de sus hogares.
Está enclavada en una colina artificial, el edificio ocupa una superficie de 330.000 metros cuadrados, 85 metros de alto (12 plantas) y 23 metros (6 plantas bajo tierra) en un bunker subterráneo a prueba de un ataque nuclear. Trabajaron 700 arquitectos, 1.000 ingenieros bajo la dirección de la arquitecta Ana Petrescu, más de 20.000 obreros en la obra durante 24 horas diarias y casi un millón de personas participaron en todos los rincones del país elaborando puertas, lámparas, candelabros, alfombras, cortinas, tapices, etcétera. Todos los materiales usados en la construcción son de origen rumano: mármoles, maderas nobles, bronces, oro, plata, cristal de roca, sedas.
La imponente estructura se empezó a levantar en 1983, es de estilo ecléctico, queriendo resultar sus salones y escaleras una combinación anacrónica de estilos a modo de Versalles, de la opera de Viena o de los palacios de los zares pero llevados a unas dimensiones colosales. Aunque externamente parece terminada, la revolución de 1989 interrumpió su construcción y abrió un debate sobre su utilidad, quedando muchos interiores inacabados. Hoy alberga el Parlamento, el Senado, el Tribunal Constitucional y el Museo de Arte Contemporáneo, quedan multitud de salones vacíos que se alquilan para congresos, convenciones, estudios de televisión, banquetes y bodas lo que contribuye a los gastos mantenimiento de este faraónico edificio.
Las medidas de seguridad para la visita guiada al edificio son extremas, además del escáner y arco de seguridad, hay que dejar el DNI o pasaporte para evitar que alguien quede agazapado o perdido por las inmensas instalaciones.
Seguimos a la guía por numerosos salones, pasillos, escaleras, donde nos iba explicando las distintas dependencias, las dimensiones, los materiales empleados y otras anécdotas. Tras recorrer algún kilómetro, nos asomamos a las terraza en la que se podía divisar la Piata Unirii, una gran plaza con jardines y fuentes, de la que parte una gran avenida con grandes edificios idénticos de formas cuadradas y fachadas de mármol que anteriormente albergaban los ministerios y a todos los funcionarios del régimen (fotos 24, 25,26, 27, 28, 29, 30)
Tras recoger nuestros DNI, tomamos de nuevo el autobús para visitar el “Vaticano Ortodoxo” que comprende varios edificios: la residencia del Patriarca, la Catedral y otros administrativos.
El Vaticano Ortodoxo
La Iglesia Ortodoxa Rumana es una de las iglesias autocéfalas integradas en la comunión Ortodoxa, el Patriarca es la máxima jerarquía de esta iglesia y reside en una antigua abadía, la Catedral Patriarcal de Bucarest, fue construida en 1656. Dentro de la catedral se encuentran las tumbas de varios patriarcas (fotos 31, 32, 33)
Actualmente se ha quedado pequeña y se está construyendo la Catedral de la Salvación del Pueblo Rumano en terrenos cercanos al Palacio del Parlamento. Se está financiando por suscripción popular, ya que el 85% de la población es ortodoxa y muy creyente. Será la más grande del país y se calcula que el coste de la inversión asciende a 100.000.000 de euros, tendrá un aparcamiento para 700 vehículos, un helipuerto y espacio suficiente para que 125.000 fieles sigan la liturgia desde el exterior a través de varias pantallas gigantes (foto 34)
Son más de las 2 de la tarde, debemos almorzar para salir hacia Predeal. El autobús nos deja cerca de Lipscani, en el casco antiguo. Esta calle fue el centro neurálgico del comercio en la antigüedad y actualmente se están instalando muchos restaurantes. Muy cerca de allí está la fortificación que dio lugar a la ciudad de Bucarest, su nombre es Curtea Veche y se dice fue la residencia de muchos príncipes de Valaquia, incluido Vlad Tepes; sus restos datan del siglo XVI. Cerca se encuentra la iglesia de Mihai Voda, recientemente restaurada (fotos 35, 36, 37)
Después de mucho discernir, que si este restaurante es italiano o ese es Indio, allí no que solo hay kebab o allá hamburguesas, volvemos cerca de donde nos dejó el autobús y donde se habían quedado la mayoría de los compañeros, un gran patio con balconadas muy bonito. Resulta ser Hanul lui Manuc, un antiguo caravasar que servía como parada en la Ruta de la Seda en el antiguo bosque que conformaba la zona de Bucarest durante la Edad Media. Hoy en día este edificio, construido principalmente en madera, se encuentra remodelado y hay varios restaurantes (fotos 38, 39, 40)
Nos sentamos cerca de nuestros compañeros, que aún no le habían servido la comida, llamamos a los camareros y nos ponen muchas dificultades para servirnos cervezas de grifo. Tras una larga espera nos traen unos botellines y apuntan la comanda, pasa el tiempo y entonces empiezan a asomar por los pasillos algunos platos para nuestros compañeros. Los camareros están nerviosos y parecen agobiados, Pedimos más bebida y esta vez sí nos traen unas deliciosas jarras de cerveza Ursus, a las que ya les vamos cogiendo el gustillo. Ha pasado más de una hora y aún no hay evidencias de que nos van a traer la comida, inquietos porque se acerca la hora de la recogida del autobús, le pedimos la cuenta para marcharnos, y nos dicen “dos minutos, por favor”, efectivamente, en menos de dos minutos estaban allí nuestros platos. ¡Qué lástima que no pudieramos saborear adecuadamente nuestras viandas!
A las 16 horas tomamos el autobús en dirección a Predeal, pequeña población transilvana, lugar de vacaciones de montaña muy frecuentada por los rumanos, situada a 1000 metros de altitud, en el valle de Prahova, con lo que ya nos adentramos en los Cárpatos. Nos quedan 165 kilómetros hasta llegar al hotel Piemonte, donde nos quedaremos dos noches.
El grupo en la escalera del Palacio del Parlamento Rumano. De izquierda a derecha, empezando por arriba: Margaret O'Connor, Isabel López, María Fernández, Miguel Alonso, Juan de Dios Cabezas, Andrés Fornells, Lucía Álvarez de Sotomayor, Puri Ruedas, Ignacio Pérez de Vargas, José María García de la Nava, Violeta Montequín, Pilar Cañizo, María Sierra Gutiérrez, María Ruiz, Elena (guía local) Ana María Fernández (guí Alventus, Luisa Cañizo, Ana Ortiz, Isabel Naranjo, Jesús González y Lola Trillo.
GALERÍA FOTOGRÁFICAAyer tuvimos un primer contacto con la capital al atravesar en autobús las grandes avenidas hasta llegar al hotel y el paseo nocturno por la ciudad vieja tras la excelente cena-espectáculo que tuvimos en el restaurante Caru cu bere. Hoy nos disponemos a conocer un poco mejor esta gran ciudad haciendo una visita guiada.
A las 8:30 horas después de un buen desayuno y trasiego por los ascensores, nos encontramos a la puerta del hotel Howard Johnson con el autobús y con Elena, la guía local que nos acompañará por la ciudad.
Hace un buen día, pero se sospecha que será caluroso, ahora estamos a 23ºC, es por lo que Elena propone que hagamos a primera hora la visita al Parque Herastrau y al Museo de la aldea, que nos proporcionará una visión general de las zonas rurales del país.
Tenemos que atravesar la ciudad, en lo que emplearemos casi una hora debido al gran aumento del parque automovilístico experimentado en los últimos años sin que sus infraestructuras hayan sufrido cambios, nos comenta Elena que se calcula que hay 2 millones de coches.
La guía aprovecha este tiempo para hacer un breve recorrido histórico del país en general y de la ciudad en particular.
Desde el hotel hasta el Parque Herastrau vamos a poder observar la representación arquitectónica de los periodos históricos que nos ha relatado Elena, y que ella resume en los edificios de la monarquía y los del comunismo.
