CRÓNICA: MIGUEL ALONSO
De Estepona partimos pasada las 10 de la mañana un grupo de 5 compañeros (Luisa Cañizo, José Luis Gil, José Luis Jiménez, Paula López y Miguel Alonso) hacia Benahavís por la Autovía del Mediterráne A-7 desviándonos, a los pocos kilómetros, en el kilómetro 168,5 (salida a Benahavís). Al llegar a la rotonda de Repsol, continuamos por la segunda salida, la carretera A-7175, que nos llevó a la primera zona de aparcamiento junto a la carretera para dejar los coches y comenzar el recorrido.
Repetimos esta ruta, que efectuamos el pasado sábado día 4 de julio, ya que algunos compañeros no pudieron realizarla por encontrarse de senderismo en Rumanía.
En este lugar se nos unieron Luis Clemente, José Antonio Quirós, Marta Quirós, Marisa y Rafael Dávila y Marina Zurita, formando un grupo de once compañeras/os.
Desde el aparcamiento, comenzamos el recorrido (10:45 h) por un puente de madera (inaugurado en octubre del año pasado 2014), que salva el río y termina en la ladera de enfrente. Desde este punto continuamos a la izquierda siguiendo por el cauce de una antigua acequia, a unos 40 metros por encima del nivel del río, que viene del pueblo y que lleva el agua para riego de los campos de golf cercanos a la costa.
Caminando por la acequia del Guadalmina
Caminando por la acequia del Guadalmina
Comenzamos un recorrido relajado, protegidos de los rayos solares por unos túneles de abundante y variada vegetación que flanqueaban la acequia. Íbamos disfrutando de una perspectiva diferente a la de las angosturas, que ahora recorríamos a media altura por la vertiente oriental, pasando por un pequeño acueducto, que salvaba el arroyo del Coscojar, y que usamos como puente. A nuestra izquierda, asomaba el cerro de Montemayor y al frente, cada vez mas cerca, el pueblo de Benahavís.
Al fin llegamos a punto donde una carretera de acceso a una finca bajaba de nuestra derecha y que en unos pasos nos acercó a la carretera de Benahavís. Desde este lugar bajamos unos 500 metros de carretera por un acerado que nos condujo a las escalinata por la que accedimos a la “Charca de las Mozas” de unos cinco metros de profundidad.
El recorrido fluvial
De 28 kilómetros de longitud, el Guadalmina nace en la Sierra Bermeja, en el término municipal de Igualeja, pero el agua permanente se encuentra más abajo, en el municipio de Benahavís, de donde surge por los acuíferos kársticos formando un paraje denominado "Las Angosturas". Desemboca en el municipio de Marbella junto a San Pedro de Alcántara; sirviendo de separación entre los términos municipales de Estepona y Marbella. El río queda encajonado en un corto desfiladero, “Las Angosturas del río”, de unos dos kilómetros de longitud, originando diferentes charcas y pozas rodeadas de paredes rocosas al pie de espectaculares tajos.
A partir de este lugar comenzamos el recorrido por el río, en el sentido de la corriente, iniciando el primer contacto con el agua bajando por un tobogán natural formado por la erosión del agua sobre las rocas. Después de esta primera poza, continuamos por una zona del río muy pedregosa. Este tramo tuvimos que recorrerlo con cuidado ya que presentaba una cierta dificultad debida al verdín acumulado en las piedras que las hacían resbaladizas.
Las siguientes pozas las pasamos con el agua a la altura de la cintura. Poco a poco, nos fuimos adaptando a la temperatura del agua, comprobando que los tramos más fáciles eran los que hacíamos nadando o dejándonos llevar por la corriente del agua.
Según avanzábamos, el río se iba encajonando, cada vez más, a través de las paredes rocosas que albergaban gran cantidad de plantas rupícolas, llegando a una estrecha garganta o cahorro, cuyas paredes se podían tocar con los brazos estirados. Las pozas empezaban a tener mayor profundidad, obligándonos a nadar entre las paredes verticales donde era difícil encontrar puntos de agarre.
Como el recorrido sabíamos que era corto, no teníamos prisa, íbamos disfrutando tranquilamente. Según avanzábamos, entramos en una zona donde casi no se veía el sol y la luz se colaba por las rendijas de la parte alta, entre las rocas, creando un bello espectáculo. A ambos lados, las rocas estaban cubiertas por unos pequeños helechos y musgos cuyo verde daba un fresco muy agradable.
Paso por los sifones
Llegamos a una de las zonas más interesantes del recorrido, una especie de túnel o cueva donde en épocas de lluvias se puede formar un sifón.
Durante varios metros de recorrido tuvimos que nadar por un pasillo entre las rocas, donde el agua tenía bastante profundidad y por ende más fría. Las paredes no ofrecían puntos donde agarrarse, era la zona conocida como el “Primer sifón”. Si mirábamos hacia arriba veíamos la formación de estalactitas.
Más adelante, llegamos a un tramo subterráneo, el llamado “Segundo sifón”, donde una cuerda permitía subir a una roca para desde ella saltar al agua. Al fin, la luz del sol comenzó a colarse por las grietas de este túnel, tan espectacular, saliendo al final a una zona más abierta, donde de nuevo vimos los deslumbrante rayos solares, continuando por tramos de poca profundidad.
Al cabo de dos horas de recorrido llegamos a una pequeña presa que tuvimos que bajar agarrados a una cuerda con nudos y con la ayuda de unos alemanes que iban con sus hijos pequeños.
Todavía nos quedaba un tramo de pozas, de bastante profundidad, donde tuvimos que nadar unos diez minutos, llegando a la zona donde se abría el cauce y se acaban las angosturas, justo bajo el nuevo puente de madera (15:50 h).
Finalmente salimos del río por nuestra derecha, para alcanzar la carretera y, en unos minutos, llegar al aparcamiento donde dejamos los coches. Allí se despidieron Luis Clemente y la familia Quirós (José Antonio, su hija Marta, Marisa y su hermano Rafael Dávila y su cuñada Marina Zurita)
Comida en la piscina municipal de Benahavís
Comida en la piscina municipal de Benahavís
Una vez en el coche (Luisa, Paula, José Luis Gil, José Luis Jiménez y Miguel Alonso) nos trasladamos a la Piscina Municipal (16:15 h) donde comimos opíparamente: arroz a la paella de marisco y un plato de patatas con huevos fritos y un filetito de cerdo y por supuesto unas cervezas. Finalmente unos cafelitos y un chupito de orujo para digerir. Pasamos un buen rato entre charlas y baños en la piscina.
Chupitos en La Gamba
De la piscina partimos para Estepona y finalmente decidimos continuar la jornada en el Restaurante La Gamba (20:30 h), en el Paseo Marítimo, cerca de Carrefour, donde se nos unieron Pilar Cañizo y su hija para tomarnos los clásicos mojitos con los que solemos rematar las rutas veraniegas.
Finalmente dimos por finalizada una bella y emocionante jornada, regresando posteriormente a nuestras casas.
VERSIÓN IMPRIMIBLE EN FORMATO PDF
SITUACIÓN DEL BAR ESTADIO PUNTO DE ENCUENTRO EN ESTEPONA
MAPA DEL RECORRIDO POR CARRETERA A BENAHAVÍS
Parte del grupo después de la excursión tomando unos mojitos en el Restaurante La Gamba en el paseo Marítimo de Estepona. De izquierda a derecha; José Luis Gil, Paula López, Luisa Cañizo, Miguel Alonso y José Luis Jiménez. Faltan: Marisa Dávila, Marta Quirós, José Antonio Quirós, Rafael Dávila y Marina Zurita.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
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