Partimos de la calle Dorobantilor, donde se erige el imponente edificio hotel Howard Johnson de 18 plantas, al lado de dos deliciosos palacetes, uno dedicado a museo y otro al restaurante Casa Oamenilor de Stiinta (fotos 1, 2, 3)
A pocos metros, la Piata Romana, uno de los centros neurálgicos de la ciudad y donde comienza la arteria principal de la ciudad el bulevar Magheru, hacia el norte, siguiendo la calle Victoriei encontramos el Museo Nacional de Historia, con la estatua que representa a Trajano en su puerta y en frente, el emblemático edificio del CEC Bank (fotos 4, 5, 6)
Llegamos a la Plaza de la Revolución y observamos un obelisco ensangrentado que es el monumento a los caídos en la revolución de 1989, (los locales lo conocen como el pincho de patata). Y enfrente de la plaza se encuentra el Museo de Arte y un poco más adelante un edificio circular que es el Ateneo, centro de todos los conciertos de la filarmónica George Enescu. (fotos 7, 8)
Continuamos por las amplias avenidas con altos bloques de viviendas jaulas de la época comunista (que necesitan una manita de pintura), salpicadas de bellos palacetes de la Belle Époque, que fueron residencia de algunos altos cargos de la dictadura. Nos encontramos con un gran monumento tapado con toldo, que nos recuerda el Arco del Triunfo de París, y que da paso a una gran avenida flanqueada de árboles a modo de los Campos Elíseos. Efectivamente, se trata del famoso Arco del Triunfo, que actualmente está en restauración y por donde pasa cada año el 1 de diciembre el desfile que conmemora el nacimiento del Estado de Rumanía. Aquí comienza Soseaua Kiseleff, una gran avenida, incluso más larga que los famosos Campos Elíseos, donde se encuentran las embajadas extranjeras, los museos de historia natural y geología, el parque más grande de la ciudad, de 187 hectáreas, el Parque Herastrau, hacia donde nos dirigimos.
Parque Herastrau
Descendemos del autobús y nos encontramos con una gran extensión verde con numerosos árboles, paseos, caminos construidos en los años treinta. Cuenta con varios lagos comunicados entre sí, donde la gente suele practicar deportes acuáticos, teatro al aire libre, cine abierto, jardín botánico, restaurantes, bares, una plazoleta redonda con una gran bandera europea y a su alrededor doce estatuas de cabezas en bronce de los representantes de los países fundadores de la unión europea (fotos 10, 11, 12, 13, 14, 15)
En este parque se encuentra el Muzeul Satului, o museo de la aldea, que posee reproducciones de casas rurales típicas de construcción rumana, la mayoría de madera. Es un museo etnográfico al aire libre creado en 1936 por un grupo de destacadas figuras de la cultura rumana del momento (historiadores, filósofos, sociólogos y antropólogos). A lo largo de sus aproximadamente 100.000 metros cuadrados el museo presenta diferentes ejemplos de la arquitectura rumana, procedentes de diferentes regiones del país. La diversidad no es solo geográfica, sino temporal, pues es posible visitar edificios desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
El museo se dispone como si de un pequeño pueblo se tratara, con sus calles, plazas, granjas, huertas, molinos e iglesias. Delante de cada construcción hay un cartel explicativo con la situación geográfica de cada región así como de la vestimenta típica de sus habitantes. Las casas se pueden visitar y admirar los muebles, decoración y utensilios. En algunas hay productos artesanales a la venta. En la actualidad cuenta con 272 edificios y está en constante ampliación, pues se trata de uno de los museos más emblemáticos del país (fotos 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23)
Tras unas horas de tiempo libre que hemos aprovechado para meternos por el entramado de calles y caminos para descubrir rincones que nos remonta a otros lugares y épocas, y darnos una visión global de la Rumanía que esperamos descubrir.
A la hora convenida volvemos al punto de encuentro, donde nos esperan las guías y el autobús y nos disponemos a realizar la siguiente visita: el Palacio del Parlamento, el segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono de los EE UU.
El Palacio del Parlamento
El Centro Cívico, como se denominaba el proyecto, tenía como objetivo concentrar todos los edificios gubernamentales y reunir a la élite comunista gobernante en torno a una gran avenida (Unirii) que cruzaba de este a oeste la ciudad. Para su construcción se derribaron más de 7.000 casas, doce iglesias, tres monasterios, dos sinagogas que habían sido afectadas por el terremoto de 1977, más de 40.000 personas fueran desplazadas de sus hogares.
Está enclavada en una colina artificial, el edificio ocupa una superficie de 330.000 metros cuadrados, 85 metros de alto (12 plantas) y 23 metros (6 plantas bajo tierra) en un bunker subterráneo a prueba de un ataque nuclear. Trabajaron 700 arquitectos, 1.000 ingenieros bajo la dirección de la arquitecta Ana Petrescu, más de 20.000 obreros en la obra durante 24 horas diarias y casi un millón de personas participaron en todos los rincones del país elaborando puertas, lámparas, candelabros, alfombras, cortinas, tapices, etcétera. Todos los materiales usados en la construcción son de origen rumano: mármoles, maderas nobles, bronces, oro, plata, cristal de roca, sedas.
La imponente estructura se empezó a levantar en 1983, es de estilo ecléctico, queriendo resultar sus salones y escaleras una combinación anacrónica de estilos a modo de Versalles, de la opera de Viena o de los palacios de los zares pero llevados a unas dimensiones colosales. Aunque externamente parece terminada, la revolución de 1989 interrumpió su construcción y abrió un debate sobre su utilidad, quedando muchos interiores inacabados. Hoy alberga el Parlamento, el Senado, el Tribunal Constitucional y el Museo de Arte Contemporáneo, quedan multitud de salones vacíos que se alquilan para congresos, convenciones, estudios de televisión, banquetes y bodas lo que contribuye a los gastos mantenimiento de este faraónico edificio.
Las medidas de seguridad para la visita guiada al edificio son extremas, además del escáner y arco de seguridad, hay que dejar el DNI o pasaporte para evitar que alguien quede agazapado o perdido por las inmensas instalaciones.
Seguimos a la guía por numerosos salones, pasillos, escaleras, donde nos iba explicando las distintas dependencias, las dimensiones, los materiales empleados y otras anécdotas. Tras recorrer algún kilómetro, nos asomamos a las terraza en la que se podía divisar la Piata Unirii, una gran plaza con jardines y fuentes, de la que parte una gran avenida con grandes edificios idénticos de formas cuadradas y fachadas de mármol que anteriormente albergaban los ministerios y a todos los funcionarios del régimen (fotos 24, 25,26, 27, 28, 29, 30)
Tras recoger nuestros DNI, tomamos de nuevo el autobús para visitar el “Vaticano Ortodoxo” que comprende varios edificios: la residencia del Patriarca, la Catedral y otros administrativos.
El Vaticano Ortodoxo
La Iglesia Ortodoxa Rumana es una de las iglesias autocéfalas integradas en la comunión Ortodoxa, el Patriarca es la máxima jerarquía de esta iglesia y reside en una antigua abadía, la Catedral Patriarcal de Bucarest, fue construida en 1656. Dentro de la catedral se encuentran las tumbas de varios patriarcas (fotos 31, 32, 33)
Actualmente se ha quedado pequeña y se está construyendo la Catedral de la Salvación del Pueblo Rumano en terrenos cercanos al Palacio del Parlamento. Se está financiando por suscripción popular, ya que el 85% de la población es ortodoxa y muy creyente. Será la más grande del país y se calcula que el coste de la inversión asciende a 100.000.000 de euros, tendrá un aparcamiento para 700 vehículos, un helipuerto y espacio suficiente para que 125.000 fieles sigan la liturgia desde el exterior a través de varias pantallas gigantes (foto 34)
Son más de las 2 de la tarde, debemos almorzar para salir hacia Predeal. El autobús nos deja cerca de Lipscani, en el casco antiguo. Esta calle fue el centro neurálgico del comercio en la antigüedad y actualmente se están instalando muchos restaurantes. Muy cerca de allí está la fortificación que dio lugar a la ciudad de Bucarest, su nombre es Curtea Veche y se dice fue la residencia de muchos príncipes de Valaquia, incluido Vlad Tepes; sus restos datan del siglo XVI. Cerca se encuentra la iglesia de Mihai Voda, recientemente restaurada (fotos 35, 36, 37)
Después de mucho discernir, que si este restaurante es italiano o ese es Indio, allí no que solo hay kebab o allá hamburguesas, volvemos cerca de donde nos dejó el autobús y donde se habían quedado la mayoría de los compañeros, un gran patio con balconadas muy bonito. Resulta ser Hanul lui Manuc, un antiguo caravasar que servía como parada en la Ruta de la Seda en el antiguo bosque que conformaba la zona de Bucarest durante la Edad Media. Hoy en día este edificio, construido principalmente en madera, se encuentra remodelado y hay varios restaurantes (fotos 38, 39, 40)
Nos sentamos cerca de nuestros compañeros, que aún no le habían servido la comida, llamamos a los camareros y nos ponen muchas dificultades para servirnos cervezas de grifo. Tras una larga espera nos traen unos botellines y apuntan la comanda, pasa el tiempo y entonces empiezan a asomar por los pasillos algunos platos para nuestros compañeros. Los camareros están nerviosos y parecen agobiados, Pedimos más bebida y esta vez sí nos traen unas deliciosas jarras de cerveza Ursus, a las que ya les vamos cogiendo el gustillo. Ha pasado más de una hora y aún no hay evidencias de que nos van a traer la comida, inquietos porque se acerca la hora de la recogida del autobús, le pedimos la cuenta para marcharnos, y nos dicen “dos minutos, por favor”, efectivamente, en menos de dos minutos estaban allí nuestros platos. ¡Qué lástima que no pudieramos saborear adecuadamente nuestras viandas!
A las 16 horas tomamos el autobús en dirección a Predeal, pequeña población transilvana, lugar de vacaciones de montaña muy frecuentada por los rumanos, situada a 1000 metros de altitud, en el valle de Prahova, con lo que ya nos adentramos en los Cárpatos. Nos quedan 165 kilómetros hasta llegar al hotel Piemonte, donde nos quedaremos dos noches.
El grupo en la escalera del Palacio del Parlamento Rumano. De izquierda a derecha, empezando por arriba: Margaret O'Connor, Isabel López, María Fernández, Miguel Alonso, Juan de Dios Cabezas, Andrés Fornells, Lucía Álvarez de Sotomayor, Puri Ruedas, Ignacio Pérez de Vargas, José María García de la Nava, Violeta Montequín, Pilar Cañizo, María Sierra Gutiérrez, María Ruiz, Elena (guía local) Ana María Fernández (guí Alventus, Luisa Cañizo, Ana Ortiz, Isabel Naranjo, Jesús González y Lola Trillo.
Fotos: Miguel Alonso
MARTES DÍA 7 DE JULIO
Visita al Parque Nacional de Pietra Crailuli y visita a Bran
El día 7 de julio, festividad de San Fermín, amanecimos en la población de Predeal, resort de montaña, a más de mil metros de altitud, en el valle de Prahova, distrito de Brasov. El nombre de la ciudad deriva de la forma arcaica rumana “pre deal”, que significa en la colina.
Nos levantamos con la ilusión de disfrutar de nuestra primera ruta de senderismo por las montañas de Transilvania.
En el hotel, nos sirvieron un buffet, a modo de desayuno, que compartimos en las mesas asignadas para nuestro grupo.
El día se presentaba soleado y caluroso, así que con ropa adecuada y suficiente protección solar, nos montamos en el autobús, con el correspondiente saludo a nuestro amable conductor Mario “buna dimineata” (buenos días).
El autobús nos trasladó a un supermercado, en el que compramos los ingredientes del bocata y el agua, para la ruta.
Senderismo en Parque Nacional Pietra Craiuli
En el autobús llegamos a la entrada del Parque Nacional Pietra Craiuli, sobre el que nuestro programa de viaje dice literalmente: “Este parque guarda en su interior extensos bosques de abetos y hayas, poblaciones de osos….y unas curiosas formaciones rocosas”.
No dudamos que ello sea cierto, el hecho es que pronto comprobamos que la mayoría del trazado de nuestra ruta no coincidía con el paisaje descrito en el programa.
Iniciamos la ruta en la entrada al citado Parque Nacional, donde aparecía un panel, con el nombre, el mapa indicativo de su extensión y un letrero dando la bienvenida a los visitantes en rumano “Bine ati venit”.
Comenzamos a caminar por un amplio sendero, en ligero ascenso, con escasa vegetación, en cuyo trayecto coincidimos con una ciudadana rumana, que hablaba algo de español, que se dirigía a su casa, con la que algunos compañeros entablaron animada conversación.
En un punto del camino giramos a nuestra izquierda, para cruzar un arroyo, iniciando un ascenso más pronunciado por un estrecho sendero, que nos introducía en un espeso bosque de hayas, de forma que la sombra de estos árboles altos y esbeltos alivió el calor que veníamos padeciendo.
En algunos puntos, entre los árboles podíamos ver a lo lejos el perfil de la cadena montañosa de los Cárpatos, poblada de densos bosques.
De forma gradual, el bosque fue perdiendo espesura, siendo más frecuente los espacios abiertos, que aparecían sembrados de cereales y de heno, cercados con vallas y salpicados de casas rurales de los campesinos.
Los colores verde y dorado se entremezclaban en las colinas, según el grado de maduración de cada cultivo.
En esta época del año, bajo un sol abrasador, hombres y mujeres realizaban de forma manual las tareas de la siega del heno, que cortaban con asombrosa habilidad utilizando las guadañas y recogían con rastrillos, para apilar el heno seco en montones muy característicos de las zonas rurales de Rumanía, llamados “almiares”, consistentes en la colocación de un palo de madera central, alrededor del cual se apila el heno.
Las casas rurales, muchas de ellas construidas de madera y los montones de heno repartidos a lo largo y ancho de las colinas, en las que los campesinos se afanaban en el duro trabajo de la siega de forma manual, nada de cosechadoras, se convirtieron en los rasgos característicos del paisaje.
A campo abierto y a media mañana, el calor se iba convirtiendo en un elemento negativo que nos llevó a hacer un descanso en la terraza de una cafetería rural, donde tomamos algunas bebidas y disfrutamos de magníficas vistas sobre las colinas próximas a nosotros y la cadena montañosa como telón de fondo del paisaje, que teníamos frente a nosotros. En nuestro descanso, estuvimos acompañados de unos enormes y simpáticos gatos, que mezclaron con nosotros, como si nos conocieran de toda la vida.
Reanudamos el recorrido, cruzándonos con algunos vehículos agrícolas y saludando a los campesinos, que realizaban sus tareas próximas a las cercas, que separaban sus propiedades del camino.
La ausencia de árboles era tan notoria, que cuando decidimos buscar un sitio para tomar el bocadillo, no resultó nada fácil, así que a lo largo del camino y protegidos por la sombra de algunos arbustos, nos sentamos a disfrutar de un merecido descanso.
La atracción de la comida fue la botella de aceite puro de oliva y los maravillosos tomates de la tierra, que portaba nuestro compañero Juan de Dios, que amablemente compartió con todos los compañeros.
Reanudamos la marcha siguiendo un camino descendente hasta la aldea, e la que nos estaba esperando nuestro amigo Mario con su autobús, omito la referencia a las aldeas rurales que atravesamos, desde mi opinión, por falta de interés.
Visita en Bran al Castillo del Conde Drácula
En el autobús nos desplazamos hasta la pequeña ciudad de Bran, donde dicen que se encuentra enclavado el Castillo de Drácula.
Cuando nos bajamos del autobús, nos encontramos inmersos en un mercadillo, compuesto por un número considerable de tenderetes, que vendían multitud de objetos (souvenirs), muchos de ellos relacionados con la figura del Conde Drácula, para los numerosos turistas, que en una tarde calurosa, habían decidido encontrarse con el tópico de poco fuste creado artificialmente alrededor del Conde Drácula y sus castillos apócrifos.
Por supuesto, que admitimos como cierto que Vlad Tepes fue un señor medieval sanguinario, que vivió en el siglo XV, entre otros lugares, en Transilvania.
Nadie hubiese reparado en este vulgar personaje, que carece de todo interés desde un punto de vista histórico, si el escritor irlandés Abraham “Bram” Stoker no hubiese escrito la novela de terror titulada “Drácula” (1897), historia ficticia, que según algunas fuentes podría estar basada en el citado Vlad Tepes.
A la vista del escaso interés, por no decir ninguno, de la visita, un grupo decidimos ocupar nuestro tiempo en una cafetería a disfrutar de una amena conversación y de algunas bebidas.
De forma casual, gracias a Lucy, descubrimos las maravillosas limonadas, que se sirven en Rumanía, de las que disfrutamos el resto del viaje.
A la hora fijada, volvimos al autobús para regresar a nuestro hotel en Predeal.
Valoración del día
El día fue maravilloso, tuvimos la oportunidad de convivir con nuestros compañeros del Club, de contarnos mil anécdotas de nuestras vidas, en definitiva, de estrechar entre nosotros lazos afectivos, que resaltan día y a día, que formamos un grupo de amigos, que se reúnen para hacer senderismo, y a su vez, como no, para disfrutar de los fantásticos ratos de charla, a lo largo de la ruta, y por supuesto, alrededor de una mesa.
No existe una ruptura entre el relato del día y su valoración, por el contrario, es absolutamente coherente, y ahora diré por qué, en nuestro Club las jornadas son magníficas o son maravillosas, y digo esto, porque a través de ellas, disfrutamos más o menos de nuestro entorno, unas veces más atractivo y otras menos, pero hay algo cierto, siempre disfrutamos de la convivencia de los amigos del Club (por favor, no me tachéis de arcaico, me refiero a todos y a todas ).
Despido la crónica, con una duda, no sé si sois magníficos o maravillosos,
GALERÍA FOTOGRÁFICA
Fotos: Miguel Alonso
MIÉRCOLES DÍA 8 DE JULIO
Fotos: Miguel Alonso
MIÉRCOLES DÍA 8 DE JULIO
Visita a Brasov y Sighisoara
Salimos a las 9 horas de Predeal, después de tomar nuestro desayuno, para dirigirnos a Brasov. Una vez en la ciudad, cada uno se agrupó según sus preferencias recorriendo la localidad a nuestro aire. Así que haré una descripción de los sitios más emblemáticos.
Brasov
Es una de las ciudades más importantes de Rumanía en la región de Transilvania que se caracteriza por sus frondosos bosques y espesa vegetación.
Es una ciudad sajona, es decir, con una comunidad alemana que se instaló en ella hace siglos. Como en las otras ciudades sajonas, éstos, durante un tiempo, prohibieron a las demás nacionalidades el derecho de vivir dentro de las murallas defensivas de la ciudad. Una importante comunidad rumana, que estaba viviendo en esta pradera mucho tiempo antes de los sajones, se tuvo que desplazar a las afueras de la ciudad.
Estratégicamente ubicado en el centro de la geografía de Rumanía, Brasov fue construida por la Orden Teutónica en 1211 como un feudo suyo con un conjunto de poderosas fortificaciones que fueron capaces de detener o limitar el efecto destructivo de las invasiones mongólicas.
La ciudad de Brasov se asienta en las faldas del Monte Tampa, una reserva natural de 370 hectáreas y casi 1.000 metros de altitud perteneciente a los montes Cárpatos que se elevan por encima de la ciudad.
Es muy llamativo la existencia de unas enormes letras con el nombre de la ciudad, situadas en la colina al más puro estilo hollywoodiense.
Brasov es una ciudad agradable, limpia y acogedora. Posee una aire de ciudad medieval y pintoresca, como la Plaza Sfatului, la muralla, con sus Torres Blanca y Negra, la calle de la República, repleta de terrazas...
Casa del Consejo
La Casa del Consejo de Brasov se encuentra en el centro de la plaza Sfatului.
Los primeros documentos en los que se menciona este edificio datan del principio del siglo XIII, cuando las autoridades del condado de Barsa (en la provincia de Brasov) y la sociedad de los peleteros, llegaron a un acuerdo para la construcción de esta torre en 1420. Apenas terminada, fue derribada en 1421 por los otomanos. Durante varios siglos, fue la sede administrativa de la ciudad antes de que el ayuntamiento fuera trasladado a otro lugar más espacioso. A causa de los distintos incendios y terremotos que afectaron la Casa del Consejo durante los siglos, su arquitectura cambió bastante, pero sigue siendo un monumento simbólico de Brasov.
Desde 1950 el edificio acoge el Museo Histórico Regional y sus exposiciones. Allí se exponen objetos arqueológicos hallados en la región, armas de fuego antiguas, así como trajes tradicionales.
Los primeros documentos en los que se menciona este edificio datan del principio del siglo XIII, cuando las autoridades del condado de Barsa (en la provincia de Brasov) y la sociedad de los peleteros, llegaron a un acuerdo para la construcción de esta torre en 1420. Apenas terminada, fue derribada en 1421 por los otomanos. Durante varios siglos, fue la sede administrativa de la ciudad antes de que el ayuntamiento fuera trasladado a otro lugar más espacioso. A causa de los distintos incendios y terremotos que afectaron la Casa del Consejo durante los siglos, su arquitectura cambió bastante, pero sigue siendo un monumento simbólico de Brasov.
Desde 1950 el edificio acoge el Museo Histórico Regional y sus exposiciones. Allí se exponen objetos arqueológicos hallados en la región, armas de fuego antiguas, así como trajes tradicionales.
Plaza Sfatului
El nombre significa plaza del ayuntamiento y está en el centro medieval de Brasov. Antiguamente estaba protegida por las murallas de la ciudad y solamente los germanos podían vivir dentro de éstas murallas.
Es una plaza muy grande, que nos da una idea de la importancia de la ciudad en esta época. Fue construida por los sajones. Alrededor de la plaza, hay casas antiguas, de diversas épocas. Son bajas, no tienen más de 4 plantas, y forman un complejo homogéneo en su rededor. Antes, se organizaban ferias y mercados llegando gente de toda la región.
Mirador del monte Tampa
El Monte Tampa, se encuentra a más de 900 metros de nivel del mar.
Gran parte de Tampa es una reserva natural, debido a las especies raras que habitan juntas (obsiga Barsana, cruz Hale) especies deanimales (zorros, linces, osos, lobos, mariposas, pájaros, Brasov, Postavaru o Bucegi). Inicialmente, la fortaleza que protege a la ciudad de Brasov fue construida en el área de Tampa, pero fue destruida cuando el gobernante Vlad Tepes atacó, entre 1459-1460, la ciudad mandando empalar en la montaña a 40 comerciantes.
En 1950, Brasov se convirtió en la ciudad de Stalin. Tampa tuvo que soportar el corte de bosques, en el lado de la ciudad, de troncos de árboles para escribir el nombre del dictador.
En 2004 fue sustituido por las letras gigantes que forman el nombre de Brasov
Los descubrimientos arqueológicos mostraron huellas de la invasión romana, que dieron su nombre a la montana: "tempus", "temporis" vinculado a los sacrificios que los dacios hacían para el dios del tiempo, Uranus. Los teutones tradujeron el nombre dado por los romanos en alemán y la ciudadela del tiempo o del kronos se llamó Kronstdat, el nombre de la ciudad de los pies de Tampa.
Las leyendas no abandonaron la montaña y hoy en día también dicen que debajo de la montaña hay túneles.
Se encontraron excavados en la montaña, 3 o 4 túneles. Actualmente sólo uno es funcional, manteniendo la conexión entre el Ayuntamiento y las antiguas torres de la fortaleza
A los pies de Tampa los caminos son realmente bonitos, con bancos para descansar, árboles inmensos, pista de bici o patines, canchas de deporte y parques infantiles.
La calle de la república
La Republicii, la calle de la república, es la arteria central del viejo Brasov. Llega hasta la gran plaza del ayuntamiento antiguo de la ciudad. La calle es enteramente peatonal, y es un poco la rambla del pueblo. En ella hay un montón de tiendas de todo tipo y está repleta de restaurantes y terrazas.
La iglesia negra
Uno de los monumentos más destacables es la Iglesia Negra (Biserica Neagra), que es la iglesia gótica más grande de Rumanía. Fue construida entre 1383 y 1477, y destruida en gran parte tras la primera invasión turca en 1421, y el nombre que tiene actualmente se debe a un incendio que tuvo lugar en 1689 que dejó ennegrecidas las paredes. El interior es de una gran belleza, con sus pórticos de estilo gótico y las galerías de estilo barroco; las estatuas, la pintura mural y los asientos del siglo XVII y primera mitad del XVIII.
Y también los tapices de Anatolia de los siglos XVII y XVIII, que constituyen una de las colecciones más ricas de Europa. Pero uno de los mayores atractivos de la Iglesia Negra es el inmenso órgano de 4000 tubos construido entre 1836 y 1839, que es uno de los órganos más grandes de Europa.
Las fortificaciones
Desde la llegada de los sajones en el siglo XII, la ciudad se vio varias veces atacadas por turcos y mongoles, por lo que los sajones tuvieron que construir fortificaciones en torno a la ciudad. La mayoría fueron construidas entre 1400 y 1650: las murallas, las puertas y las torres defensivas. Todavía hoy se puede observar parte de la muralla, de 40 metros de altura, aunque la mayoría fue derribada en el siglo XIX para que la ciudad pudiera expandirse.
De los siete baluartes, sólo han sobrevivido unos pocos, como el que está situado al noroeste de la ciudad vieja; las Torres Blanca y Negra del siglo XV y el Bastión de los Herreros, uno de los siete originales construidos por los gremios de la ciudad. Éste último es donde se encuentran actualmente los más de cien mil documentos antiguos y raros, incluyendo 80 valiosas cartas de los siglos XIV al XVI, entre las que se encuentra la carta más antigua escrita en rumano en 1521 por un comerciante.
La Puerta de Schei (Poarta Schei) era la entrada al barrio de Schei desde la ciudad amurallada, y era la única entrada para los rumanos que vivían en Schei, a los que no se les permitía utilizar otras entradas.
Iglesia de San Nicolás
Esta iglesia se encuentra en el barrio de Schei y es una auténtica obra maestra de la arquitectura. Construida en madera en 1392, fue sustituida por una estructura de piedra en 1495 y ampliada considerablemente en el siglo XVIII. En ella se mezclan los estilos bizantino, gótico y barroco. Posee una torre alta en el centro y cuatro torres en las esquinas. Al igual que otras iglesias medievales, está rodeada por muros de protección con grandes puertas de madera.
Al lado de la iglesia de San Nicolás se encuentran su biblioteca y archivo, y la que fue la primera escuela rumana. Esta última es hoy en día un museo, pero fue durante siglos uno de los principales centros de aprendizaje de los rumanos.
El museo alberga más de 4.000 libros, muchos de los cuales fueron impresos y copiados a mano aquí, ya que la escuela poseía una imprenta de 1556, que imprimió algunos de los primeros libros escritos en lengua rumana. En el museo se encuentra la biblia más antigua, impresa en piel de cabra.
La sinagoga
Es el lugar de culto hebreo construido entre 1899 y 1901, de estilo gótico con influencias moras, elementos decorativos góticos y romanos. Está ubicada en el fondo de la pequeña calle de la Cadena, alrededor de un monumento a las víctimas del Holocausto y un pequeño restaurante judío.
Sighisoara
Llegamos a esta ciudad a las 5 de la tarde. Se distribuyeron las habitaciones y seguidamente quedamos para echar el primer vistazo a la ciudad, que nos causó una bonita impresión.
Sighisoara fue la cuna y el principado de Vlad Tepes, el mismo que inspiró el personaje de Drácula, una de las ciudades más bellas de Rumanía, con un centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad.
La torre del reloj de Sighisoara llama la atención cuando te vas adentrando en la ciudadela, reinando erguida y orgullosa desde lo más alto de la colina central.
Pasamos por delante de la casa natal de Vlad Tepes, Drácula, hoy convertida en restaurante y continuamos subiendo las calles empedradas hasta llegar a la bodeguita de Teo (el alquimista), un lugar muy agradable y cuya entrada es un precioso patio lleno de cuidada y hermosas flores. Degustamos sus licores, y de paso, nos llevamos algún licor para regalo.
Volvimos al hotel para refrescarnos, descansar un poco y prepararnos para la cena, al final de la cual algunos dimos una vuelta por la calle principal y otros optaron por tomar una copa y escuchar música en una agradable terraza del hotel.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
Fotos: Miguel Alonso
JUEVES DÍA 9 DE JULIO
Sighisoara, Biertan y Sibiu
CRÓNICA: LUCÍA ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR
Nos levantamos tempranito como de costumbre y me dirijo al comedor. Algunas de las compañeras ya están repartidas por diferentes mesas tomándose el desayuno. Me llama la atención las ricas mermeladas de fresa, frambuesas, melocotón y unos pequeños dulces de manzana calientes extraordinarios. Las tazas de desayuno las ponen muy pequeñitas, a todos nos extraña y nos ponemos el café con leche en vaso de cristal.
Algunos compañeros se fueron a andar hacia las montañas, pero no consiguieron encontrar el camino de subida. Encontraron a su paso una estación de tren y varios caminos que llevaban a fincas particulares, por lo que se contentaron en dar un paso por los campos al pie del bosque y posteriormente regresar y darse un paseo por la parte antigua de Sighisoara, un bonito pueblo medieval al que llegamos ayer noche. Visitaron la catedral ortodoxa, vieron el pueblo entero y regresaron al hotel.
Después del desayuno femenino en su mayoría, nos fuimos en grupos a dar un paseo y conocer los alrededores. Calles empedradas de origen romano con dos zonas: la baja y la alta. Paseamos por La Ciudadela, donde sus bares y terrazas, nos llamaron la atención y sus graciosas terracitas. Subimos a la torre del reloj, ciento y pico peldaños nos llevaron a conocer una antigua escuela situada allá arriba, cerca del cielo, muy original desde donde se divisaba una bonita vista de la ciudad. Y otra torre más que nos llevarían sus escaleras a un museo de muebles y objetos antiguos. Algunas hicieron pequeñas compras, había pocas tiendas y casi todas tenían los “tenderetes” puestos en la calle.
Se nubla el Cielo y caen pequeñas gotas, las primeras y casi únicas de todo el viaje. María Sierra y yo, cansadas, nos dirigimos al hotel y acabamos perdiéndonos, para encontrar enseguida el camino de regreso ¡menos mal!, ese día, el que quiso, tomó un bocadillo, pues no hubo comida de todos juntos, teníamos que marcharnos pronto y apenas daba tiempo.
Camino de Biertan y Sibiu
Camino de Biertan y Sibiu
Emprendemos de nuevo el viaje hacia Biertan y Cibiu. En el trayecto, nos recuerda Miguel que estamos invitados a la cena de pasado mañana que será en Sibiu. La visita a Biertan fue ligera. Esta ciudad está habitada en su mayoría por sajones. Hay 82 personas sin poder ir a la escuela. Hablan un dialecto que ha continuado de padres a hijos. Para la visita de la iglesia una señora muy agradable se ofrece a enseñarla y darnos una explicación de toda ella, incluida la sacristía. En la puerta está escrito: biserica, evangélica y fortificata. Alrededor se divisan nidos de cigüeñas y montañas verdes cargadas de vegetación. Los Cárpatos la rodean, estamos en plena Transilvania
Antes de llegar, cuando íbamos caminando después de dejarnos el autobús, Miguel compró una bandera del país. Cuando entramos en la iglesia se respira un fuerte olor a rancio y humedad. Los bancos, muy antiguos y en las paredes, hay banderas colgadas de los distintos gremios: del vino, hoteleros, sastres etcétera. Tiene arriba un órgano austriaco con 1.200 tubos que sonará una vez al mes en misa o también en los conciertos.
La pila bautismal en medio, estaba engarzada al suelo. La iglesia fue al principio católica para luego convertirse en evangélica. Tiene un coro todo en madera tallada y el púlpito del siglo XVI hecho de una pieza en piedra y la corona que lo cubre decorada igualmente en madera tallada.
Esta iglesia fue reserva del obispo. En ella se guardaban todos los tesoros en su sacristía, construida en 1515. Había una gran puerta con 90 cierres de manivela y llave. Cuando en 1865 murió el último de los obispos, se llevó el tesoro al siguiente pueblo. Se llamó iglesia de la Virgen María, más tarde, quitaron a la Virgen para colocar el Cristo.
Ana, nuestra guía, nos dice que los gitanos de esta tierra, se dedican a vender alambiques para producción de aguardiente. Algunos consiguen hacerse buenas casas con el dinero recaudado.
Nos enseñan una última torre apartada de la iglesia donde los últimos cristianos que quedaron celebraban sus cultos.
La ciudad de Sibiu
La ciudad de Sibiu
Salimos en una hora de nuevo hacia Sibiu, la ciudad de origen sajon. Allí nos esperaba una guía rumana que nos explicó cómo Sibiu se convirtió en una gran fortaleza de la que se apoderan los sajones convirtiendo a los habitantes rumanos en sus esclavos. Más tarde los rusos deportaron a los sajones y en 1989 se acabó el régimen comunista.
Sibiu (en latín: Cibinium, en húngaro: Nagyszeben, en alemán: Hermannstadt) es el mayor municipio y la capital del distrito de Sibiu, en Rumanía. Es un importante centro económico y cultural de Transilvania, y entre 1692 y 1791 fue la capital del Principado de Transilvania. Posee el título de ciudad mártir. Según el censo de 2009 tiene una población de 154.548 habitantes. Por la ciudad pasa el río Cibin, un afluente del Olt. El complejo turístico invernal de Păltiniş se encuentra a 37 kilómetros de distancia, y está administrado por el consejo municipal de Sibiu.
Fue fundada por colonos sajones en el siglo XII, que le dieron el nombre de Hermannstadt. En consecuencia, parte de su arquitectura es germánica. Según las estadísticas, el 1,6% de la población de Sibiu es de origen sajón. Antes de la Segunda Guerra Mundial era la ciudad más importante para la minoría alemana de Rumanía.
Su alcalde, de origen sajón, ha realizado una serie de importantes reformas que han convertido a Sibiu en una de las ciudades con mejor calidad de vida de Rumanía. En 2007 fue, junto con Luxemburgo, Capital Europea de la Cultura.
En esta preciosa ciudad destacan dos plazas situadas en el centro: la Plaza Grande y la Plaza Mica. Nos encanta todo; sus casas medievales, el ambiente y las terrazas y, de noche, la iluminación que recuerda un poco a Venecia. Nos enseñan un puente llamado de Los Mentirosos, allí una fuerte lluvia, nos hace encaminarnos rápidamente hacia el lugar donde tendríamos la cena, en un sitio muy agradable que fue remanso de paz para nuestro cansancio; Casa Frida se llamaba.
Se quedaron en la terraza unos cuantos y nosotros tres, Paco, Juan de Dios y yo, nos pusimos dentro que había pocas personas y estuvimos muy a gusto. Nos sirvió una chica muy simpática que entendía algo de español y nos pudo explicar todo lo que nos pudiese agradar según el gusto de cada uno.
La cena fenomenal y bastante bien de precio en comparación con España. A la salida pasamos por el supermercado de la misma calle principal donde habíamos comido que cerraba a las 12 de la noche, para comprar los bocadillos para el día siguiente que teníamos una ruta por los Cárpatos. Las plazas con mucha animación, estaban llenas todas las mesas de los restaurantes y bares. Nos pareció una ciudad de lo más agradable y con muchísimo encanto. Al terminar del super, nos marchamos al hotel.
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VIERNES DÍA 10 DE JULIO
De Sibiu a las Montañas de Cinderella
CRÓNICA: JUAN DE DIOS CABEZAS (En elaboración)
El grupo en un alto por las montañas de Cinderella. De izquierda a derecha: Juan de Dios Cabezas, Violeta Rodríguez (guía de Alventus), Lucía Álvarez de Sotomayor, Miguel Alonso, Pilar Cañizo, Francisco González, Lola Trillo, Margaret O'Connor, Ignacio Pérez de Vargas, Ana Ortiz, María Sierra Gutiérrez, Puri Ruedas, Ana María Fernández (guía de Alventus), Violeta Montequín, María Fernández, Isabel López, María Ruiz, Isabel Naranjo, Jesús González, Luisa Cañizo y sentado, José María García de la Nava.
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Fotos: Miguel Alonso
SÁBADO DÍA 11 DE JULIO
De Sibiu a las ruinas romanas de Alba Iulia
CRÓNICA: PILAR y LUISA CAÑIZO
Comenzamos el día degustando un estupendo desayuno en el restaurante del hotel Golde Tulip situado en la onceava planta, desde donde pudimos apreciar las maravillosas vistas de la ciudad de Sibiu.
Seguidamente emprendimos el viaje en autobús, rumbo a Alba Iulia, situada a unos 90 kilómetros de Sibiu, en un trayecto que duró aproximadamente 1:30 horas.
Alba Iulia, es la capital del distrito de Alba en Transilvania. Está situada a orillas del río Mures, y tiene una población de unos 60.000 habitantes.
El 1 de diciembre de 1918 se celebró en Alba Iulia la proclamación solemne de la unión de Transilvania al Reino de Rumanía. Desde entonces este día se celebra en como el Día de la Unificación.
En la ciudad hay muchas atracciones turísticas pero la Ciudadela es indudablemente la más importante.
La construcción de esta se llevo a cabo entre 1716 y 1735, durante el reinado de Carlos VI de Habsburgo. En su honor, la fortaleza se llamó Alba Carolina y la ciudad recibió el nombre de “Ciudad de Carlos”.
Dentro del recinto de la fortaleza se encuentran: la catedral de San Miguel, construida en el siglo XIII y de estilo gótico; el Palacio Episcopal y la Catedral de la Reunificación, construida en 1921 en cuyo lugar fue coronado Fernando I como rey de Rumanía en 1922.
Junto a la puerta occidental de la ciudadela se encuentra el Obelisco de Horea, Closca y Crisan, que conmemora el ajusticiamiento de los cabecillas de la revuelta que tuvo lugar en Transilvania entre los años 1784 y 1785.
Los sábados y los domingos, a las 12 horas del mediodía hay, una representación del cambio de guardia de los soldados, por lo que tuvimos el placer de poder disfrutar de este maravilloso desfile por las calles de la ciudadela.
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Fotos: Miguel Alonso
DOMINGO DÍA 12 DE JULIO
Fotos: Miguel Alonso
DOMINGO DÍA 12 DE JULIO
De Sibiu a las Montañas Fagaras
CRÓNICA: JESÚS GONZÁLEZ e ISABEL NARANJO
Este día estaba anunciado realizar la ruta de montaña por los Cárpatos en Transilvania (en realidad estaba previsto hacerla dos días antes pero se cambió el programa por razones meteorológicas), concretamente por las montañas Fagaras que se encuentran dentro de los Cárpatos en la zona denominada Alpes Transilvanos.
Las montañas Fagaras constituyen una cordillera que se extiende desde el río Lot hasta el Parque Nacional Pietra Craiuli, con 6 picos de más de 2.500 metros de altitud, siendo la cumbre más alta el Moldoveanu con 2.544 metros. Nosotros ascendimos al pico Paltinu a 2.398 metros de altitud desde el lago Balea que está a 2.034 metros. La primera ascensión se efectuó el año 1700. Esta era la ruta estrella de nuestro viaje y verdaderamente no defraudó. El tiempo era bueno, cielo casi despejado y sin previsión de lluvia.
Salimos en autobús a las 8:05 horas (hora local, las 7:05 en España) del Hotel Golden Tulip de Sibiu donde estábamos alojados, 10 senderistas y las dos guías (el resto de la expedición, es decir los otros 10, no quisieron hacer la ruta debido a la dificultad que había anunciado la guía y prefirieron quedarse en Sibiu haciendo una visita cultural).
El autobús partió hacia Bucarest para realizar un trayecto de aproximadamente 75 kilómetros en 1:30 horas. El autobús tomó la carretera E81 y a los 15 kilómetros dejó esta carretera para tomar la E68 con dirección a Avrig y después de aproximadamente 30 kilómetros tomar la carretera conocida como la Transfagariana (construida en 1970 por Ceaucescu) que es la carretera que lleva y atraviesa las montañas Fagaras mediante un túnel de 887 metros de longitud. Mención especial merece esta espectacular y peligrosa carretera, que se cierra de octubre a mayo por causa de la nieve, por su gran cantidad de curvas cerradas de 180 grados y la dificultad técnica cuya construcción originó más de 1.000 muertos.
Se sube por un enorme barranco entre montañas rodeada de cascadas y neveros con infinidad de puentes, pontones y caños que permiten el paso de los innumerables cursos de agua producidos por el deshielo. El ascenso por la carretera produjo la primera enorme sorpresa de la expedición. Después de 30 kilómetros por esta carretera llegamos al punto de destino del autobús que es el lago Balea (Bâlea Lac) que se encuentra al inicio del túnel de carretera que atraviesa las montañas Fagaras. La zona del lago Balea, que se encuentra a 2.034 metros de altura, es de una belleza extraordinaria, el lago tiene una profundidad de 11 metros y unas dimensiones de 360 por 190 metros, junto al lago y en los aledaños de la carretera, se han ubicado gran número de puestos ambulantes de venta de víveres para los montañeros y existe un establecimiento de restauración y hotelero a modo de refugio con vistas espléndidas al lago.
Llegamos al lago Balea a las 9:35 horas, visitamos el refugio-restaurante-hotel denominado Cabana-Paltinu y el entorno del lago para empezar a ascender al Paltinu a las 10 horas (la temperatura no era muy baja pero si lo suficiente como para tener que abrigarse). Teníamos por delante un ascenso de casi 400 metros de forma continua y bastante escarpada.
Conforme ascendíamos las vistas al lago eran cada vez más espectaculares, en cada parada realizamos fotografías para recordar este extraordinario panorama. Después de un ascenso continuo bastante fuerte con paradas para recuperar el resuello alcanzamos la cumbre a las 11:20 horas donde había una temperatura baja y fuerte viento pero con vistas magníficas a la cordillera y a los circos glaciares circundantes, una gozada para la vista.
Después de las fotos emprendimos el descenso. Teníamos por delante 1.000 metros de bajada para llegar al punto final de la ruta que se encuentra en el comienzo de la gran cascada de Baela (cascada de 68 metros de caída).
En la bajada nos cruzamos con montañeros y senderistas de diversas nacionalidades, croatas, húngaros, belgas y rumanos. La bajada la realizamos, a partir de un collado existente después de 30 minutos de iniciado el descenso, por un itinerario distinto del de subida, bajando por un gran circo glaciar en cuyo fondo se encuentran dos lagos y en cuyo entorno tomamos un refrigerio sobre las 13:30 horas. Continuamos la bajada con el ruido de torrentera a nuestro lado, la senda en algunos tramos algo penosa y difuminada por lo accidentado del terreno y disfrutando de la abundante vegetación arbórea en la que destacan por su excepcionalidad el pino enano o pino mugo y el alerce que es una variedad de conífera muy extendida en esta zona.
Pudimos apreciar fauna del lugar: manadas de ovejas, y algunos burros con sus apriscos y pastores. A las 15 horas efectuamos una parada de 30 minutos para el almuerzo y continuar bajando llegando a nuestro punto final a las 17:20 horas donde nos esperaba el autobús para volver a Sibiu después de haber realizado esta inolvidable ruta de 10 kilómetros.
El grupo que no hizo la ruta permaneció en Sibiu donde pudieron completar la visita a esta preciosa ciudad que fue capital cultural europea en 2007 y admirar su extraordinario patrimonio cultural. Así, algunas visitaron el Museo de Historia Natural que contiene piezas prehistóricas de las Edades de Piedra, Hierro y Bronce, orfebrería, vidriería, carpintería y lapidarios desde la época romana hasta el siglo XX, armas y escudos de todas las épocas y su tesoro con monedas y medallones pertenecientes a distintos reinados.
Otra parte volvieron a contemplar la Gran Plaza (Piata Mare), visitar allí el Palacio-Museo Brukental que contiene obras pictóricas de gran valor con cuadros de Rubens y Van Dyck, volver a pisar la Pequeña Plaza (Piata Mica) con los tejados con ventanas características en forma de ojo y con su Museo Etnográfico, atravesar el Puente de Las Mentiras para visitar la Catedral Evangélica que data de 1520 con el órgano mayor de Rumanía, esta catedral contiene una exposición de fotografías inéditas en gran tamaño de la época de la Segunda Guerra Mundial que representa de forma sobrecogedora los horrores de la guerra que padeció esta ciudad (ejecuciones masivas, fosas comunes, destrucción, etcétera) y a continuación visitar la Extraordinaria Catedral Ortodoxa de estilo neobizantino magníficamente conservada.
Para el almuerzo se reunió todo el grupo en el famoso restaurante Frieda. Por la tarde, parte del grupo aprovechó también para ver el precioso parque de Sibiu con sus lagos, casas y huertos típicos del país.
La jornada terminó con una cena de todo el grupo completo en el restaurante Kulinarium situado en la Piata Mica para después volver al hotel dando un paseo por el centro de la ciudad.Otra parte volvieron a contemplar la Gran Plaza (Piata Mare), visitar allí el Palacio-Museo Brukental que contiene obras pictóricas de gran valor con cuadros de Rubens y Van Dyck, volver a pisar la Pequeña Plaza (Piata Mica) con los tejados con ventanas características en forma de ojo y con su Museo Etnográfico, atravesar el Puente de Las Mentiras para visitar la Catedral Evangélica que data de 1520 con el órgano mayor de Rumanía, esta catedral contiene una exposición de fotografías inéditas en gran tamaño de la época de la Segunda Guerra Mundial que representa de forma sobrecogedora los horrores de la guerra que padeció esta ciudad (ejecuciones masivas, fosas comunes, destrucción, etcétera) y a continuación visitar la Extraordinaria Catedral Ortodoxa de estilo neobizantino magníficamente conservada.
Para el almuerzo se reunió todo el grupo en el famoso restaurante Frieda. Por la tarde, parte del grupo aprovechó también para ver el precioso parque de Sibiu con sus lagos, casas y huertos típicos del país.
El grupo de participantes en el pico Paltinu, a 2.398 metros de altitud, en la travesía por las montañas Fagaras. De izquierda a derecha: Ana Fernández (guía de Alventus), Miguel Alonso, Lola Trillo, Luisa Cañizo, Ignacio Pérez de Vargas, José María García de la Nava, Margaret O'Connor, Francisco González, Juan de Dios Ocaña, Isabel López y Jesús González.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
Fotos: Miguel Alonso
LUNES DÍA 13 DE JULIO
De Sibiu a Bucarest, con visita al Monasterio Ortodoxo de Cozia
CRÓNICA: ANDRÉS FORNELLS y MARGARET O'CONNOR
Salimos de Sibiu a las 8 de la mañana (¡muy puntuales como siempre!). Después de una hora y media de viaje, en nuestro autobús conducido magistralmente por nuestro conductor Mario, y circulando la mayor parte del viaje junto al río Olt disfrutando de un paisaje fluvial con verde arboleda y dos presas hidroeléctricas, llegamos al Monasterio Cozia, erigido cerca de Călimăneşti por Mircea el Viejo en 1388 y que alberga su tumba, es uno de los monumentos más valiosos de arte medieval y la arquitectura nacional en Rumanía.
El nombre del monasterio es de Cuman origen y significa "bosque de nogales", del turco palabra koz, lo que significa la nuez. El nombre original del lugar era el equivalente rumano, Nucetul, pero ya en 1387, un documento de Mircea cel Batran utiliza el nombre actual. El claustro fortificados de la fundación (1388) y es el único en el estilo bizantino conservado en Rumania. Dos capillas se incorporan en el lado hacia el río Olt y sus cúpulas bizantinas se reflejan en el agua, creando una de las culturales más emblemáticos - monumentos naturales en Rumania. La aparición de la iglesia fue modificada bajo Neagoe Basarab (1517), Şerban Cantacuzino y Constantin Brâncoveanu (1707), quien añadió un porche, una nueva fuente, una capilla y una torre de vigilancia, añadiendo a su arquitectura del estilo Brancovenesc.
Decoraciones las facetas de la pared de piedra con rosetas, horizontales filas de estilo bizantino de ladrillo y piedra y marcos verticales no tienen precedentes en Valaquia arquitectura. El parecido con Lazarica iglesia indica que Mircea cel Batran ha empleado artesanos serbias de la escuela de Morava. De gran valor es la iglesia del hospital, 'bolniţa' (1543), con frescos interiores bien conservados originales como el retrato votiva del gobernante Mircea cel Batran y sus hijos. Cozia fue pintado entre 1390 y 1391. Algunos de los frescos originales (1390) todavía están bien conservado. La iglesia del monasterio fue puesto en un sello de la marca rumana en 1968.
Nos llamó mucho la atención en el Monasterio de Cozio el árbol genealógico de Jesús pintado en la pared frontal de la entrada. Allí nos explicaron que los creyentes dan tres vueltas al monasterio, por las tres veces que San Pedro negó a Jesús, vueltas cuya finalidad es pedir el perdón de sus pecados. Los mayores pecadores, se arrodillan varias veces mientras dan esas tres vueltas.
En vez de campanas llamaban la atención de la comunidad haciendo chocar dos palos de madera.
Todas las pinturas existentes en el monasterio eran utilizadas, debido al analfabetismo generalizado, para enseñar a los files que no sabían leer la historia de la religión.
Este recinto incluye un pequeño museo con objetos y pinturas antiguas. Este monasterio está rodeado de un jardín muy bonito y bien cuidado.
Después de la visita a este lugar que duró unos 35 minutos, seguimos nuestro viaje en dirección a Bucarest parando por el camino para refrescarnos en una gasolinera, a una hora de distancia de la capital de Rumanía, donde llegamos al hotel Howard Johnson a las 13:45 horas. Un hotel en obras, un poco más avanzadas que en nuestra primera estancia en el mismo.
Después de la distribución de habitaciones, la mayor parte del grupo fue a comer a un bonito restaurante cercano, mientras los que no tenían hecha la compra de regalos marcharon a realizarlas, bajo un tórrido, agotador sol.
A las siete de la tarde salimos todos en el autobús conducido de nuevo por el afable Mario al impresionante restaurante “Pescarus”, al de un hermoso lago donde disfrutamos, durante la comida de un espectáculo de folklore y canciones rumanas. Algunos del grupo bailaron también con los artistas.
El menú consistió en una ensalada de zanahoria con apio, pollo con pisto y patatas fritas, más col agria y de postre helado, regado con un vaso de agua y otro vaso de vino.
Después de disfrutar de la agradable compañía de nuestros compañeros y del entretenimiento y la bonita vista que podíamos ver por los grandes ventanales del magnífico local, regresamos al hotel donde nos despedimos de Mario que terminaba aquí su labor de chófer con nosotros.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
Fotos: Miguel Alonso
MARTES DÍA 14 DE JULIO
De Bucarest, vuelo de regreso a Málaga
CRÓNICA: MIGUEL ALONSO
Tuvimos que levantarnos a las 3:40 horas (en Bucarest, una hora más que en España), un madrugón, ya que teníamos que trasladarnos inmediatamente al Aeropuerto Internacional de Otopeni para tomar el vuelo (OB-125 / OTP-AGP) de la compañía Blue Air, que salía a las 6:50 horas de Bucarest, con llegada prevista al aeropuerto de Málaga a las 10:10 horas donde daríamos por finalizado nuestro viaje a Rumanía.
En el hotel nos tenían preparados, en la primera planta, unas jarras con café y té. Abajo, en la recepción, al entregar las tarjetas con banda magnética de acceso a las habitaciones, nos fueron entregando una bolsa de papel con unos emparedados (sándwiches) ya que a esas horas no estaba abierto el comedor.
Desplazamiento al aeropuerto
El autobús ya estaba esperándonos, pero esta vez el conductor no era Mario, nuestro amable y experto conductor que nos condujo a lo largo del viaje, ya que tenía que tomar un descanso obligado por cuestión del tacógrafo digital, pues tienen un límite de horas seguidas de conducción. En su lugar, vino otro compañero que nos llevó al aeropuerto en muy poco tiempo, cubriendo una distancia de 13,587 kilómetros, en escasos 15 minutos, bajo una tenue lluvia.
Aeropuerto Internacional de Otopeni
Una vez en el aeropuerto, nos dirigimos al punto de facturación del equipaje, después pasamos la aduana y posteriormente el puesto de policía y, ¡al fin!, a las puertas de embarque 28-29 de la compañía Blue Air.
A las 5:20 horas ya estábamos en el autobús que, en unos minutos, nos acercó a las escaleras de acceso al avión.
El despegue fue perfecto (aplausos de los viajeros) cuando eran las 6:09 de la mañana, hora de Rumanía.
Bucarest y Málaga están separados por 2.707 kilómetros y el tiempo estimado del vuelo es de 03:52 horas, que puede variar debido a la meteorología o a las rutas aéreas.
A mi lado, junto a la ventanilla, tenía a Pepe García que se brindó para hacer varias fotos, las de despegue y varias a lo largo del vuelo. Íbamos comentando los lugares que intuíamos que pasábamos: Córcega, Italia, la costa mediterránea española, las sierras de Málaga y al fin, la costa malagueña y el aeropuerto de Málaga lugar de finalización de nuestro viaje. El aterrizaje (9:54 h) fue celebrado con los clásicos aplausos al piloto.
Llegada al aeropuerto de Málaga
El primer contacto con la atmósfera malagueña era calurosa. No había cambiado nada en estos días de ausencia, era el ya habitual en esta época del año.
De nuevo los trámites de aduana, policía, recogida de maletas y las despedidas, ya que unos quedaban en Málaga: Lucía, Paco, Juan de Dios, Isabel, Jesús, Lola y las dos guías de Alventus, Ana y Violeta. El resto, bajamos a la zona de autobuses (10:40 h) donde nos esperaba Juan Luis, el conductor del autobús de la empresa Domínguez SL, que nos llevaría a Estepona.
A lo largo del recorrido fuimos dejando a, Isabel y María Sierra, en Marbella; a María, al llegar a la plaza del “Pirulí” de Marbella; a Violeta, en la parada del río Guadalmina y a Margaret, en la del río Padrón. El resto, en el Bar Estadio de Estepona.
Acabaron unos días que recordaremos: vivencias, contactos con los compañeros y el recuerdo de los paisajes de un bello país con unas gentes muy educadas y unos bonitos lugares, como los compañeros comentan en las crónicas que preceden a esta última, con la que doy fin a diez días estupendos.
No olvidaremos, Transilvania, los Cárpatos, un país de bellos paisajes, de bosques, valles y colinas, ciudades medievales como Sighisoara o la industrial Sibiu, importante centro económico y cultural, o las iglesias y monasterios ortodoxos, las comidas…
Ahora, a programar la del próximo año, ¿Madeira, Los Pirineos, Galicia, Asturias, Cantabria…?.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
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